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- ¿Qué chingados dices Chile? ¿¡Que me detenga!? - Reclamó a gritos el mexicano, moviéndose molesto frente al chileno - ¡Es por culpa de ESTE CABRÓN que Arge está muerto! ¡ESTE es el HIJO DE PUTA que se llevó a nuestro hermano! ¿Y tú quieres que pare? ¿Ahora, cuando por fin va a saber el dolor que nos hicieron pasar? Con Arge, con Perú... ¡ESTE IMBECIL NO TIENE IDEA DE LO QUE PASAMOS, y cree que es muy divertido cagarle la vida a la gente por sus propios motivos ENFERMOS! - Gruñó, mirando al canadiense con tanto filo que podría cortarle la garganta

Pero en esos ojos filosos Canadá también reconoció el sufrimiento de una herida que nunca había cerrado, y ahora sangraba por la hierva del bosque con forma de una rabia incurable.

- Necesitas calmarte México - El otro ninfo, Chile, le habló con tranquilidad, simulando acariciarle los brazos pero en realidad reteniendolo por si llegaba a hacer alguna locura - No estai' pensando bien weon, escuchémoslo, no sabemo' qué tenga para decir weon - Recomendó

El canadiense notó que, a diferencia de México, el chileno nunca gritaba, hablaba en una voz tan baja que podía ser confundida con los susurros de las hojas, definitivamente mucho más tranquilizadora y asertiva que la postura defensiva del norteamericano.

El mexicano sin embargo se crispó, sacudiéndose con un escalofrío pasajero mientras miraba tenso a su compañero tricolor.

- ¡¿ESCUCHARLO?! ¿Qué pendejada estás diciendo? - Dijo entre dientes sin entender su razonamiento, cegado por la furia y la tentación de la venganza - A mí me vale madres lo que tenga que decir, no voy a perdonarlo ¡Yo lo asesino, POR MÁS QUE TENGA QUE HACERLO CON MIS PROPIAS PINCHES MANOS! - Gritó una vez más, tratando de abalanzarce contra el humano si no fuera porque Chile lo sostuvo con fuerza

- México, mírame... - Habló el chileno con firmeza - Mírame weon - Volvió a insistir una vez más

Por fin logró que el mexicano girara sus ojos enfurecidos hacia él, a lo que Chile aprovechó para tirarle una buena cachetada, dejando al otro desorientado pero definitivamente más tranquilo.

- Cálmate. - Le indicó

Así Chile se separó del mexicano y lo dejó confundido cuestionando la situación, mientras que él avanzaba hacia Canadá con una sacudida de su corta cola.
El canadiense lo observó con un mudo respeto a la vez que el ninfo se arrodillaba para estar a su misma altura , parpadeando lento con su expresión constantemente neutra.

- G-Gracias - Agradeció con la cabeza baja - Me salvaste... -

El chileno sin embargo frunció el ceño con molestia, asustando al bicolor, y respondió con una tacleada de sus cuernos que pegó duramente en el pecho del contrario. Canadá necesitó unos momentos para volver a respirar, definitivamente parecía que la cabeza de Chile estaba hecha de piedra.

- Dijistei' que podiai' explicarte, así que explícate o no te salvo. - Soltó con una fría calma, mirándolo directo con sus ojos celestinos

Dejando al escalofrío atorado en su espalda avanzar, Canadá respiró profundo en un intento de desanudarse la garganta, entendiendo que esa era la única manera que tenía de salir con vida de allí.

- I-I... - Tartamudeó leve, tratando de no concentrarse en el ninfo de fauna y sus dos lobos aún mirándolo con ganas de pulverizarlo en el lugar - Conozco a Argentina... -

- Lo sé, los ví, y Arge me habló de tí - Confesó el sureño con tranquilidad

- ¿¡Tú sabías de esta verga!? - Reclamó entonces México

- Continúa - Pidió el chileno sin reaccionar mucho a los gritos del contrario

- F-Fue un accidente al principio, no sabía que existían... pero empecé a conocerlo y... realmente le tengo cariño - Recordó, desviando la mirada con una extraña vergüenza al reconocer que pensar en el argentino hacía a su corazón exaltarse tan facilmente - ¡Estuve ayudándolo a encontrar a Perú! Él podría estar vivo, tengo razones para creerlo... y de hecho sé quien se lo llevó -

Los ninfos (CanArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora