Capítulo 26

2.1K 204 24
                                    

Cami

Si tuviera que describir la noche anterior en una palabra seria perfecta. Porque aunque Estela apareció no consiguió arruinar toda la magia que se creaba cada que Daniel y yo estábamos juntos.

Incluso recapitulando nuestra cita me atrevería a decir que no me había divertido así en mucho tiempo.

—Señorita Horaz. —habló el profesor sacándome de mi burbuja de pensamientos, y temerosa de que pudiera reprenderme por no estar prestando atención me volví hacia él. —Denos por favor una demostración de porque es la mejor en esta clase.

Todos mis compañeros estaban mirándome. No tenía idea de que estaba hablando pero mis ojos se enfocaron en el pizarrón blanco y las palabras que estaban escritas en negro y con letra cursiva.

Liberté. Égalité. Fraternité.

—Es el lema de la república francesa y significa libertad, igualdad y fraternidad.

El profesor asintió contento por mi respuesta.

— ¿Podría decirnos cuando y como se proclamó dicho lema? Y en francés por favor.

¿Por qué me hacía repetirlo? habíamos visto ese tema hace días atrás, pero como no quería bajar la nota hice lo que me pidió y después de que recalco una y otra vez mi pronunciación fue que la clase terminó. Nunca me había sentido más aliviada de que acabara.

Tomé mis cosas y salí del salón al mismo tiempo que tomaba mi teléfono para revisar los nuevos mensajes y cuando encontré su nombre junto a la palabra: Estoy afuera. Fue que sentí que el corazón comenzó a latirme realmente con fuerza.

Sali del edificio y comencé a caminar por el campus con la mochila sobre mi hombro y un par de libros en los brazos, el viento movía suavemente mi cabello y tenía que decir que el aire estaba comenzando a helar un poco así que gracias al cárdigan que usaba podía soportarlo. Cuando salí del todo fue que lo vi, estaba bajándose de su auto, usaba una gorra negra, un suéter y sus jeans un poco holgados, su boca se estiró en una sonrisa cuando me vio y no sé porque diablos mis piernas se movían por si solas, corriendo en su dirección y no se detuvieron hasta que estuve en sus brazos.

Daniel presionó sus labios con los míos y sentí que todo a mi alrededor se detuvo, no importaba nada más que nosotros.

—Hola. —le sonreí demasiado alegre como para ocultarlo.

— ¿Estas lista?

Asentí y me hice a un lado cuando abrió la puerta del pasajero para mí, miró por encima de su hombro hacia los edificios continuos un segundo y luego rodeó el auto para reunirse conmigo.

— ¿Todo bien? —pregunté colocando la mochila sobre mi regazo.

—Si. —asintió y encendió el auto. — ¿Qué tal estuvieron tus clases? —preguntó mirando por el espejo retrovisor.

—Prácticamente estamos repasando todo lo que vimos en las últimas semanas.

— ¿Por qué? —preguntó confundido.

—Son los últimos días antes de las vacaciones. No a muchos maestros les importa lo que hagamos.

—Profesores. —suspiró adentrándose en la calle principal. — ¿Quién los entiende?

—Yo no. —dije divertida.

—Por cierto, nunca me contaste como es que regresaste aquí, a la universidad. —dijo cuando nos detuvimos en un semáforo. —Creí que lo que querías era mantenerte lejos de mí.

Suspiré sintiéndome un poco culpable por ello. La verdad es que ahora que estábamos intentándolo y pensaba en todo lo que había pasado desde que había ido a Denver hizo que me diera cuenta que no tenía sentido que hubiera tratado de alejarme porque estaba destinada a él.

¡Siempre Nuestro! (+18)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant