Capitulo 25:

130 7 1
                                    

Narra Roberta:
Metí mis manos dentro de los bolsillos enormes de la campera de Diego, tan profundo como me fue posible y me pegué a él, sin dejar de pensar en lo que pasaría en solo unos minutos.
Un chico se acercó a nosotros, sus ojos estaban descaramente clavados en mis piernas, ya que debajo llevaba solo un vestido corto y zapatos. ¿Por qué no me avisó que haríamos esto? Me hubiera puesto algo más cómodo.
Diego lo miró apretando las mandíbula, hasta que el chico corrió la vista y lo miró a él. Este no parecía ser su amigo como todos los otros.

Diego: Facundo Millán.. pensé que ya no estabas en el barrio.. (murmuró)
Facundo: Y yo pensé que vos ya te habías metido en uno de esos barrios para conchetos..
Diego: Nunca voy a dejar el barrio donde nací.
Facundo: Yo igual... (se acercó un poco a mi, sus ojos me intimidaban) ¿Y quién es la linda chica?
Diego: Roberta. Mi novia. Mia.

No pude evitar sonreír un poco al escucharlo decir que yo era suya. De más está decir que su brazo me apretó aún con más fuerza a su cuerpo.

Facundo: Quién diría.. que una chica tan bonita..
Roberta: Diego es perfecto para mi.

Lo interrumpí porque sabía para donde iba la cosa. El iba a decir que yo era demasiado para Diego o algo así, y no sé por qué, porque acá la que no le llega ni a los talones, soy yo.

Diego: ¿Podemos dejar la charla para otro momento? Quiero correr..
Facundo: (asintió) Vas a perder igual, como siempre..
Diego: Sabes que no es así..

Se podía respirar un aire de tensión cuando ellos dos cruzaban palabras. Incluso la mayoría de los demás hombres y mujeres estaban mirándolos.
Se me hacía raro a ver a Diego así. El parecía todo perfecto y correcto cuando estaba en mi casa.. y ahora resulta que corría carreras ilegales.
Eso, en lugar de asustarme y espantarme, me atrajo más a su persona.

Roberta: ¿Qué tengo que hacer yo? (le murmuré cerca del oído)
Diego: Tranquila, solo correr conmigo, pero si no queres..
Roberta: Si que quiero.
Diego: Bueno.. pero mira que no usamos casco ni protecciones..
Roberta: No importa. (sonreí)

Mi cabeza me decía que era una locura, pero tenía el corazón acelerado y solo quería saber lo que se sentía subirse a una moto e ir a toda velocidad.
Así es, jamás me había subido a una moto. Me refiero a que, siempre tuvimos autos, ¿por qué me subiría yo a una moto?

Facundo: Empecemos entonces.. Roberta, no queres correr conmigo? Así la primera vez al menos ganas..
Roberta: No gracias.
Facundo: (levantó las manos) Vos te lo perdes.

Intenté sonar amable, pero no me caía bien. Primero porque tenía ojos de violador, y segundo, porque no se llevaba bien con Diego y era un maldito arrogante.
Una chica de pelo oscuro y ojos verdes se acercó a el y le dijo algo al oído. Ella también me estaba mirando horriblemente.

Roberta: ¿Quién es ella? (susurré)
Diego: Ah.. eh.. se llama Luz.
Roberta: ¿Y qué función cumple?
Diego: Acompaña a los muchachos en las carreras que son de a dos, y es una de las únicas mujeres que se anima a conducir ella misma una moto..

Yo asentí y dejé de mirarla, porque me estaba dando un poquito de miedo.

Todas las motos estaban puestas en una fila, detrás de una línea improvisada de color blanco. Diego agarró una y se sentó. Lo vi acariciarla como si se tratara de un animal o algo así. Sus ojos brillaban y su sonrisa estaba pintada en su rostro.

Roberta: Esta moto es muy importante para vos, no?
Diego: (asintió) Muy. Y hacía tanto que no la usaba..
Roberta: ¿Y por qué no la llevaste con vos?
Diego: Porque es robada, no puedo tenerla.
Roberta: (abrí mis ojos como platos) ¿Vos la robaste?
Diego: No.. (negó con la cabeza) Otra persona, y me la dio..
Roberta: Ah.. (murmuré)
Diego: No soy una mala persona. Solo me gustan las motos y las carreras, Roberta..
Roberta: Ya sé que no sos una persona Diego, no tenes que decírmelo..
Diego: Veni, subite conmigo..

Yo me senté detrás de él y abracé su cintura, sonriendo y aspirando su perfume. Entonces una risita tonta me llamó la atención. Giré la cabeza y vi a Luz riéndose, claramente de mi.

Luz: ¿Así pensas correr la carrera, nena?
Roberta: ¿Qué tiene de malo?
Luz: Como se nota que no tenes ni idea de dónde estás parada..

Ella se sentó detrás de Facundo, que estaba en la moto de la lado de la de Diego. Pero se sentó de espaldas, es decir, con su espalda pegada a la de el chico. Se quitó un pañuelo que tenía en el cuello y se lo ató a cintura, pegándose al cuerpo de su compañero.
Yo miré a Diego como preguntándole si yo debía hacer lo mismo.

