Capítulo 41

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Cami

Abrir los ojos fue doloroso, me costó unos segundos orientarme y darme cuenta que me encontraba en mi habitación y no en el hospital.

— ¿Daniel?

Estiré mi mano para despertarlo pero solo sentí la suavidad de su piel, todo lo que veía a mi alrededor era oscuridad y aun así me senté cuidadosamente cuando las pulsaciones en mi cabeza y las arcadas comenzaron a ser muy intensas.

—Daniel, despierta. —sacudí su brazo, reaccionó al segundo siguiente encendiendo la lampara que se encontraba en la mesita de noche.

— ¿Esta todo bien? —me miró de arriba abajo, sus ojos estaban alerta y tocó mi brazo enyesado. — ¿Te lastime mientras dormía?

—Voy a vomitar...

Se levantó de la cama tan rápido como pudo para ayudarme a llegar al baño y como no podía arrodillarme tuve que ingeniar la manera de medio sentarme en el suelo para estar a la altura del retrete y devolver todo mientras Daniel me sujetaba el cabello.

—El doctor dijo que el vómito podría pasar, es normal. —me explicó mientras acariciaba mi espalda con su mano libre.

— ¡Oh por dios! ¿Está todo bien?

Escuché la voz de mi hermana pero no pude girarme y comprobarlo, estaba demasiado ocupada devolviendo lo poco que conseguí comer en el hospital.

—Es por la contusión, estará bien. —repitió Daniel.

Unos segundos más tarde, cuando me sentí un poco mejor tiré de la cadena y Daniel me ayudó a levantarme para acercarme al lavamanos y limpiarme.

—Preparare algo de café para mantenernos despiertos. —avisó Carolina antes de irse.

— ¿Cómo te sientes? —me tomó por las mejillas cuidadosamente. — ¿Mejor?

—Siento pulsaciones aquí. —señalé mi cienes. —fuertes, duelen mucho.

—Espérame aquí, iré por las pastillas.

Se dio la vuelta y salió del cuarto de baño mientras yo sentía que estaba a punto de llorar y no por el dolor de cabeza si no por todo lo que estaba pasando en mi vida en este momento.

Quise gritar, golpear algo para deshacerme un poco de esta presión y dolor que estaba consumiéndome por dentro, pero apenas y podía moverme, mis mejillas se llenaron de lágrimas, no podía creer que mientras yo estaba aquí lamentándome mi madre estaba luchando por su vida y tal vez... no volvería, la sola idea de pensarlo causó que mi cuerpo temblara de terror.

Ya había perdido a mi padre cuando era pequeña y no podía imaginar que también me arrebataran a mi madre, ya era doloroso tener solo a uno de ellos que no tenia idea de donde Daniel sacaba la fuerza para seguir sin tener a ninguno de los dos.

—Lo encontré. —avisó antes de entrar y cuando me vio llorando sus cejas se hundieron en un claro gesto de preocupación. — ¿Qué pasa, amor?

Se arrodilló frente a mí ya que me encontraba sentada a un lado de la bañera y sin pensarlo lo rodeé con mis brazos, por supuesto me abrazo de vuelta inmediatamente aunque estaba segura que no tenia idea de lo que estaba pasando.

—Nena, me estoy asustando un poco... ¿estas bien?

—Te amo. —susurro.

Suspirò con alivio. Imaginé que debieron haber pasado cien escenarios distintos por su cabeza.

—Yo también lo hago, no me asustes así ¿vale?

Me aparte un poco para mirar su rostro, la preocupación no había abandonado sus ojos por completo pero esa pequeña sonrisa que me dedicaba me hizo sentir mejor.

¡Siempre Nuestro! (+18)Where stories live. Discover now