Capitulo 11:

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Narra Roberta:
Un ruidoso trueno se encargó de sacarme del sueño, haciéndome pegar un pequeño salto en mi cama. Adormilada, intenté inútilmente recuperar las imágenes ahora confusas de mi sueño, pero era tarde, estaba completamente despierta y ya había olvidado hasta de qué se trataba el sueño.
Miré el reloj y me dí cuenta de que faltaba, exactamente, un minuto para que el despertador comenzara a sonar para despertarme e indicarme que era hora de ir a la escuela. Lo apagué antes de que comenzara a sonar para destrozar mis tímpanos y me quité las sábanas de encima, para levantarme de la cama.
Caminé hacia la ventana, y la abrí un poco. Un frío húmedo me pegó directo en la cara, y algunas gotitas de lluvia me salpicaron y me obligaron a apartarme para evitar mojarme más.
De mala gana me dirigí al baño para lavarme la cara y los dientes para ir a la escuela. Normalmente, me hubiera acostado otra vez para seguir durmiendo, pero últimamente había estaba faltando demasiado, y tenía que ir para evitar quedarme libre.
Me cambié, me peiné y maquillé, agarré mi mochila y bajé las escaleras, justo después de mirar el reloj y asegurarme de que tenía unos minutos para tomar mi desayuno.
Nora me dió mi desayuno y me sonrió.

Nora: ¿Cómo dormiste Roberta?
Roberta: Bien... (contesté)
Nora: ¿Vas a ir a la escuela aunque esté lloviendo?
Roberta: Tengo que ir, es que tengo muchas faltas
Nora: Ah, es por eso. Bueno, voy a limpiar tu habitación, entonces.

Asentí mientras tomaba mi taza de café con leche. Ella se perdió escaleras arriba y yo me puse a pensar en lo que había pasado la noche anterior con Diego.
Había estado tan cerca de besarlo, que ni siquiera podía entender cómo era que no había pasado al final. Me dí cuenta de que había estado pensando en eso toda la noche y eso me convencía de que me moría de ganas por besarlo.
También sabía que eso no era lo correcto. Y como Diego siempre hacía lo correcto, el simplemente no lo haría.

Su voz sonó de repente a mis espaldas, haciéndome volver a la realidad. Lo miré mientras se acomodaba en la silla que estaba frente a la mia. Sus ojos no tardaron en encontrarse con los míos, y su media sonrisa volvió a aparecer.

Diego: Roberta...
Roberta: Am, qué?
Diego: Te pregunté si dormiste bien...
Roberta: Ah si, si, muy bien.
Diego: Que raro que te hayas levantado tan temprano...
Roberta: Bueno es que, tengo que ir a la escuela.
Diego: Pero.. llueve.
Roberta: Bueno, el agua moja, no lastima.
Diego: Creí que aprovecharías la excusa para quedarte durmiendo hasta tarde otra vez.
Roberta: (sonreí) Suena tentador, pero creeme que lo que menos quiero en este momento es quedarme libre...
Diego: Eso no va a pasar, quedate tranquila.
Roberta: Eso no está en mis manos, Diego..
Diego: Hablé hoy temprano a la escuela y avisé que estabas enferma, y que no irías por esta semana, supuse que no querrías tener que verle la cara a Javier todas las mañanas...
Roberta: ¿En serio hiciste eso? Muchas gracias...
Diego: No tenés por qué agradecer..
Roberta: ¿Y qué se supone que me tiene tan enferma?
Diego: Hepatitis... (sonrió)
Roberta: Ah.. que inteligente, Diego (reí) Pero es que... voy a atrasarme...
Diego: No.. tu directora me dió esto (me dió una carpeta) Acá están todas las cosas que están viendo en tu curso esta semana...
Roberta: Genial. (agarré la carpeta) Gracias otra vez.

Terminé mi desayuno y llevé la taza al fregadero, una risita se escapó de la boca de Diego, y me volteé para verle la cara.

Roberta: ¿Qué es lo gracioso?
Diego: Veo que estás aprendiendo a hacer las cosas por vos misma..
Roberta: No juegues con eso, sabés que me molesta...
Diego: Supongo que hice un buen trabajo.
Roberta: Bueno, seguí burlándote..

Fingí enojo y terminé de enjuagar mi taza. Después volví hacia la mesa, abrí mi mochila, metí la carpeta que Diego acababa de darle, y la volví a cerrar.