Roberta: No entiendo..
Diego: Son las reglas..
Roberta: Pero..
Diego: Si te da miedo no corras y listo..
Roberta: No me da miedo.
Diego: Roberta..
Roberta: Bueno, si me da, pero igual quiero hacerlo..

Giré y agarré el pañuelo que un tipo me estaba ofreciendo, ya que yo no tenia uno en ese momento. Lo até con tanta fuerza como pude, creo que hasta me hice doler un poco las costillas. Pero bueno, tenia miedo de que se soltara.

Diego: ¿No te parece que está un poco apretado?
Roberta: Así está bien.. (murmuré)

Poco después, todas las motos, (que eran muchas) tenían personas montadas sobre ellas. Y rápidamente, comenzó la carrera.

Puedo jurar que nunca, pero nunca, había sentido el corazón tan acelerado. Tenia la sensación de que si abría la boca saldría disparado o algo por el estilo. Prácticamente estábamos volando.. Me sentía como en una montaña rusa o algo así, porque comencé a gritar como idiota, mientras veía como a mis costados pasaban motos igual de veloces o más que la de Diego.
Estábamos casi primeros, pero Facundo seguía delante, parecía que era en verdad bueno corriendo. Cuando cruzamos otra línea blanca, un tipo levantó una bandera como en señal de que había que hacer algo diferente. Yo pensé que había terminado, pero me equivoqué.
Diego inclinó la moto, de tal manera, que mi cuerpo quedó suspendido en el aire, mirando hacia el piso, que estaba demasiado cerca.
Estaba muriéndome del miedo y no veía la hora de que terminara esa estúpida carrera.

Diego aceleró, mis costillas estaban muy doloridas porque todo el peso de mi cuerpo había caído sobre el pequeño e improvisado nudo.
Entonces, como si nada, pasó a Facundo y cruzó la línea primero.

Al menos habíamos ganado.

...

Cuando me bajé de la moto, le agradecí al cielo haber salido viva. Mi corazón seguía alocado dentro de mi pecho y sentía que me caería.
Diego me abrazó de costado y después se fue a festejar con otros tipos, a agrandarse por su logro.. y me di cuenta de que él, así era inmensamente feliz.

...

No nos quedamos mucho tiempo más. Evité por completo hablar con alguna otra persona, porque todos tenían esas caras raras que decían "no te acerques o te destrozo".
Estaba contentísima cuando nos subimos al auto para ir al departamento de Diego.

Diego: Entonces.. ¿Cómo estuvo eso?
Roberta: Pensé que moriría..
Diego: Siempre pasa eso las primeras veces.
Roberta: ¿Cuál es la necesidad de tenerme a centímetros del piso?
Diego: Le da más emoción..
Roberta: A vos, pero a las chicas..
Diego: Se terminan acostumbrando..
Roberta: (suspiré) De todos modos, la adrenalina que sentí estuvo genial..

Llegamos a un edificio y Diego murmuró algo así como "hogar dulce hogar" pero no lo escuché muy bien.
Bajamos, él sacó unas llaves y después entramos.

El departamento era pequeño, sin muchos lujos, pero muy bonito y tranquilo.

Diego: Perdón princesa, pero no puedo ofrecerte un castillo como los que estás acostumbrada..
Roberta: Eso no importa (rodeé su cuello con mis brazos) Te amo..
Diego: Te mucho.. mucho más...

Sus labios capturaron los míos en un beso apasionado, que duró bastante más de lo que esperaba.

Diego: Entonces.. ¿trajiste algo para dormir?
Roberta: Ay no.. (murmuré) dejé la ropa que preparé, en casa de Mia..

Diego: Tengo una novia un poco torpe..
Roberta: Parece.. (susurré) Pero siempre puedo contar con ponerme una remera tuya, no?
Diego: Siempre..

Me rodeó la cintura con su brazo, como hacía siempre, y me encaminó hacia una puerta que había a un costado, que supuse era su habitación.
Después de entrar, abrió un placard y escarbó un poco, hasta sacar una remera negra bastante grande.

Diego: ¿Te sirve?

Puse la remera sobre mi cuerpo. Era enorme, y me cubría hasta justo debajo de los muslos.

Roberta: Parece que si..
Diego: Me voy, así te podes cambiar..
Roberta: Dale..

El salió y yo me quité la ropa, para después ponerme su remera. Parecía un vestido. No era la primera vez que usaba una remera suya, la primera vez había sido en mi casa, cuando escapé del baño.. lindos recuerdos.

Roberta: ¿Te gusta?
Diego: Me encanta. Sos la chica más sexy que vieron mis ojos.

Roberta: Esta chica sexy quiere que le regales un beso.
Diego: ¿Uno?
Roberta: Bueno, muchos entonces..
Diego: Con gusto..

Me besó con delicadeza, mientras me apretaba contra su cuerpo.

Se sentía increíblemente bien.

Continuará...

Don't Forget MeOn viuen les histories. Descobreix ara