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Con cada paso más olvidaba el tiempo que pasaba, no distinguía las horas de los segundos... y tampoco recordaba hace cuánto su búqueda había empezado, debían haber pasado unos días ya.
Le frustaba recordar que, incluso después de tanto tiempo, seguía dando vueltas en circulos sobre las mismas pistas sin parar en nada nuevo.

<<Buscar debajo de las pistas>>

Todavía se repetía las palabras de Francia a modo de bucle en la cabeza, parecían tan tontas y sinsentido, pero no podía quitarse del cuerpo la sensación de que guardaban algo importante... algo que todavía no podía comprender.

Daba vueltas por la casa, había investigado cada zona del interior hasta los más pequeños rincones, curiosamente UK llevaba varios días sin presentarse por el lugar, así que la última idea que le quedaba era buscar por fuera, quien sabe, quizá algo encontraría... o al menos un poco de aire fresco podía ayudarlo a aclararle la mente y darle ideas nuevas.

Suspiró cansado paseando por el patio, la hierva no había sido cortada en bastate tiempo, así que llegaba a hacerle cosquillas en las piernas.
Respiró profundamente, le picaban los ojos por el cansancio cada vez que parpadeaba y no dejaba de bostezar, la verdad era que cada noche dormía menos en su desesperación por saber algo.

Mientras rebuznaba irritado se distrajo lo suficiente como para golpear su pie en un trozo de metal y casi caer por el impacto, se quedó sin aire en un quejido mientras tomaba su pierna adolorido, dándole al objeto una mirada de odio como si fuera culpa suya y no de él mismo por no prestar atención a dónde caminaba.
Notó entonces el cobertizo de su casa, dos puertas de metal pegadas a la pared, donde normalmente guardaban las herramientas de jardín y algún que otro detalle, como pelotas con las que solían jugar o decoraciones de cumpleaños que nunca llegaron a tirar.
No supo si fue su desespero por nuevas pistas o el cansancio, pero por primera vez le pareció extraño que llevara candado... al ser paises se habían instalado a proposito en una aldea tranquila y callada, un poco menos de cien habitantes, todos se conocían entre todos y el crimen era básicamente inexistente ¿Para qué tener candados?

En un cosquilleo de determinación corrió hacia su casa otra vez, si podía abrir ese candado, entonces quizá ese sería por fin un paso en la dirección correcta.

Entró de un portazo, pero se detuvo al instante cuando vio a Chile sobresaltarse por el ruido y mirarlo con los ojos bien abiertos.

- Oh... Lo lamento - Se disculpó avergonzado, sonriendo nervioso

El ninfo, que se sentaba al lado de una mesita pequeña, negó con la cabeza tranquilamente.

- No hay problema - Le aseguró con su típico tono neutro

Se acercó al latino, fijándose curiosamente en la manera en la que este miraba a un túlipan rosado en una masetita sobre la mesa, se veía confundido.

- ¿Qué haces? - Preguntó al ninfo mientras se sacaba la bufanda, el frío del otoño ya empezaba a ser cada vez más notorio

- Esta es una flor extraña... - Murmuró el tricolor con disgusto - No dice una palabra... -

- Oh, es que es de plastico - Le explicó Canadá, reteniendo una risa tierna

- ¿De qué? - El chileno lo miró extrañado

- Falsa, no es una flor real - Dijo, esta vez en terminos que el sureño pudiera entender

- ... ¿Quién tendría una flor falsa? - Chile se levantó casi insignado con esa nueva información

- Bueno... por decoración, porque es bonita - Se encogió de hombros, sonriendo sin darle mucha importancia

- No... es fea, y se nota que es falsa desde lejos - El chileno negó con la cabeza, cruzándose de brazos con el tono de un abuelo enojado porque las cosas no eran como él recordaba

Los ninfos (CanArg)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant