𝐹𝑎𝑙𝑙𝑖𝑛𝑔 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 || Meredith Grey × Reader [ᵍʳᵉʸ'ˢ ᵃⁿᵃᵗᵒᵐʸ]

XXXVI

__________ Watson

—¿Estás bien?—pregunto—¿Te duele algo?

Y nuevamente había un nudo en mi garganta, pero a la vez satisfacción al saber que no había perdido la vista.

—Dime algo—hablo otra vez.

Y ahora en mi mente cruzaban miles de pregunta por hacer, miles de cosas por decir, pero me decidí por decir:

—¿Por qué?—dije con la voz quebrada—¿Por qué me haces esto, Meredith?

—Todo esto está fuera de contexto. Yo tampoco sé qué fue lo que pasó—dijo y camino hacia mí.

Me quite de donde estaba. Ahora lo que menos quería y necesitaba era que ella estuviera cerca de mí o que me tocará.

—¿No sabes qué fue lo que pasó? ¿Quieres que te refresque la memoria? Bien, lo haré. Hace un par de horas en el Seattle Grace Hospital, Nathan Riggs y tú, Meredith Grey se comprometieron. Después de tanto tiempo por fin se casarán. Palabras dichas por él.

—No, yo no me...

—¡No me mientas! ¡Yo estuve ahí! Escuché como grito que le habías dicho que sí, él mismo me lo dijo en la cara. ¡Estás comprometida!

—¡Bien, sí lo estoy! Pero no son por los motivos que tú crees, __________.

—¿Ah no? ¿Entonces cuáles son? No, sabes qué, mejor no me digas. Solo voy a malgastar mi tiempo escuchando escusas.

—No son escusas, __________, es la verdad. Por favor escúchame.

—Ya te dije que no escucharé tus escusas—conteste.

Y de pronto algo realmente interesante vino a mí mente.

—No quiero escuchar tus escusas y tampoco tienes que darmelas, al final de cuentas tu y yo nunca fuimos nada. Nunca llegamos a algo real, solo nos dejamos llevar.

«Solo nos dejamos llevar» Aunque lo haya dicho yo, eso rompió más mi corazón.

—Claro que fuimos algo. ¡Claro que somos algo, __________!

—Sí, sí somos algo. Yo soy la mujer de la que te burlaste y rompiste el corazón, y tú eres la mujer que solo jugó conmigo. ¿Quieres agregar otra cosa?

—Yo no jugué con tus sentimientos. Yo no estoy jugando con tus sentimientos porque si lo hago es como si también jugará con los míos.

Yo queriéndome ver imponente, de carácter fuerte y valiente, y lo estropeo poniendome a llorar.

Debería de gana un premio por todas las veces que ya he llorado. Si sigo así voy a quedar seca de tanto llorar.

—¡Esa es una maldita mentira, Meredith!—le grité—¡Es qué por qué maldita sea me mentiste!

Ella camino para quedar más cerca de mí.

—Yo no te mentí—hablo con la voz algo rota—. He hecho demasiadas cosas en mi vida, pero definitivamente desde que te conocí no te he mentido.
»Cada palabra, cada cosa que he hecho contigo y cada suspiro que he dado por ti no son una mentira. Todo contigo ha salido de mi corazón. ¡Dime cómo eso sería una maldita mentira! ¡Dime!«