📍Prologo

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Eramos un poco disfuncionales, pero creo que así era como más nos gustaba.

Estuvimos juntos durante seis años, lo que era mucho más de lo que las de lo que duraron la mayoría de las relaciones de la secundaria. Todo iba constantemente arriba y abajo, como si estuviéramos atrapados en una montaña rusa y no podíamos bajar. Todo iría bien unos pocos meses y de repente todo se vendría abajo. Yo le diría que él estaba absolutamente jodidamente loco y él me llamaría una perra sobre-emocional, pero ni siquiera me importaba.

Christopher gritaba y me hubiera gustado tirarle cosas y al final no sería tan difícil darnos cuenta de lo equivocados que estábamos y llorar por eso.

Pero yo no quería cambiarlo por nada. Christopher era todo para mí, yo lo amaba más que a nadie que había conocido jamás. El siempre me decía que yo era todo su mundo y yo le creí. Nos peleabamos y luego dos horas más tarde ya estaríamos de vuelta en los brazos del otro, llorando sobre cuanto lo sentíamos.

Honestamente pensé que iba a ser así para siempre, pero estaba equivocada.

Una noche, a finales de Abril cambió todo. Él había hecho algunos comentarios sobre que nosotros no teníamos suficiente dinero y lo culpé por no tener un trabajo lo suficientemente bueno. Los gritos no pararon, las lágrimas nunca vinieron, y Christopher y yo continuamos discutiendo en la mañana.

Christopher empacó sus cosas y se fue, dijo que él no necesitaba más esto y que las cosas no estaban funcionando para nosotros. Yo le dije que no estaba feliz con nuestra relación de todos modos, así que estaba bien. Estuvo de acuerdo y eso fue lo último que supe de él. Yo no lo detuve, porque me sentía de la misma manera.

No pensé que pudieramos resolver esto. Pensé que era una buena opción para Christopher que se fuera y yo no quería volver a verlo. Yo sabía que sin importar lo que hicieramos, siempre ibamos a correr en circulos como ahora, y no quería eso. Me sentí así por mucho tiempo, hasta hace muy poco.

Empecé a perder la sensación de los brazos de Christopher envueltos a mi alrededor en la noche, y me perdí despertar en la mañana con el sonido de él tocando su música demasiado alto, mientras se preparaba para el trabajo. Me perdí que me llamara durante el día para decirme lo mucho que me amaba, y me perdí la forma en que nos ibamos a acostar en el sofá durante horas cada noche viendo películas antiguas. Quería tenerlo de vuelta, pero no había nada que pudiera hacer.

Christopher se fue hace 8 meses y no había sabido nada de él desde entonces. Nunca llamó para ver como estaba, nunca regreso a nuestro apartamento para recoger el resto de cosas que dejó atrás. No sabía si se había ido de la cuidad o si todabía estaba en algún lugar cercano. Era como si Christopher hubiera desaparecido completamente de la faz de la tierra, y yo estaba lamentando no ir tras él cuando tuve la oportunidad.

Salí de mi apartamento temprano en la mañana ese sábado para ir a buscar café y recoger algunas cosas de la tienda. Recogí el correo también, y la unica cosa cosa allí además de un montón de billetes era una carta en un sobre blanco con mi nombre en él, sin remitente.

Tomé el elevador hasta el cuarto piso, donde estaba mi apartamento, y miré mi teléfono mientras caminaba por el pasillo. Si la persona que estaba afuera de mi puerta no hubiera tosido y sacado de mi trance, no lo hubiera notado en absoluto.

— ¿Christopher? – finalmente susurré, mirándolo. El estaba de pie fuera de mi puerta, con las manos en los bolsillos, como si hubiera estado esperando por mi.

— Murphy, hola. – Christopher me sonrió.

Tragué saliva al escuchar el sonido de su voz. Hacía tanto tiempo que ni siquiera lo había visto, no estaba segura de como se suponía que debía reaccionar. Pensé que había perdido a Christopher para siempre, pero aquí estaba él, de pie frente a mi y yo ni siquiera podía hablar.

7:15  || C.V.&TÚWhere stories live. Discover now