Capitulo 17: La paciencia se agota

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Nikolai maneja nuevamente hacia la casa. En el camino pienso y pienso en que hacer para levantarle el animo a Ninette y nuevamente intentar hablar e interactuar con ella. Mira tras la ventana y no deja de derramar lágrimas. Aprieto los labios y busco algo que decirle para animarla.

— Oye, solo estará unos días fuera. No tienes porque estar triste, estará pronto de regreso.

Me ignora y hace como si no hubiera dicho nada. Vale creo que no es el mejor momento para hablar. Llegamos a la casa y Ninette corriendo se encierra en su habitación. Me espera una y grande con esta muchachita. Entro a la casa desganada. Se siente más fría de lo normal. Incluso se siente vacía sin él. Me siento en el primer escalón de la escalera doble y miro la pantalla del móvil. Espero con ansias cualquier mensajito de Mikhail por mas estúpido que sea. Luego de soltar un respiro me decido a ir a mi estudio de música a componer algo. Tal vez eso me distraiga un poco. Agarro una libreta y comienzo a pensar en que escribir.  En minutos la musa llega y comienzo a vaciar en letras todo lo que llevo dentro. Escribo la canción a medias y bajo las escaleras a toda leche y me detengo en el piano de cola. Me siento frente al teclado y antes de vocalizar la canción le busco ritmo a la vez que escribo las notas en el pentagrama. Creo que le falta un toque de sentimiento más allá de lo que ya he escrito. Creo que ahora más que nunca necesito distraer los pensamientos con la música. Sigo tocando el piano y creando ritmos a mi nueva canción. Tarareo mientras canto. Pasan unos minutos y veo a Ninette bajar las escaleras. Se sienta en los escalones a mirarme desde lejos. Su mirada es fiscalizante e intimidante. ¡Joder es solo una cría de nueve años! Y es increíble que logre ponerme nerviosa. Intento ignorarla y sigo tocando. Baja las escaleras y ahora se acerca al piano. No escribe nada en el Ipad, solo me mira. Continúo cantando y su acoso visual termina jodiendo mi paciencia

— ¿Pasa algo Ninette?

Dice que si con la cabeza. Y escribe en el aparato

¿Porque eres tan ruidosa? Cantas horrible, ¿No te lo han dicho?

Retiro las manos del piano. Es increíble como esta niña busca cualquier cosa para amargarle la vida a los demás.

— Pues sabes, no me lo han dicho. Más bien me han dicho todo lo contrario

Arquea una ceja pedante y escribe

Tal vez por pena, la verdad pareces un loro con gripe cuando cantas. Además, mi tía Irina tocaba el piano mejor que tu

— ¿Porque no te regresas a tu cuarto y dejas de dar lata?

Dicho esto, me levanto del piano hastiada. Avanzo a la cocina y tropiezo con Alena. Me pide docenas de disculpas y yo solo quiero soledad. Me siento en el taburete de la isla central aguantando las ganas de mandar al demonio a la niña, pero me aguanto.

— ¿Estas bien Megan? — Pregunta Alena

Digo que si con la cabeza

— Solo debo descansar un poco, ya mañana es otro dia.

Con cierto nerviosismo comenta

— Señorita, Rusia aun sigue en fiestas y más aquí en San Petersburgo. Quería saber si podría darme el permiso para ir con Fedor y mi hijo Nikolai a una fiesta cerca de aquí.

— Anda, ve y diviértete con tu familia.

— Gracias Megan, te lo agradezco mucho.

Se va de la cocina y miro la pantalla del móvil. Ningún mensaje de Mikhail ni ninguna llamada. Quiero saber de él, pero tampoco quiero molestarlo. Escucho unas notas del piano sonar, avanzo al piano de cola y Ninette corre hacia su habitación riéndose. Veo sobre el piano mis hojas de pentagrama hechas trizas. Las ha roto con toda la intención de hacerme enojar y lo ha logrado.

Tuya Cuando Quieras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora