Capítulo 24: Aquello que te hará más fuerte.

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—Ange-chan, nuevamente estás aquí— Sakurako sonrió, sentándose sobre la cama mientras veía a la ojiazul llegar.

—Si— Tomo asiento a su lado-Me adelante de las clases del dojo.

—Ya veo... ¿Manjiro y Emma vendrán?

—Ajá— Miro hacia la ventana, entrecerrando los ojos.

—¿Sucede algo?-La pelinegra le sonrió y Ángela la observo.

—Mi madre me ha llamado, quieren visitarme para el próximo mes.

—¿Tiene algo de malo?-Sakurako toco el espacio entre ella y la cama, diciéndole que se sentara a su lado.

Ángela aceptó, sentándose con cuidado a su lado.

Sakurako la envolvió en sus brazos, acariciando su brazo, dejando que la ojiazul se relajara, decidiéndose si le contaba o no.

Limpio las lágrimas con el dorso de su mano, teniendo todo su brazo vendado y algunos parches en su rostro.

Su cabello blanco caía desordenado, colocándolo detrás de su oreja, mirando las luces de la ciudad desde la azotea del hospital.

Había pasado solo dos días de aquel fatídico momento que había vivido.

Ran estaba de alta, en su casa, ya que ella lo había obligado a irse y Shinichiro aún reposaba en el hospital, bajo la cuidadosa vigilancia de Manjiro y Wakasa.

—Espero que solo estés tomando el fresco.

La voz sombría de Manjiro la hizo girarse, dirigiéndole una mirada seria.

No quería ver a nadie, menos a Manjiro.

“Es tu culpa que Shinichiro este así... si hubieras sido honesta y no una mentirosa... nada de esto…"

Wakasa lo había callado, dándole un golpe al hermano menor de Shinichiro.

Ángela solo había escuchado aquellas palabras, sintiéndolas profundamente en su corazón.

—Vete— Volvió su vista al frente, apretando la bata que traía encima.

—Debemos hablar— Mikey se acercó a ella, colgando sus pies también.

—No quiero, dijiste lo que pensabas y sentías, no hay nada de que hablar— Abrazo sus piernas, apoyando su mentón en ellas.

—No siempre lo que uno dice es lo que siente.

—No quiero hablar contigo— Repitió— Tampoco volveré a Shibuya con ustedes.

—Ángela lo siento… Shinichiro al igual que tú— Mikey trato de explicar, siendo devorado por aquella profunda mirada azul, seria, distante y que en cualquier momento parecía que se quebraría— Tuve miedo de perderlos...

—Y yo a ustedes, por eso no fui honesta.

Un silencio aterrador se formó entre ambos, sintiéndose ambas miradas de forma pesada, con mucho que decirse, pero poco para enfrentar, finalmente Ángela se puso de pie, caminando en dirección hacia la puerta, pero Mikey la detuvo, sosteniendo su brazo con cuidado.

—Ángela, perdón.

—Está bien.

Se soltó y sin mirarlo, cruzo aquella puerta, buscando volver a su habitación.

Miro a Rindou dormir pacíficamente sobre la cama de hospital.

Había logrado que Ran se fuera, pero sacar a Rindou era un desafío.

"Lo elegí" Where stories live. Discover now