VI. La sangre que recorre las raíces de nuestro corazón

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Raíces
Tal vez los troncos algún día se separen, tristemente,
Es una ley de la vida cuando ya no hay algún tipo de conexión,
ni sentimientos de por medio;
Mira y entra en razón de lo que el forzamiento ha causado,
nuestras vidas han seguido patrones destructivos;
Mira al sol, ya no alumbra más nuestro hogar,
el agua ya no era la fuente principal de vida,
siempre se trató  de nuestras raíces.
Quizá es por eso que se quedaron los complejos
 sobre encontrar el amor;
no hay un futuro seguro para la unión de las almas
 en estas generaciones.

Lastimosamente después de todo el daño
 nuestra naturaleza es inherente,
y, por más que cortemos nuestras raíces,
no se puede apagar la energía que recorre por nuestros lazos;
Tal vez el corazón de mamá es lo que mantiene nuestra unión 
y nos sentimos obligados a permanecer en el entorno dañino.
Ha sido un camino difícil, lo sé;
y aunque las ramas se caigan a trozos, aún podemos sanar,
hasta entonces no pidas que permanezca más aquí.


Acepto que te he dañado, pero quita las hojas de tu rostro,
aquellas que no te dejan ver el despojo que hemos causado;
Perdón por eso, te entrego mi corazón, sinceramente te amo,
sinceramente también te he llegado a odiar, es algo que te reprocho.
Espero que cuando los troncos se sequen y mueran,
 podremos caer en la tierra, plantarnos en ella, volver a crecer,
y esta vez nuestras raíces formen nuestro legado;
Sólo espero que nuestro hábitat nunca muera.


Gaviota
¿Recuerdas lo bonito de la vida, madre?,
Sigue mirando ese panorama y ese paisaje,
con tu luz interna en el que eres parte de él;
Siempre admiré tu fortaleza y, sé,
  que si alguna vez yo  fui capaz, fue por ti.

No fue suficiente el peso de una gran roca
  en tu espalda para derrumbarte;
 Quizá fue hasta la quinta en la que apenas tambaleaste,
Pero aun así eso te mantuvo firme y,
 En momentos de susceptibilidad,
 En los que te creíste un candelabro en el viento,
Fuiste mi gran torbellino de carácter admirable.

Tómame con tus brazos querida madre,
Acaricia mi cabello con las yemas de tus dedos,
Hazlas deslizar mientras me calmas con tu voz
 y dices algunas palabras motivadoras;
Canta esa dulce canción, aún me siento como un niño,
Aún tengo este miedo inevitable, quizá de perderte,
 o de perderme a mí mismo;
Calma este llanto como sólo tú lo sabes hacer;
Siempre mi faro en la ciudad
y mi isla protectora de una marea salvaje,
Lo aprendiste bien de la abuela.

Madre hermosa, tu persona agotada y a veces
 llena de sombras,
 Jamás fue suficiente para derrumbar el carácter
 de tu inefable persona;
Grítame esas palabras de dureza,
 dame una sacudida, desvanece esta negatividad
y lléname de tu pureza querida nefelibata.

Yo con Dios agradecido de la gloria
que se me permitió tener a tu lado,
Quizá es la razón por la que no pienso
 en un paraíso después de esta vida;
Todo lo bello de la vida lo he vivido a tu lado,
 mi preciosa mujer de luz.

Extiende tus alas querida gaviota,
siente la divinidad de Dios en tu corazón;
Tú, gran orgullo del creador, nunca temas al cielo negro,
Perpetúa tu luz en él y siente la energía en tu corazón,
 el mañana será el ocaso en tus ojos.

La guía de mi sendero
Aún necesito un abrazo tuyo madre,
me veo en la necesidad de escuchar tus palabras;
Lo más simbólico y auténtico siempre has sido tú,
mi lenguaje favorito del amor, mi beldad.
Ahora que no sé a dónde voy
 y siento sin ningún rumbo mi orientación,
Necesito escucharte, saber que todo va a estar bien.

Te siento madre, siento la calidez de tus brazos,
aún me siento desprotegido, cuando no estás a mi lado.
Lo diste todo para no quebrantarnos,
lo haces y lo sigues dando;
Siempre tan valiente aun tratándose de papá lo diste todo
y aunque tu desgaste es evidente,
Jamás te detuviste por mantenerme en salvación.

Hoy te necesito, ven madre, camina a mi lado,
acompáñame en este sendero;
Extraño mi hogar y todo lo que dejé atrás,
aun estando en resiliencia.
Tal vez cuando las cosas mejoren,
miraré al cielo arrebolado y reiré por todo el dolor;
Contemplaré el horizonte de los recuerdos,
la hermosa arquitectura de tu existencia.

Si algún día te vas, madre mía,
Viviré esta vida con los bellos momentos
que habitan en recuerdos,
moriré con ellos, dirigiéndome al camino de la gloria.


El lazo de la vida y el tiempoWhere stories live. Discover now