Capítulo 13

9 2 11
                                    

Comenzar por el principio

Laayla.

Luego de la confesión de Tom sobre la noche de mi rescate, regresamos a casa a cenar. Robert, aun adormilado, se asomó a comprobar que llegamos, con el respectivo beso en la frente volvió a su habitación. Y mi hermano y yo al terminar de cenar, casi sin decir nada, ordenamos todo, para luego, cada quien irse a su dormitorio.

Mentiría si dijera que pude dormir tranquila, y es que ni siquiera el cansancio del día venció a la incertidumbre que sentía en mi corazón. Agradecí que al día siguiente no tuviera trabajo. Me dormí cerca del alba, el sol asomaba por la ventana cuando por fin pude cerrar los ojos, y dejar de darle vueltas a todo lo que estaba descubriendo.

Soñé con el universo, tan loco como suene eso. Soñé que me encontraba a la deriva, como levitando en medio de rocas, a mi alrededor, millones de estrellas, podía ver planetas y luceros pasar, unas tan cegadoras que tenía que cerrar los ojos, pero sentía su resplandor a través de mis párpados. Y de alguna manera fue reconfortante, me hallaba en calma, y aunque no tenía todas las respuestas, los siguientes días fueron más tranquilos.

***

Una idea rondaba mi cabeza, y con cada sueño, y cada pieza enlazada, el rompecabezas se armaba, todo encajaba, aun cuando faltan muchas partes y la comprobación de ellas.

—Thomas, ¿recuerdas la fecha en la que fui ingresada al hospital?

—Doce de marzo. Puedo conseguirte los informes y todo eso, creo que papá los tiene.

—De verdad, ¿harías eso por mí?

—Claro, tonta. —de nuevo tengo la sensación de la certeza de que no me miente, habla con sinceridad, y quiere ayudarme, eso puedo percibir, es raro, aun cuando se siente bien—, al regresar del hospital le pediré a papá la carpeta con la información. Podrías hacerlo tú, pero sé que se preocupará.

—Sí, por eso no le pregunté a él, siento que mi curiosidad lo lastima.

—Lo sé, y no puedes evitar querer saber más y darle lógica. Te entiendo. —Se acerca y me da un abrazo de oso, como lo llama papá.

Tom y Robert, a pesar de ser una pequeña familia de hombres, saben bien como dar consuelo, y cariño. Me imagino cuan amorosa fue Malia para que ellos ahora sean así, y me sigo sintiendo agradecida de que fueron quienes me encontraron.

***

Llego a la cafetería justo a tiempo para comenzar la jornada, trabajar y ayudar a Robert con el dinero para los gastos de la casa, se siente bien. Estar todo el día en casa sin hacer nada me hacía sentir inútil, aunque no recuerdo cómo me ganaba la vida antes del coma.

—¿Hoy no viene por ti tu hermano el guapo? —pregunta la imprudente de Alana, sin siquiera saludar.

—No, tiene guardia clínica. —Tom me ha acompañado varias veces, o pasa por mí para ir a casa.

Con una carita de lamento, Alana, da vuelta el anuncio de la puerta que indica que está abierto, y coloca afuera el cartel con el especial de hoy, y así empezamos un nuevo día en el local.

Y así como comenzó, se acaba.

Llego a casa con un pastelito de regalo de la cafetería, lo compartiré con mi familia.

Ellos son mi nueva familia, y debo asumirlo así, son todo lo que tengo por ahora, y los guardaré siempre en mi corazón, aunque quiera encontrar a mi verdadera familia, o saber por qué no me buscan, Tom y Robert son mi presente.

Los hombrecitos de la casa casi siempre llegan después de mí, lo que aprovecho para ducharme y sacar el sudor y cansancio del día. Secándome el cabello con una toalla, me dirijo a la cocina.

Laayla, más allá de las estrellasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