Capítulo 4. Conexiones (Sasusaku-Naruhina-Saiino-Nejitten-Shikatema-Suikarin)

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Dormir. La actividad favorita de muchos seres humanos. La única actividad que realmente le gustaba a Shikamaru, quien se hallaba reposando plácidamente en el sofá antes de ser interrumpido por un insistente y repetitivo sonido. El timbre.

El chico lanzó una maldición y se forzó a levantarse para abrir la puerta y toparse con una invitada inesperada. Una rubia cuyos ojos verdes parecían desafiarlo en cada momento.

—Temari... ¿Qué haces aquí?

—Saludar con un "Hola" no se considera delito, ¿sabías?

—Responderme tampoco.

—Bien, señor respuestas. No sé si lo sabes, pero tu compañera de piso tiene que hacer un trabajo conmigo.

—Así que Ino y tú vais juntas, ¿eh?—Sonrió.

Sin darle explicación alguna, Shikamaru tomó su mano y la arrastró hasta el salón.

"Este chico no conoce el miedo en lo absoluto", pensó ella, ya que ningún otro chico, a excepción de sus hermanos, se hubiese atrevido a tocar uno solo de sus cabellos sin su permiso.

Él la soltó apenas llegaron a la sala. Su rostro buscaba la mejor expresión de aperentar tranquilidad porque, realmente, estaba un poco asustado.

—Tu querida compañera me ha robado a mi compañero. Hace dos horas que están hablando en la cocina—se quejó él.

Temari se sentó en el sofá.

—Así que le harás lo mismo—él se acostó junto a ella—¡Hey, hey, hey! ¿Qué haces?

—¿Qué no ves? Voy a descansar.

"No te acuestes tan despreocupadamente, idiota".

—Siéntate—ordenó.

—Nah.

—Tú te lo has buscado.

El sonido de unas carcajadas comenzó a escucharse entre las paredes de la sala y parecía que no iban a tener fin.

—¡Para, para, por favor, detente!—Exclamó mientras reía.

—¿Te vas a levantar?

—Sí, solo déjame...—dijo riendo, sin poder apenas respirar.

—¿Dejarte hacer qué?

—Res...pirar.

—Ok—aceptó levantando las manos como persona inocente que no ha cometido ningún crimen.

Y él se levantó, cumpliendo su promesa.

—Estás loca—soltó con una sonrisa divertida, cosa que a ella le agradó—. Creo que debí recordar que tienes experiencia molestando a tus hermanos.

La sonrisa burlona en el rostro de la rubia se desvaneció por un momento dejando ver una expresión incrédula. "Él me estaba escuchando cuando me presenté", pensó.

Temari desvió la mirada y sus ojos verdes recorrieron la habitación, topándose con un tableto de ajedrez que yacía sobre una de las tantas estanterías del lugar.

Sentimientos OcultosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon