Capítulo 35

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Cami

— ¡Buenos días pastelito!

Tomé la almohada más cercana y me cubrí el rostro para impedir que mi hermana me quitara el sueño.

— ¡Arriba, arriba! Es noche buena, tenemos muchas cosas que hacer. —dijo quitándome la almohada y arrojándola al otro lado de la cama.

—Cinco minutos más.

—No, de eso nada tenemos que ayudarle a mamá a preparar el pavo.

Finalmente me di por vencida y abrí los ojos, la luz del exterior entraba por completo a mi habitación y me senté sobre la cama.

— ¿Qué hora es?

—Casi medio día. —caminó directo a mi closet. —Dormiste mucho, agradece que no te desperté antes.

— ¿Medio día? —miré el reloj. — ¿Dormí más de doce horas?

—Sip. —dijo lanzándome unos jeans. —Te quedaste dormida al final de la película así que Johnny me ayudó a traerte a la cama.

Se dio la vuelta y me mostró dos opciones de suéteres.

— ¿Cuál te gusta más? ¿El blanco o el rojo?

—Depende. ¿Es para mi o para ti?

—Para ti, por supuesto.

—El blanco.

Me lo lanzó.

— ¿Por qué estas eligiendo mi ropa? —pregunte tomando el móvil. —Creí que usaríamos las pijamas que mamá compró.

—Si, pero eso será en la noche. —dijo. —Levántate tenemos mucho que hacer.

Salió de mi habitación y me dejó en completo silencio. No voy a mentir, fue tentadora la idea de volver acurrucarme entre las sábanas y dormir, pero Carolina tenía razón, había mucho que hacer así que me baje de la cama de un salto y me cambie. Justo cuando estaba cepillando mi cabello, la pantalla de mi teléfono se iluminó y vi por encima las notificaciones, tenía un mensaje de Kim y dos llamadas perdidas de Daniel.

Me apresure en devolverle la llamada, pero me mandó a buzón de voz después de unos minutos, intente nuevamente y nada. Tal vez se había ocupado por los preparativos de navidad así que lo guarde en mi bolsillo con la esperanza de hablar con él más tarde.

Antes de salir de mi habitación me asegure de tomar una chaqueta más grande para cubrirme de la nieve y baje a la cocina donde encontré a mi madre vuelta un lio, tenía el cabello negro sujetado en una coleta alta, manchas de harina en las mejillas y las manos, su blusa que alguna vez había sido blanca estaba cubierta de chocolate y jalea.

—No, no, no. —sacudió la cabeza al verme. —No vas a salir, necesito toda la ayuda posible.

—Sera rápido.

—No cielo, lo siento.

— ¿Hablas enserio? —parpadee. —Mamá, por favor aun es temprano y no demorare, como mucho una hora.

— ¿Una hora? —pregunto mi hermana entrando a la cocina y sujetándose el cabello. —Esa hora podrías estarnos ayudando con la comida.

Suspire. Mamá continúo preparando la masa de harina mientras Carolina le pasaba los moldes para hacer las galletas.

— ¿Y se puede saber a dónde vas con tanta urgencia?

—Le pedí un favor a Kim.

Mamá se limpió la frente con su antebrazo antes de levantar la cabeza y mirarme.

¡Siempre Nuestro! (+18)Where stories live. Discover now