Capitulo 22: Sexo, en Moscú, ¿En grupo?

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Ya es de mañana. Los rayos del sol me despiertan y mis piernas están enredadas entre otras rusas. Sonrio, no hay nada mejor que despertar así. Me levanto con cuidado para no despertar a mi finolis. Hoy me he levantado cursi, muy cursi y mi finolis me va a tener que aguantar así todo el día, aunque eso traiga una que otra cara seria Bajo las escaleras y entro a la cocina. Aun Alena no ha preparado el desayuno. Con toda la iniciativa del mundo comienzo a prepararle el desayuno a Mikhail intentando tener una mañana como cualquier otra pareja normal. Recuerdo que es pesco vegetariano y las carnes le resulta pesado. Pico algunas frutas y las echo en un plato hondo en vidrio. Saco del frigorífico el jugo de naranja y lo inlcuyo en la charola. Divertida subo con la charola a la habitación y entro silenciosa a la misma. Aun duerme. Hasta durmiendo se ve sexy y provocador. Coloco la charola sobre la cama y me siento a su lado. Por un momento admiro su belleza. Es guapísimo, perfecto, lascivo, jodidamente senaual. De solo verlo mi Afrodita se despierta. Rozo mi índice sobre sus labios deleitandome en su suavidad. Toco sus mejillas y su piel además de tersa, parece intacta. Vuelvo a tocar sus labios con mi índice y abre la boca dándole un pequeño mordisco. Brinco del susto riendo

— Hoy el oso dormilón fui yo, buenos días nena — Me dice bostezando

Sonrio mimosa

— Aun es temprano, ¿Como dormiste?

— ¿A tu lado? Delicioso — Mira la charola y patidifuso pregunta— ¿Y eso?

— Te traje el desayuno a la cama, ¿Que no puedo consentirte?

Sacude la cabeza

— Eso es cursi y fresa. No voy con eso

Rio y cruzandome de brazos y mi macarra lo reprende

— Mira, lamento informarte que soy cursi y me gusta lo romántico. Conmigo, aprendes o te adaptas a lo «fresa» anda, desayuna y deja de refunfuñar

Curva la comisura

— ¿Sabes de lo que me dan ganas de hacerte cada vez que me regañas?

Niego con la cabeza traviesa

Me toma de la nuca y besa mis labios; siento que se funden sobre los suyos. Lo muerde ligeramente

— Me dan ganas de follarte, duro. Muy duro

— ¿Ah si? Entonces lo regañaré mas a menudo señor Ivanov

Agarro el tenedor con un trozo de fruta. Sonrio y le digo que abra la boca. Al principio se niega pero termina cediendo. Es como un niño, hay que llevarlo y mimarlo para que no se comporte arisco. Llevo el tenedor hacia su boca y muerde sin dejar de mirarme fijamente. ¡Dios! Sus ojos azules me debilitan, me quedo hipnotizada en ellos y pierdo total control sobre mi o lo que hago. Agarra una fresa y la muerde a medias. Con un gesto me invita a morderla, me acerco a sus labios y muerdo la fruta mientras beso sus labios enamorándome inevitablemente mas de el. Me tumba sobre la cama suspendiéndose sobre mi y ya lo siento entre mis piernas endurecido.

— Será mejor que vayas y te pongas algo mas cubridor que este camisón traslucido, porque terminaré arrancandotelo y follándote aquí y ahora. Y eso nos atrasaría un poco ya que tenemos que volar a Moscú a medio día.

— Nada me encantaría mas que retrasarnos un poco señor Ivanov pero tiene usted toda la razón. Iré a cambiarme y a terminar de hacer la maleta.

— Olvida las maletas, en Moscú te compro todo lo que necesites

— Pero yo tengo mi ropa aquí. No tienes porque gastar nada en Moscú

Me mira en modo de regaño

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora