CAPÍTULO 1.12 - Cielo encapotado

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- ¿Y esa cara? - preguntó mi madre.

- Me he metido un poco de metamefima, mamá - bromeé

- ¡Jack! - gritó enfadada.

- Pues que tengo un sueño que te cagas, ¿qué va a ser si no? Son las siete de la mañana.

- Lávate la cara con agua fría - dijo.

- Ya lo he hecho. También me he duchado y lavado los dientes. Simplemente estoy cansado.

- Tómate un...

- Sí, un café caliente con un terrón de azúcar.

Me dirigí hacia la cafetera mientras continuaba hablando con mi madre.

- ¿Cómo se ha ido el papa? Hoy era su primer día en la policía nacional.

- Ya, ya lo sé - hizo una pausa -. Se ha ido dos minutos después de levantarme. Estaba como siempre, con sueño - sonrió.

- Seguro que estará mejor que con el subnormal de Johnson - aseguré.

- Hablando de Johnson, ¿has visto a Emily desde entonces? - preguntó.

- Ayer en el instituto. La verdad que no pensé en lo que pasó con su padre. Estábamos más preocupados por otro tema.

- ¿Cuál?

- Ya te diré algo cuando se confirme, aunque estoy seguro de que va a ser así.

- Pues si estás tan seguro, dímelo ya - insistió.

- No, quiero tener un poco de esperanza a que no sea así, nunca mejor dicho.

- Estoy un poco perdida. ¿Por qué nunca mejor dicho? - preguntó confusa por mis palabras.

- Déjalo, mamá, ya te lo explicaré en otro momento. Probablemente, esta tarde.

Cogí la taza de café y me senté en la mesa. Lo acompañé con un croissant que había cocinado mi madre el día anterior y había sobrado. Mientras desayunaba, miraba algunas noticias y decidí instalarme Instagram, que se había puesto de moda en los últimos meses entre mi generación. Al acabar, guardé mi teléfono móvil en el bolsillo derecho de mi pantalón tejano de color azul, colgué la mochila en mi espalda, despedí a mi madre y salí por la puerta de mi casa para volver a la rutina, es decir, pasar entre una multitud de personas, girar unas cuantas esquinas, saludar a mis amigos y estar tres horas esperando para salir de nuevo al exterior. Además, ese día, deseaba preguntar a Emily sobre el resultado de ese test, aunque su cara y la de Olivia me habían dado la respuesta tan solo al verlas sentadas en clase.

- Positivo - dijo después de la pregunta de Michelle.

Todos nos miramos incrédulos por la palabra de Emily y durante unos minutos, no fuimos capaces de formular ni una sola frase. Fue Thomas el primero en conseguirlo.

- Deberías decírselo.

- Se lo dije al momento de saber el resultado - hizo una pausa -. Hoy no ha venido porque sus padres... - no pudo continuar y rompió en llanto.

- ¿Y a tus padres?

- Ya se lo he dicho - dijo con voz temblorosa.

Olivia no tardó ni un solo segundo en intentar consolarla mientras Thomas y yo cruzamos miradas sin saber donde meternos. Quería irme de allí, pero por respeto a Emily seguí sentado en el tercer escalón de las gradas, hasta que Olivia propuso dejarla tranquila y quedarse ella con Emily para tranquilizarla. Thomas, Michelle y yo nos dirigimos a los bancos de madera blanca, que se encontraban en el lateral contrario del campo de fútbol americano, sin articular una sola palabra, hasta que nos sentamos en uno de ellos, el único que se encontraba libre.

- Madre mía... La que se va a liar - comentó con certeza Michelle.

- Sus padres, los profesores, todos nosotros... No va a ver otro tema de conversación.

- No solo es eso, Thomas, son todas las charlas, las discusiones, las preguntas, las miradas... - dije.

- Y ya la has escuchado. No han matado a William porque es su hijo, pero si no ya estaría enterrado, conociendo a sus padres...

Mientras Michelle y Thomas seguían hablando, desconecté de la conversación porque me llamó la atención algo que estaba sucediendo en ese momento. Era Emily conversando con el Sr. Grant y por la mirada con la que se dirigía a ella, supuse el tema de conversación. Allí empezaba toda la campaña sobre el tema del embarazo, la protección a la hora de realizar el acto, del aborto y de todas esas mierdas que no me apetecía escuchar. Ya tenía suficiente, pensé.

Después de todas las clases de ese día, volví a casa, hasta los cojones de todo, sin antes despedirme de mis amigos.

- Que tengáis buena tarde, dentro de lo que cabe - dije.

- Espero - contestó Emily cabizbaja.

- Adiós, Jack.

Al llegar a casa, subí a mi habitación, dejé la mochila y bajé para sentarme en el sofá y ver una película que me resultara interesante en alguna plataforma de streaming hasta que llegará mi madre de trabajar (había conseguido trabajo en una cafetería situada en la avenida principal a inicios de diciembre, poco después de su llegada) y confirmarle el embarazo de Emily.

- ¿Qué ves? - preguntó mi madre nada más entrar.

- Una película - dije mientras me levantaba, después de haber parado la reproducción.

- No hace falta que te levantes, sigue viéndola. Top Gun es buenísima, no sé cómo no la habías visto.

- No suelo ver películas. Me gustan más las series, los documentales y la lectura - hice una pequeña pausa mientras me dirigía hacia la mesa -. Pero da igual, quiero hablar contigo, que si no se va a hacer tarde, y no quiero que se entere el papa.

- ¿Es lo qué tenías que confirmar? - preguntó.

- Sí, y se ha confirmado. Emily está embarazada - dije sin esperar más.

Mi madre me miró con los ojos más abiertos que nunca. Luego, se sentó y dejó de expresar incredulidad en su rostro.

- ¿Ha sido su novio?

- Sí, aunque no creo que sean importantes, los detalles.

- ¡Claro que sí! - exclamó -. Seguro que rompió el condón aposta.

- ¡¿Qué dices, mamá?! - pregunto patidifuso.

- Lo que oyes - vaciló -. Nunca me ha caído bien ese chaval, y lo veo capaz de hacer eso.

- ¡¿Pero qué motivo va a tener para hacer eso?! Encima, sus padres son muy estrictos. Si se enteraran de que fue su culpa, literalmente lo matan. Y él es consciente de ello.

Mi madre no supo qué responder. No quería seguir hablando de esto, se le notaba en la cara, pero continuo de una forma más calmada.

- Bueno, ¿y qué quiere hacer con ello? - preguntó, refiriéndose al bebe.

- No tengo ni idea. Se ha puesto a llorar y la hemos dejado sola con Olivia.

- ¿En serio?

- Lo ha propuesto Olivia y ella ha dicho que sí, mi culpa no es.

- Ya... Pero pobrecilla...

- Vamos a dejarlo. Llevo con esto todo el día, estoy cansado ya.

- Vale - dijo mi madre -. ¿Pero por qué no se puede enterar el papa?

- Porque el otro día le dijo a Johnson que ojalá se follaran a su hija.

- ¡Ah! Es verdad - recordó -. Pero no le pueden decir nada. Ella misma ha dicho que ha sido William.

- No sé si lo sabes - dije después de unos segundos -, pero Johnson es muy espiritual y cree en cosas como el destino. De hecho, la única vez que los ciudadanos lo han criticado es cuando se rumoreó que pertenecía a una secta ultraconservadora y espiritual de Kamloops. Él es de allí.

- Pues si quiere joder a tu padre, lo va a tener jodido, porque es tan fácil como hacer una prueba de ADN.

- Ya, pero tendrá meses para formular su argumento y manipular a quien quiera antes de poder hacerla.

- Bueno, vamos a dejar el temita - concluyó.

Asentí levemente con la cabeza y decidí ir a casa de Thomas, con el cual había entablado una buena amistad desde que empezó a salir con Olivia.

- ¿Dónde vas?

- A casa de Thomas, el novio de...

- Ya sé quién es. Ten cuidado - me advirtió.

- Sí, tranquila. Hasta luego.

Me despidió con la mano y cerré la puerta. Thomas era la única persona que conocía que vivía en el centro de Mission, donde predominaban los comercios. De hecho, sus padres disponían de un edificio de dos plantas en el cual la primera era un negocio y la segunda, la vivienda. Le había escrito antes de irme y me contestó al momento, diciéndome que entrara en la tienda porque sus padres no estaban y lo habían dejado a cargo de la papelería.

- Buenas tardes, guapa - bromeó.

- Guapa tú - contesté lanzándole un beso con la mano.

Nos reímos los dos mientras entraba en la trastienda a coger una silla para que me pudiera sentar.

- Muchas gracias, enano - dije bromeando sobre su estatura.

- Serás gilipo...

No pudo acabar de maldecirme ya qué entró una alta y corpulenta mujer por la puerta. Mientras observaba el rostro familiar del individuo que había accedido al negocio familiar de los Brown, no paraba de reírme por el espontáneo cambio de humor de Thomas, hasta que recordé, ya que le había visto únicamente dos veces, que esa mujer era la madre de Emily, dando lugar a una seria expresión en mi rostro.

- Buenas tardes - hizo una pausa -. ¿Qué desea, señora? - preguntó sin saber quién era.

- Realmente, nada. Solo quería saber si habéis visto a mi hija por aquí.

- ¿Quién es su hija, señora?

- La hemos visto en el instituto, Amanda - contesté.

- Ya, pero son las siete y media de la tarde y no ha aparecido por casa.

- A ver, a ver, a ver... Un momento, por favor. ¿Quién es usted y quién es su hija? Que me estoy perdiendo.

- Soy la madre de Emily.

Thomas se sorprendió y pocos segundos después empezó a sonar el teléfono de Amanda. Mientras hablaba con el subnormal de su marido, miré a Thomas rascándose el hombro, con una expresión de miedo en la cara y negando algo que después conocería, con la cabeza.

- Perdonar, chicos. Acaba de llegar mi marido a casa y se la ha encontrado abriendo la puerta.

- Ningún problema. Entiendo tu preocupación, no debe ser fácil de llevar todo lo que ha pasado estos últimos días. Que tu hija de quince años esté embarazada ha de ser jodido - dije seguro de mis palabras.

- ¡¿Mi hija está embarazada?!

Después de escuchar esta pregunta pronunciada por una madre alterada por un pequeñísimo motivo, me dispuse a soltar por mi boca las palabras más tranquilizadoras y disimuladas de la historia, después de reírme vergonzosamente:

- ¿No lo sabías?

En ese momento, Amanda salió corriendo hacia la puerta y deduje que se fue hacia su casa.

- La has cagado gorda, eh - me miró ligeramente preocupado.

- Sí... Pero mi culpa no es, ella ha dicho que ya se lo había explicado.

- Aquí tienes razón.

- ¿Pero ya sabes quién se la va a cargar mañana, no? - pregunté irónicamente

- Yo.

- ¿Tú que te vas a cargar? Si no has abierto la boca

- ¡Por qué yo sabía que no les había dicho nada! Me lo dijo Olivia ayer, cuando vino de estar con ella - mencionó agitado.

- Pero tú no sabías que iba a decir algo.

Nos quedamos en silencio. Los dos cruzamos miradas muy parecidas a las de la mañana. Pensaba porque Emily había llegado tarde a casa y formulé diferentes respuestas, aunque antes de decidirme por una, pregunté a Thomas.

- ¿Por qué Emily habrá llegado tarde?

- Habrá ido a ver a William - contestó.

- ¿Y no ha avisado? Siempre lo hace.

- Mira, me la suda, así de claro. Que haga lo que le salga de allí abajo. Ya tengo suficientes preocupaciones para pensar en las de los demás.

- Tienes razón. De hecho, yo he venido aquí a despejarme un poco - confesé.

- Bien hecho, porque es que ni en tu casa puedes estar tranquilo - afirmó con certeza.

- Bueno, ya se va calmando la cosa, aunque ya te digo... Parece que vivamos en una película o algo por el estilo. ¿Quién coño tiene narcotraficantes como vecinos?

- Tú - rio.

- Gracias, que no lo sabía - contesté con ironía.

Estuvimos aproximadamente una hora hablando, aunque de vez en cuando nuestra conversación se cortaba por la presencia de diferentes clientes que compraban desde paquetes de hojas hasta algunos de los pocos juguetes que disponían los Brown en su papelería, como un cubo de Rubik estándar.

