Antipático y odioso Sherlock,
Realmente espero que estés muerto y sea ese el motivo por el cual jamás llegaste a nuestra boda.
Esta carta no es ningún tipo de reclamo por la vergüenza y humillación a la que me empujaste con tu gran egoísmo, simplem...
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Enola acariciaba su abultado vientre con cariño mientras se miraba al espejo, no podía negar que esa se había convertido en su actividad favorita.
—¿Cariño?
La voz de su marido hizo que se ponga de pie de un salto, cargada de emociones la chica corrió hacia la puerta de la habitación que compartían en el majestuoso castillo de Basilwether.
—James.—Susurró mientras envolvía sus brazos en el cuello de su esposo, hacia una semana había partido hacia Inglaterra por una junta urgente en la camada de Lores y ella lo había extrañado demasiado.
—Preciosa.—Susurró más para sí mismo antes de estampar sus labios sobre los de su mujer en un beso hambriento. Su avanzado embarazo había sido la única razón por la que ella no lo había acompañado a su viaje.
—Te extrañe tanto.—Susurró Enola entre besos.
James sonrió mientras desabotonaba su chaleco.—Te extrañé tanto.
Habían pasado ya 4 meses desde todos los negativos acontecimientos, con casi 8 meses de embarazo la Vizcondesa Tewkesburry había decidido trasladar toda su vida al castillo Basilwether para esperar el nacimiento de su primogénito.
—Mi amor.—Gritó Enola mientras reía al ser alzada del suelo por su esposo.
—Te amo tanto.—Susurró James antes de dedicarse a besar la delicada piel de su mujer.
—Oh...—Jadeo extasiada.
—¡FAMILIA!—Fue el grito que los obligó a separarse con pesar.
—¿Los trajiste?
—Ay... si, lo había olvidado.
La puerta fue abierta de golpe dejando al descubierto al gran detective Sherlock Holmes quien sonreía abiertamente hacia su hermana y cuñado.
—¡¿Como esta el feto mas bonito?!
Enola soltó una carcajada mirando a su hermano parado en el marco de la puerta, dio un salto que puso a temblar a James y corrió a abrazar a su querido y adorado hermano mayor.
—¿Sabes quien camina? —Preguntó emocionado-—¡EVOL! Mi bebé ya camina.
—¡Oh mi dios! ¿En serio?—Dijo Enola con emoción mientras era arrastrada escaleras abajo para ver a la pequeña Evol.
James se quedó sentado en la cama mirando a la puerta, soltó un suspiro y se dejó caer en la cama con una sonrisa en los labios.
—Definitivamente estoy en casa.
Unas horas mas tarde se encontraban los tres hermanos Holmes con los brazos cruzados y el ceño fruncido mirando por la ventana, el cielo se estaba cayendo frente a ellos.
—Es escalofriante su parecido.—Susurró Alone al llegar al lado de James.
—Tienen las mismas expresiones.—Le dio la razón.
Ambos se miraron y se soltaron a reír.
—¿De que se ríen?—Preguntó Sherlock, ellos miraron a los hermanos y volvieron a reír sosteniendo su estomago.
Los tres hermanos tenían la misma expresión de confusión con la cabeza de lado.
—Señores.—Dijo la nueva ama de llaves entrando a la habitación.—La comida esta servida.
Los varones Holmes sonrieron de inmediato emprendiendo el camino hacia el comedor, Sherlock, por supuesto, tomó la mano de su esposa y la escoltó hacia la mesa.
—Claro, vayan, están en su casa.—Dijo el Vizconde con ironía y gracia.
—Aman estar aquí y tú les diste la confianza...
James sonrió con tristeza.—Cuando... cuando no estabas, mi amor, estuvieron conmigo todo el tiempo, más Sherlock que Mycroft, ya sabes como es...
Enola no pudo evitar sonreír, amaba la conexión que había creado su esposo con sus hermanos, increíblemente incluso con Mycroft, aunque se había desarrollado en un momento duro para todos ella era feliz con eso.
James miró a todos lados, asegurándose que estaban solos en el salón, con una sonrisa traviesa se acercó a su mujer y sin darle tiempo a decir nada tomó sus labios presos a base de amor y suaves caricias.
—¡Oh!—Gritó James al sentir un leve movimiento proveniente del estómago de su esposa.
—Al parecer alguien está muy feliz.—Dijo Enola con emoción.
—Hola, pequeñín. —Dijo James poniendo su mano en el abultado vientre de su mujer sintiendo como continuaba revoloteando.
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La cena, aunque la pequeña Evol ya se encontraba acostada, pasó entre conversaciones banales y sonoras carcajadas, todos habían pasado malos momentos pero en ese momento, los cinco juntos, se sentían más en familia que en cualquier otro momento de sus vidas.
Y es que no había duda alguna que la relación que llevaban ellos era especial, aunque Sherlock y Alone habían decidido viajar constantemente para evitar accidentes con la familia de la mujer, y Mycroft llevaba una vida ocupada en Londres, su lugar de encuentro era el castillo Basilwether, donde los cinco se sentían cómodos, en familia y en especial, sentían el calor del hogar que tanto anhelaban.
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—¿Por qué estamos desayunando en la cena?—Preguntó finalmente Mycroft.
Enola no pudo evitar soltar una carcajada.
—Lo lamente hermano, pero tu amado sobrino o sobrina desea desayunar en la cena.—Dijo con inocencia.
—Sí es por mi sobrino seguiré comiendo así todo el tiempo que desee.—Respondió mirando a su hermana con cariño.
—¿Qué te han hecho, Mycroft?
**** Hola, chicas, ha llegado el momento que nadie desea, se acerca el final 😭
