Su cuerpo musculoso y desarrollado es una tentación que enloquecería a cualquier mujer.
Cuando le digo que ya es suficiente nos deja sobre el suelo.
Comemos un poco de ensalada de frutas mientras esperamos a que este el almuerzo.
Me acerco a acomodarle las hebras negras que caen por su frente.
-Mi hermosura te tiene derretida.-me provoca.
-Dímelo tú que siempre estas babeando por mí.
-No babeo por ti.-se pone serio.
-Oh, claro que sí, cariño.
-Yo no babeo por nadie.-palmea mi culo.
-Por mi sí que lo haces.
-Sigue creyendo eso, Riccardi.-camino en dirección a la butaca, pongo mi culo en pompa mientras sujeto la toalla entre mis manos. Regreso a mirarlo por encima de mi hombro y ahí está, mordiéndose el labio inferior.
Suelto una carcajada.
-¿Y así eres tan cara dura de decir que no babeas por mí?-lo encaro.
-Madura.-entorna los ojos.
-Idiota.
-Pero si tienes un culo precioso.-se relame los labios.-¿Ya te lo había dicho antes?
-Todos los días, cariño.
Aprovecha cada momento que tiene para palmearlo o magrearlo, su mano está marcada en mi piel.
Se lanza a la piscina cuando mis hijos vienen a acostarse conmigo en la butaca familiar que tenemos.
Cada uno se acuesta a cada lado de mi cuerpo, Damiano está a mi lado derecho y Bianca a mi lado izquierdo. Colocan sus cabezas sobre mi pecho mientras miramos a su padre nadar de un extremo a otro.
Ellos son los primeros en dormirse y por más que trato de no seguirles la corriente, no puedo evitarlo y caigo rendida a un sueño que resulta bastante reparador para mi cuerpo.
Los dos pequeños que tengo durmiendo sobre mi cuerpo se remueven y solo entonces abro los ojos para ver qué pasa.
Cosas que he aprendido a hacer desde que soy madre, dejar a un lado mi sueño para atenderlos y estar junto a ellos.
Máximo tiene una toalla colgando en el cuello y se hecha a mi lado.
Ha levantado a sus hijos para que le den un espacio a mi lado.
Este hombre no deja su egoísmo y siempre que puede, deja claro que es mi dueño y único propietario.
Pasa su brazo por debajo de mi cabeza para pegarme a él.
-Ya está el almuerzo.-me informa, dejando un beso en mi coronilla.
-Mmm.-me quejo.-No quiero levantarme.
Rodeo su cuerpo con mi brazo abrazándome a él.
Los niños que han sido despojados de mi lado ya se fueron a jugar con los juguetes que tienen regados por el pasto.
-Que coman solos entonces.
Cierro mis parpados resignada a la idea de levantarme.
-Mejor vamos a comer.
-Mejor nos quedamos aquí.-se pone más cómodo.
Suelto una carcajada.
-¡Mocosos!.-les grita para que le presten atención.-¡Vayan a comer!
Se miran entre ellos.
-¿Ustedes no vienes?-pregunta mi hijo.
-Estamos ocupados, hijo.-le explica su padre cerrando los ojos.
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DINASTÍA
Teen Fiction«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi la reina de la mafia Italiana unieron sus vidas para siempre creando una dinastía digna de su legado. Una historia llena de pasión, sangre y...
Capítulo 3
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