Al llegar a casa, encontré a mis padres conversando en el sofá, los cuales, en especial mi padre, dirigieron su vista hacia mí.

- Así que Emily está embaraza - dijo mi padre, informándome de que mi desconexión había acabado.

- ¿Por qué se lo has dicho? - contesté mirando a mi madre.

- Tu madre no me ha dicho nada. Ha sido Johnson el que me ha llamado diciendo que he violado a su hija y mil mierdas más.

- ¿Qué le has dicho? - pregunté esperando la típica respuesta con palabras prepotentes sobre Johnson.

- Primero de todo, le he pedido perdón por lo que le dije y que estaba muy caliente por todo lo que estaba pasando. Después le he dicho que yo he estado estos días en casa y que hoy empezaba a trabajar en la policía nacional. Y obviamente he negado su acusación - hizo una pausa mientras le miraba sorprendido -. Segundos después, ha colgado.

- ¿Hace cuanto te ha llamado? - pregunté para unir puntos sueltos.

- Hace poco menos que una hora - me miró mientras me reía -. ¿Por qué te ríes?

- Porque su madre ha venido a la papelería preguntando por su hija porque no aparecía en casa. Al poco rato, Lucas le ha llamado diciendo que ya había llegado a casa, y pues pensando que lo sabían, le he dicho lo del embarazo. Entonces se ha puesto loca y ha salido corriendo hace más de una hora.

- ¿Y por qué se lo has dicho? - preguntó mi madre.

- Porque ella misma me ha dicho que ya se lo había comentado a sus padres.

- ¿Cuándo?

- Esta mañana, cuando estaba hablando en el patio con ella. Y al saberlo, Johnson no se habrá acordado de que su hija tiene novio, o al igual, sabiendo como es su hija, ni lo sabía, se le habrá pasado por la cabeza lo que le dijo mi padre y...

- Se le habrán cruzado los cables, como le ha pasado siempre - acabó mi padre.

- Exacto. Y ahora, me voy a dormir, necesito descansar.

- ¿No vas a cenar?

- No tengo hambre, mamá.

- Bueno, pues intenta descansar.

Subí a mi habitación, me desnudé, me puse el pijama, y sin pensarlo un momento, me tumbé en la cama.



Al levantarme, pude observar por la ventana, ya que la noche anterior me olvide de bajar la persiana, un cielo encapotado que ya me indicaba que no iba a ser un bien día.

Cuando llegué al instituto diez minutos antes de entrar, apoyado en un árbol cercano a la escena, miré y escuché a Michelle y Kylie hablando.

- ¿Quieres ir al cine mañana? - preguntó Michelle.

- ¿No sé, porque no le preguntas a Sam? Tan buenas amigas que sois

- ¡Joder Kylie! Ya te he dicho que no pasa nada entre nosotras, y no es la primera vez que tenemos esta puta conversación.

- ¡¿Pues sabes que Michelle?! Que te jodan, el otro día te necesitaba más que nunca y no viniste, porque estabas con ella, estábamos solas en el parque y mirabas el móvil para hablar con Sam. Últimamente, me hablas mal y eres cortante conmigo, si tanto la quieres, ¿por qué no me dejas y te vas con ella?

Mientras pronunciaba la última pregunta, Kylie ya estaba yéndose hacia su escuela. Michelle no hizo el intento de retenerla y fue cuando me vio en aquel árbol.

- Oye... - intenté empezar.

- Perdona Jack - dijo mientras pasaba por mi lado hacia la entrada.

Empezamos bien el día, pensé. Solo había pasado diez minutos rodeado de gente y ya había ocurrido algo. Probé de no pensar en nada y estar atento a las clases. Aunque mientras el señor Grant explicaba y recitaba el soneto A una nariz de Francisco de Quevedo, me di cuenta del vacío en la mesa de Emily. ¿Qué pasó el día anterior en su casa? Tenía la sensación que algo importante. ¿Estaría enfada conmigo? Me daba igual. ¿Les habrá contado la verdad o les habrá mentido? Seguramente les mintió, porque también nos lo hizo a nosotros. Ya lo entenderéis más adelante. ¿Estaría bien? Imaginaba que sí.

LA VERDAD TRAS EL CRISTAL - Diego EscamillaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora