-Mueve.-le digo a Thiago cuando es su turno de mover en el tablero.

Ya voy vamos jugando cuatro partidas seguidas solo para matar el tiempo, es un deporte que ambos compartimos, he perfeccionado la técnica pero el también mejora con los años.

De vez en cuando me dejo ganar para hacerlos creer que son buenos, pero es que ya me aburre ganar todo el tiempo. Cree que estamos en una lucha contante pero nada más lejos de la realidad.

Cada uno se esfuerza por demostrar que tan bueno es en este deporte de inteligencia, para esto se necesitas un cerebro ágil buscando mover cada ficha con precisión, pero sobre todo con determinación porque ficha tocada es ficha movida.

Mueve su torre hacia adelante en línea recta.

-Tu turno.-levanta las cejas incitándome a realizar el siguiente movimiento.

Miro todas las fichas que me quedan.

Juego con mi arfil.

-Te toca.-hablo, mueve la torre que no ha tocado hasta ahora y la junta con el rey.

-Enroque.-sonríe.

Un pequeño descuido puede implicar una derrota en este juego mental.

Sonrió arrogante cuando muevo mi reina.

-Jaque mate.-tumbo la pieza de su rey votándola fuera del tablero.

-Hijo de puta.-aunque me joda debo aceptar que es buen perdedor.

Suele pagar puntual sus deudas, pero ahora estamos jugando sin apuesta de por medio.

-¿Otra?-pregunto.

-Primero un trago para asimilar la derrota.

Llena todos los vasos de whisky que hay sobre la pequeña mesa de centro que tenemos en el jardín y cada uno empina su trago como si ellos lo pagaran.

Con la mirada busco a mi hija que anda con la pala del jardinero por toda la casa, ha hecho huecos en el jardín porque resulta que ahora es una abeja campesina, yo pienso que es un abejorro campesino pero no se lo he dicho.

Alzo mi vaso de whisky sin dejar de mirarla parlotear con el león que la sigue de un lado a otro.

Se gira y desvió la mirada de inmediato, pero ya es tarde porque se ha dado cuenta de que la estaba observando.

Escucho pasos acercarse a toda velocidad.

-Te vi.-dice lanzándose sobre mí.-Me estabas mirando.

Mancha mi ropa impecable con tierra y barro.

-No te estaba mirando.-me hago el loco.

-¡Mentiroso!-se enfada.-¡Yo te vi!

-¡No se dé que mierda hablas!-se pone roja de la rabia.

Mira a Thiago.

-¡Tío!-lo asusta con el grito que suelta.-¿Me estaba mirando o no me estaba mirando?-esta niña está loca.

-No lo sé, abeja. No lo estoy mirando todo el tiempo.-ella rueda los ojos e intenta con otro.

-Tío Franco, me está mirando, ¿A que si?

-Si te estaba mirando.-admite el otro ladeando el rostro divertido.

-¡Vez, papá!-me toma por el rostro.-Si me estabas mirando.-hace un puchero.

Para manipularme es la primera, esta hija de puta aprende rápido de las estrategias bajas que usa su madre para hacer conmigo lo que quiera.

-Solo te mire un momento.-reconozco antes de que llore.

DINASTÍAWhere stories live. Discover now