Capitulo 33: Miedos

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De: John Peterson

Fecha: 5 de febrero de 2015 8:09am

Para: Megan McMillan

Asunto: Cita

Megan

Debemos vernos. Hay cosas que tenemos que resolver sobre tu carrera en la musica y en el medio artístico. He llegado a Rusia, me dejas saber cuando podemos vernos.

Pd: Te quiero

John

———

Doy un bostezo y veo las letras del correo borrosas. Aun estoy dormida y no logro leer con cordura. ¿John? ¿Es en serio? ¿Que podría hablar con él de mi carrera? Me giro y veo a mi ruso particular dormir. Curvo la comisura y me levanto de la cama sin hacer ruido. Salgo al balcón y le llamo al móvil.

— Hola Megan, pensé que estabas dormida

— De hecho si lo estaba. Tu correo me despertó. ¿Que eso que supuestamente tienes que hablar conmigo de mi carrera?

— Megan, debemos vernos. Ahora que tu disco salio a la venta hay cosas que tenemos que finiquitar.

— ¿Que son esas cosas John?

—No puedo hablarlas por teléfono. Te espero en el hotel de siempre a las seis de la tarde

Me termina la llamada sin darme opción. ¡Joder! ¡Es que es tío tiene unos pantalones bien grandes! Resoplando entro nuevamente a la habitación. Antes de que Mikhail se levante me cepillo los dientes y mirando hacia los estantes veo las píldoras  anticonceptivas. Me quedo helada. Las he olvidado para el viaje a Ucrania. Las olvidé por completo. Dos días sin tomarme la píldora, genial. Tendré que empezar de cero y esperar una semana a que surta efecto. Me tomo la dosis que me toca y salgo del baño. Me vuelvo a subir a la cama y reposo mi cabeza en el pecho de mi ruso particular. Comienzo a besarlo con suavidad hasta despertarlo.

— Buenos días cariño —Digo mimosa— ¿Como te sientes?

Da un bostezo y sonriendo responde

— Me siento con ganas de follarte. Me encanta el sexo matutino

— Ah si...—Muerdo su labio inferior — Pues enseñeme que tanto le gusta señor Ivanov

Me quita el albornoz y quedo desnuda sobre él. Da un cachete en mis nalgas y muerdo mis labios.

— ¿Tienes condones?

Deslizando su indice por mi columna vertebral arquea una ceja.

— Sabes muy bien que no los uso. ¿Para que los quieres?

Sonrojada respondo

— Se me olvidó llevarme las píldoras a Ucrania y llevo dos  días sin tomarlas. Tengo que esperar una semana para que vuelvan a hacer efecto.

De un tirón me pone debajo de él. Juega con mis pezones y contesta

— No, no tengo ahora. — Pero eso no es problema, me las ingenio nena.

Ruedo hacia mi mesilla de noche y abro mi gaveta. Por suerte tengo unos cuantos. Mejor prevenir que lamentar. Le lanzo el paquetito plateado y divertida le digo.

— Anda, póntelo que quiero que me demuestres lo mucho que te gustan los polvos matutinos.

Se desprende de su boxer y libera su titánica erección y me siento pervertida al querer todo de él dentro de mi. Rasga el paquetito plateado y se coloca el preservativo.

— Sabes que no me gustan señorita McMillan, su olvido le costará

Me abre las piernas de golpe y se hunde entre mis piernas con fuerza. Saca el aire de mis pulmones, madre mía ¡Como necesitaba sentirlo! Su pene rozando en mi vagina, piel contra piel, boca contra boca y su posesión me domina. Entra y sale de mi con un delicioso movimiento en vaivén y coloca mis manos por encima de mi cabeza. Las sujeta con una de sus manos y aumenta el ritmo de sus embestidas. El ruido que provoca nuestros cuerpos chocar me excitan aun mas. Ligeramente arqueo la espalda.

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora