Capítulo 4

19 4 7
                                    

Solo unos pocos son leales

Ka'all

Fink era capaz de eso, sí, me lo creí.

El par de días que pidió se convirtió en una semana y media. Diez días de espera en los que no hice más que pensar en Laayla. ¿Y qué más podía hacer?

La armada se negó a prestarnos una de las naves para ir a la misión de búsqueda de la princesa. Sabía que los altos mandos y allegados del emperador eran mezquinos y con malas intenciones, solo que no estaba al tanto de hasta qué punto.

Hay más detrás de la negativa por buscar a la princesa, más allá de no querer que Laayla gobierne. El panorama es bastante sospechoso, sobre todo la retirada de los moukrist.

—Viejo, tengo malas noticias. Moví algunas teclas, pero no hay nadie que quiera hacer esto por nosotros.

—Maldición, Fink. ¿Tanto tiempo perdido para nada? —Creí que después de una semana por lo menos conseguiría cómo transportarnos.

—¿No me vas a agradecer?

—¿Por qué te daría las gracias, porque me hicieras perder el tiempo? —digo con rabia contenida. No con él, más bien con la situación.

—Ka'all, yo también quiero encontrar a la princesa. Sé que toda esa gente que busca el poder está loca de ambición, y eso no es bueno para ninguna nación.

Fink está en lo cierto y es lo que me temo, sin embargo, mi prioridad ahora mismo es encontrar a Laayla.

—¿Qué decían de una nave? —pregunta Even, que aparece de repente detrás de mí hombro con forma irregular.

—No conseguimos transporte con la armada —le responde Fink como si fuesen amigos.

—¿Por qué le explicas? —pregunto de vuelta. Se encoge de hombros.

—Creo que puedo ser de ayuda. Conozco a alguien, que conoce a alguien que creo que podría colaborar con nosotros tres, y con mi princesa —dice el wave.

—Primero, déjenme probar una última puerta con la armada de reclutamiento, tal vez el capitán de lo que fue mi tripulación de entrenamiento nos permita llevarnos una nave de las suyas —respondo esperanzado. En última opción confiaremos en el wave.

Es un tiempo bastante desesperado, aunque no para considerar hacerle caso a Even.

***

Pude comunicarme con Hans, y acordamos una cita en el antiguo domo de entrenamiento naval.

—Señor. —Procedo a saludar como debemos hacerlo frente a un superior, aunque no estemos uniformados.

—Ka'all, tiempo sin saber de ti, pero me hago una idea de por qué estamos aquí. —quería entablar una conversación, aunque siempre fue directo.

—Espero que esté tratando a los nuevos con el mismo rigor que en mi tiempo.

—Así es, Ka'all. No lo dudes.

—Entonces, ¿sabe el motivo por el que estoy aquí? —pregunto para caer en su terreno.

—Necesitas una nave para ir en busca de una princesa que no sabemos si sigue con vida. —Y con ese comentario hubiese preferido que me pateara las bolas.

Abro y cierro los puños en un intento por controlar mi temperamento, el que cabe decir en estos días está por los cielos. No sé cómo no le respondo con un puñetazo.

—Así es, y por su respuesta, supongo que no obtendré ningún tipo de ayuda de su parte.

—Hijo... —que me llame hijo, como lo hacía cuando era cadete me enerva la sangre— el emperador murió, la reina también corrió con el mismo destino, no podemos esperar que la princesa esté viva y venga a gobernar.

Laayla, más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now