Capítulo 34

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Cami

Recordar mi pasado significaba revivir todas aquellas pesadillas de las cuales había tratado de huir por años. Trate de ocultarlas en lo más profundo de mi cerebro, mantenerla lo más lejos posibles pero regresaron cual bola demoledora derribando todos aquellos escudos que trate de levantar a su alrededor.

Cris había desaparecido luego de aquella noche, nadie había vuelto a verlo en el trabajo y eso solo aumento mi paranoia. Era obvio que solo había ido para amenazarme y ahora que estaba a punto de tomar un vuelo a casa esa sensación no desaparecía.

—Te amo, algodón de azúcar. —Daniel me rodeo con sus brazos y me atrajo a su pecho. —Llámame en cuanto aterrices ¿de acuerdo?

No quería soltarlo, no quería irme de su lado y mucho menos cuando todos esos escenarios aterradores me rondaban la cabeza.

—Si. —susurre recargando mi cabeza en su pecho. —Por favor, cuídate mucho.

— ¿Aun sigues pensando en ello?

—No puedo evitarlo. —suspire. —Solo promételo ¿vale?

Sentí sus labios sobre mi cabeza.

—Estaré bien, no te preocupes.

Asentí y me aleje cuando escuche que llamaron a todos los pasajeros.

—Disfruta tus vacaciones. —besó mi frente. —Nos vemos dentro de unos días.

Me obligue a sonreír, por suerte no lo notó así que me puse de puntillas para tomarlo de la camisa y pegar mis labios a los suyos, al instante me correspondió tomándome de la cintura y pegándome a su cuerpo, no disponía de tiempo para disfrutar de aquel ultimo beso, tenia que tomar un avión en los próximos minutos, pero mi corazón pedía un segundo más a su lado.

—Te amo. —susurre contra su boca. —Mucho.

—Yo también, bonita.

Me aparte tomando mi maleta y caminando hacia las escaleras eléctricas. No miré atrás porque sé que sentiré el peso de su ausencia. Unos minutos después de todo el trámite abordé el avión y me dejé caer en el asiento deseando que las horas pasaran rápidamente.

Justo al medio día, el avión aterrizó en el estado de Colorado causando que los pasajeros se levantaran de sus asientos a pesar de que no saldríamos en los próximos minutos.

Al asomarme por la ventana vi la nieve caer, algo que extrañaba de Denver era esto, ya que en Los Ángeles siempre hace calor y pocas veces puede disfrutarse de un clima como este. Una de las azafatas nos indicó que podíamos bajar y me apresure en tomar mi maleta, camine por el pequeño túnel hasta salir y justo cuando bajaba por las escaleras vi un rostro familiar.

— ¡Cami! —gritó mi hermana levantando la mano para llamar mi atención.

Había demasiada gente en el aeropuerto y es aquí donde me doy cuenta que no fue buena idea viajar a casa un día antes de noche buena. Carolina se abrió paso entre la gente para venir directo a mí y abrazarme.

— ¿Cómo estás? —preguntó con una sonrisa en su rostro. —Te extrañe un montón.

Su cabeza estaba cubierta por un gorro de lana blanco y sonreí al ver que usaba el suéter rojo que le obsequie la navidad pasada, por el rabillo del ojo note a una segunda persona abrirse paso entre el mar de gente y mis sentidos se pusieron alerta, solté a mi hermana sintiendo el corazón acelerarse cada vez más, pero me relaje al ver que era Johnny quien se acercaba.

No llevo ni una hora aquí y ya estoy imaginando cosas.

— ¿Dónde está mamá? —pregunte al darme cuenta que no se encontraba alrededor. —Qué raro que no esté aquí.

¡Siempre Nuestro! (+18)Where stories live. Discover now