Roberta: Otra día sin hacer nada... (murmuré) Voy a estar en mi cuarto...
Diego: De ninguna manera.
Roberta: ¿Perdón?
Diego: Tengo una idea mejor.
Roberta: ¿Cuál?
Diego: Es algo así como una sorpresa...
Roberta: Decime algo al menos...
Diego: Cambiate, y ponete ropa cómoda.
Roberta: Diego... está lloviendo... no quiero salir.
Diego: Vos misma me lo dijiste, el agua no lastima, solo moja...
Roberta: Argh! a veces me arrepiento de lo que digo..
Diego: Cambiate, dale...
Mica: Por milésima vez, no me des órdenes..
Diego: Como quieras, por favor Roberta, cambiate..

Sonreí, un poco más conforme con lo que acababa de escuchar, y corrí escaleras arriba.
No se me ocurría a dónde me podía querer llevar Diego, pero la idea de que fuera una sorpresa, lo hacía muy interesante.
Me puse una calza negra y una remera blanca estampada suelta. Me até el pelo y me puse zapatillas. Después volví a bajar las escaleras y me encontré con Diego esperándome.

Diego: ¿Lista?
Roberta: Más o menos... podrías darme una pista al menos?
Diego: No..
Roberta: Eso es cruel.
Diego: Eso arruinaría la sorpresa.
Roberta: Como quieras.

Abrió la puerta y me alcanzó un paraguas. Lo abrí sobre mi cabeza, evitando mojarme y caminé apurada hacia el auto, mientras sentía como el agua me salpicaba los pies.
Me senté en la parte trasera del auto, y Diego cerró la puerta. Después se sentó al volante y comenzó a manejar.

Durante todo el maldito viaje, intenté sacarle pistas a Diego sobre a dónde me estaba llevando, pero no conseguí nada de nada.
Cuando el auto se detuvo, y miré por la ventana, ví... un aburrido galpón. La lluvia no había parado ni un poco lo que lo volvía más deprimente. Diego abrió la puerta del auto y volví a abrir el paraguas.

Roberta: ¿Qué es este lugar?
Diego: Ya vas a ver...
Roberta: No quiero decirlo, pero me deprime, realmente.
Diego: Eso es porque todavía no entramos.
Roberta: Bueno entremos, no quiero seguir deprimiéndome..

Caminamos hacia la enorme puerta que había en la entrada. Diego la abrió y me dejó pasar a mi primero. Después se paró al lado mio, observándome, mientras yo miraba todo lo que tenía en frente.

Una enorme pared tenía un montón de globos pequeños colgados, y bastante lejos de ahí pero justo en frente, había una mesa larga con dardos (pequeñas flechitas).

Roberta: ¿Qué se supone que es esto?
Diego: Cuando era más chico.. venía siempre, porque me encataba descargar la bronca acá...
Roberta: Perdoname por la ignorancia, pero.. ¿cómo?
Diego: Veni...

Caminé hacia donde el me indicó. Sacó de un perchero un guardapolvo blanco, paracía uno de escuela, pero con algunas manchas de pintura.

Diego: Te recomiendo usar esto (me lo dió)
Roberta: Ok.. (me lo puse) ¿Y entonces?
Diego: Vení... (se puso uno el y caminó hacia la mesa) Esos globos están llenos de pintura.. y solo tenés que hacer esto..

Tomó un dardo y lo tiró contra la pared. Increíblemente dió justo en uno de los globos, este explotó y la pared se tiñó de pintura roja.
Yo sonreí, parecía divertido, la verdad.

Roberta: Quiero intentarlo..
Diego: Adelante..
Roberta: (tomé uno y lo tiré pero no pasó ni cerca)
Diego: Wow.. sos malísima..
Roberta: Vas a ver que voy a terminar siendo mucho mejor que vos..
Diego: No creo que eso vaya a pasar..

Tomé otro dardo y volví a intentar. Nada de nada, ni siquiera estaba cerca de dar en algún globo, y Diego le daba a casi todos.
Entonces me cansé y comencé a caminar hacia la enorme pared con globos.

Diego: Roberta...¿qué vas a hacer?
Roberta: Algo mucho más fácil...

El caminó detrás de mi, pero yo llegué mucho antes. Con mis manos presioné dos globos haciéndolos explotar. Manché mis manos y unas gotitas llegaron a mi cara.

Diego: Ey, eso eso trampa...
Roberta: (reí y seguí explotando globos con mis manos)
Diego: Roberta.. basta...

Me tomó de la cintura y me volteó. Quedé cerca de él, otra vez, como había pasado la noche anterior.
Sus ojos se conectaron con los mios, y esta vez, el comenzó a acercarse peligrosamente a mis labios. Y digo peligrosamente, porque sabía que iba a besarme.
Cerré los ojos justo unos segundos antes de sentir sus labios apretados contra los mios. Su besó delicado me transportó a otro mundo.
Puso mis manos en sus mejillas, sin darme cuenta en el momento, de que lo estaba manchando todo y lo seguí besando..

Continuará...

Don't Forget MeWhere stories live. Discover now