LA VIDA ES BELLA| Enola Holmes

XXI

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Enola y Caroline se encontraban en el saloncito con una taza de té en las manos y la preocupación latente del por qué el médico no quería darles información.

—No debe ser nada, cariño.—Intentó convencer a Enola al verla removerlo por enésima vez en su asiento.

—Estoy muy preocupada, suegra.—Dijo Enola con pesar dejando el delicado juego de te a un lado.

—Es un hombre fuerte, preciosa, esto no es nada.

Enola apretó con fuerza la falda su vestido, era tan pomposo que había dudado incluso si podía sentarse en la diminuta silla, miró su reflejo en el cristal frente a ella y vió su cabello perfectamente peinado y arreglado, habían tardado horas y James no podía parar de reír al ver las muecas que Enola hacía mientras la peinaban frente a él, llevaba maquillaje en el rostro debido a la palidez a causa falta de alimento estos meses y los aceites que habían frotado en su cuerpo la hacían brillar incluso en el opaco reflejo de la ventana.

Había extrañado a James, habían esperado dos años por su matrimonio y ni siquiera habían podido hacer su viaje de bodas, sabía que James se había esforzado mucho para planearlo y sólo podía desear que él mejore para compensarlo.

—Señoras, —Hizo una reverencia.— el señor llama por su esposa, mi Lady.

No había terminado de hablar cuando Enola había salido disparada hacia la habitación de su esposo.

***

Sherlock miraba a Alone jugar con Evol, la culpa hacia que su corazón latiera con más fuerza, sabia que su esposa había sufrido mucho con el secuestro de su hija pero él había tenido el descaro de culparla por aquello.

Era consciente de cuánto había llorado su esposa y de cómo había sido cruel con ella, evitándola y dejándola sola, inclusive evitando que otros se acercaran a consolarla.

—¿Sherlock?—Lo llamó Alone, tenía una sonrisa radiante y un brillo en sus ojos que hacía mucho no veía.

—¿Si?

—¿Vienes a jugar?

La bilis subió su garganta, ella ni siquiera estaba enojada con él, y es que hubiera preferido su rabia y enojo por su abandono a que ella esté como siempre.

El detective asintió para luego quitarse los zapatos y caminar hasta donde se encontraba su familia.

—Dice el médico que ya debería empezar a comer con nosotros —Dice con una sonrisa de emoción.—Muero por ver su reacción a la comida.

—Apuesto que le encantará todo.

***

—¿James?

—Siéntate conmigo, preciosa. —Dijo James, quien estaba sentado en el sofá de su habitación, colocado frente a su ventana.

Enola dio pasos lentos hacia su esposo, cayendo con suavidad a su lado.

—¿Qué pasa, mi amor?

—Esto lo cambiará todo, Enola...—Dijo volteando a mirarla a los ojos.

—Dímelo, por favor...

—Mi brazo derecho ha quedado inmovilizado por el disparo.—Confesó con pesar.—Puedo llevar una vida normal pero... mi brazo derecho es inútil, he quedado defectuoso.

***

La pequeña Evol se había quedado dormida en los brazos de su padre, quien la mimaba y paseaba por todo el living, Sherlock se asomó a la cocina encontrándose con su esposa preparando la cena, picaba las verduras con total tranquilidad y una sonrisa cálida en sus labios.

—Cariño.—Dijo ella empezando a sonreír con dulzura.—Hice  pie de manzana, está en el horno.

—Perdóname.

—¿Por qué?

—Por culparte por todo esto, Alondra.—Dijo con sinceridad.

—Fue mi culpa, Sherlock, fueron mis padres quienes hicieron esto...—Dijo dejando el cuchillo a un lado, tomando un trapo para limpiarse las manos.—Debí tener... precaución con Evol.

—Pero debí estar para ti, Alondra, debí cuidarte, ese es mi trabajo como tu esposo.

—Cariño, no debes sentir culpa incluso yo me odié por todo esto.

—Ahora entiendo que no solo es tu culpa, también fue mía por no protegerlas.

—Sherlock, esta es nuestra familia, tú, Evol y yo, ambos debemos protegerla, protegernos.

Sherlock no pudo evitar sonreí, sin duda alguna ella era su Alone, su mujer, la mujer de la que se enamoró locamente.

—Te amo, Alone... Te amo tanto.

***

 
Enola de encontraba acurrucada en el pecho de James, sobre su brazo malo, mientras que con su mano buena acariciaba el levemente abultado vientre de su esposa.

Ella era consciente del dolor que esa nueva dificultad le causaba y de lo como lo estaba acomplejando la situación.

—¿Se mueve mucho?

—Aún no lo he sentido, a penas unas pequeñas burbujitas.

—Hemos perdido mucho tiempo juntos, mi amor.

—Lo recuperaremos con creces te lo prometo.—Dijo antes de girar su rostro para besar a su amado esposo.

***

Okay, okay, tranquilas, no ha sido algo tan grave pero veamos como se adapta James a esto.

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