Capitulo 13: Trastornos

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Despierto y me veo en la cama de la habitación. Aun sigo desnuda envuelta en el edredón. Miro el reloj, son las una de la mañana y Mikhail no esta en la cama. Supongo que me ha cargado hasta acá porque ni cuenta me he dado de como llegue hasta nuestra cama. Me siento un tanto adolorida y sonrio al recordar lo que hicimos hace unas horas. Escucho la leve melodía de un piano y me extraño. Ceñuda me levanto envuelta en el edredón. Bajo las escaleras a medias y me detengo buscando en medio de la oscuridad de donde proviene la música. Todo esta oscuro, solo el resplandor del fuego de la chimenea alumbra tenuemente la planta baja. Allí esta sentado en el piano de cola tocando unas notas con el rostro triste.  No se ha percatado de que lo observo, está de espaldas y eso me da la oportunidad de verle mejor. Cuando esta a solas es diferente, es mas vulnerable a sentirse humano. Toca otra nota y apoya sus hombros sobre el piano derramando lágrimas. Unas que expelen dolor y sufrimiento interno. Me siento rara, extraña. Siempre lo he visto serio, fuerte e insensible. Llegué a creer que Mikhail era el primer ser humano que conocía y no sentía deseos de llorar, ni de expresar emociones, creo que, si lo hace, pero a solas. Quiero bajar y mimarlo, pero se que no lo permitirá, odia que lo vea en circunstancias que lo hagan ver debil. Me encoge el corazón verlo llorar. Me siento en las escaleras y le observo a escondidas. Como quisiera aliviar su dolor, que vea la vida con emoción, pero eso esta muy lejos de pasar. Sus lágrimas afloran las mías, comienzan a pasearse por mi rostro. Me duele, me duele ver que se desahoga solo, que todo lo que lleva dentro se lo guarda. Me levanto de las escaleras y las bajo sigilosamente. Me acerco a su espalda y muero por abrazarlo, por consolarlo. Dudo en hacerlo, temo que me desprecie y evada como siempre hace. Hay un espacio en la banca donde mi ruso esta sentado frente al piano de cola. Me armo de valor y entre lágrimas compasivas me siento a su lado envuelta por el edredón. Al verme a su lado su reacción es una algo confusa. Abrazo su torso y su actitud se vuelve seca y reacia. Seca sus lágrimas en nanosegundos

— ¿Que haces despierta? Vuelve a la cama

Niego con la cabeza

— No me iré, aunque rechaces que este a tu lado en estos momentos

— ¿Por que lloras? — Pregunta seco

— Porque me duele verte llorar, sufrir en silencio y encerrarte en ti mismo sin dejarme ser parte de ese dolor y ayudarte a superarlo.

— Estoy bien, no he llorado. No lo hago. Vete a dormir Megan — Responde gélido

Quiere hacerse el fuerte, el inhumano que todo lo puede soportar y acumular sin derrumbarse. Eso me bulle, quiero estar a su lado y me evita. No comprendo porque es asi y por mas que intento entenderlo no lo logro. Reposo mi cabeza sobre su hombro cerrando los ojos.

— Mentirme te será inutil Mikhail, te he pillado haciéndolo

Tensa la mandíbula y hermético contesta

— Megan, quiero estar solo, Vete a la cama—Niego con la cabeza

— ¡Que te vayas maldita sea! — Grita

Doy un brinco del susto con su grito y austada, derramo otra lágrima. Vuelvo a negar con la cabeza y entre hipos le respondo

— Puedes gritarme, tratarme con frialdad, evadirme y aun así me quedare a tu lado porque, aunque tu hermetismo no te deje abrirte sé que necesitas apoyo y afecto en estos momentos — Le agarro su mano y la entrelazo con la mía, beso su comisura y le susurro en voz baja — Llora..., sé que necesitas hacerlo. Llorar es normal, es de humanos. No se aun porque eres como eres, pero estoy a tu lado, no quiero que me evadas, no ahora.

— Megan..., vete

— Mikhail, quiero estar contigo. Quiero que me dejes ayudarte

Enfurecido, grita.

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora