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Los presurosos pasos de Sherlock Holmes eran delicados a comparación de los tropezones de James que lo seguía de cerca.

-Cállate, James.-Regañó el detective a su cuñado.

-Camina, Sherlock, apurate.

-Silencio los dos.-Cortó la pelea Mycroft mientras se acercaba junto con su madre.-Debemos rodear la zona, marca puntos débiles.

-Niño, tu vienes conmigo.-Ordenó Eudoria mientras hacía señales a su equipo para que la siguieran.

Los pasos de las mujeres del equipo de Eudoria eran delicados pero firmes, todo lo contrario del Vizconde, empezaron a examinar la zona del lado derecho deteniéndose atentos ante el llanto de una bebé.

-Es Evol.-Susurró Eudoria con una sonrisa.

-Calla a la niña.-Ordenó una voz ronca.

-Tiene hambre, necesita alimento. -La voz de Enola cortó el silencio haciendo que el corazón del Vizconde Tewkesbury volviera a latir con fuerza.

-No me interesa, Cállala.-Bramó justo antes de que un golpe le robara un alarido de dolor a Enola.

Y lo siguiente que se oyó fue un golpe brusco.

Como si todo hubiera estado orquestado las mujeres y James corrieron hacia la casita escondida entre los árboles.

-Está abierto...

Ante ellos se encontraba un enojado Sherlock siendo sostenido por Mycroft por los hombros, evitando que dé un paso al frente y es que la situación lo ameritaba, un hombre apuntaba con un arma a una sucia y desgarbada Enola que aprisionaba entre sus brazos a la pequeña Evol quien sollozaba

-Enola...- El susurro del joven Vizconde hizo que la joven levantara la mirada con sorpresa.

-¡Calla a la maldita niña!-El grito del anciano del arma hizo que Enola pegara un salto mientras acariciaba a la bebè.

-Dejalas ir.-Interfiriò Mycroft.-¿Deseas dinero? Tenemos mucho.

-No me interesa su sucio dinero.-Espetò el hombre con los ojos bañados en locura.

-¿Mil libras? ¿Dos mil?-Dijo el Vizconde mientras avanzaba con lentitud.-Di el número y te lo pagaré.

La risa del hombre dejó al descubierto los pocos y sucios dientes que tenía.-Ellas son mías, mi esposa y mi hija.

-Pìdeme lo que desees y lo tendras.-Ordenó el Vizconde cargado de rabia.

-No entiendes, niño.-Dijo el sucio anciano.-Miss Moriarty logrò lo que nadie, trajo a la vida a mi mujer y mi hija, no las dejarè ir nunca màs.

-Deberìas entender que ella no es tu mujer, hombre.-Interfiriò Euforia mientras se abria paso entre los hombres y mujeres que ayudaban en su busqueda.- Moriarty te mintiò.

-¡No! ¡Jamàs! Mirala, ella es mi querida Evangeline... no ha cambiado en nada, está igual que cuando teniamos 20 años...

Enola se veìa demacrada, bastante màs delgada, su cabello se encuentraba trenzado y sucio, y su rostro ennegrecido a causa de la suciedad. Se encontraba envuelta dentro de un vestido sucio a causa de las cenizas y un mandil que alguna vez fue blanco y ahora era amarillo verdoso por el paso de los años.

La tensión crece, el hombre tiene un arma, una sola oportunidad de disparar y luego deberà tomar un tiempo para cargarlo, piensa James justo un segundo antes de saltar hacia el anciano.

El sonido de un disparo es seguido a una estrepitosa caìa en el suelo, la reacciòn de todos fue instantanea, los guardias ayudaron a inmovilizar al hombre, Enola apretaba contra su pecho Evol mientras Eudoria y Sherlock las abrazaban con fuerza, por otro lado, Mycroft se encontraba anonadado mirando al Vizconde quien sangraba abundantemente muy cerca al pecho.

-¿Estas bien, James?

-Duele...-Gruñò.- Pe-pero lleva a Enola y Evol... a un lugar se-seguro...

-¡James!-El grito de Enola vuelve a la realidad al hombre, quien intenta sentarse sin exito.

-Mi bella dama.-Dijo el chico con una sonrisa plasmada en su rostro.

-James...-Susurrò entre sollozos mientras observaba estupefacta la mancha roja que cada vez se hacia mas grande.

-No tengo pensado hundirme aqui tirado, mi amor.-Susurrò el vizconde acariciando su mejilla.- No tengo planeado morirme desangrado...

-Ja-James...-Dijo Enola tomando su mano hasta guiarla a su estomago.

Los ojos marrones del Vizconde Tewkesbury se abrieron con sorpresa al notar un bulto en ella, soltò una carcajada seguida de por una tos y su mano acariciò con delicadeza y cariño el vientre de su esposa.

-Perdónenme por no haber llegado antes...-Dijo con dificultad.

-Llegaste justo a tiempo, mi amor.-Dijo Enola mientras se limpiaba las lagrimas que no paraban de fluir.

-James, debemos sacarte de aquí ahora, debe verte un médico... estas perdiendo demasiada sangre.

-Deberás ayudarme, compañero, no logro moverme...-Admitió con pesar mientras hacía un gran esfuerzo de no cerrar los ojos.

-James, no me dejes...-Pidió Enola un segundo antes de que James se deje llevar hasta quedar inconsciente.

***

Enola había sido atendida por el médico quien había confirmado el embarazo y, para tranquilidad de todos, había dicho que todo estaba en orden.

Evol se encontraba totalmente sana y ayudando a sanar a su madre, quien no paraba de sonreír acunando a su pequeña entre sus brazos.

La noticia se esparció como la pólvora, las pequeñas Holmes habían vuelto a casa, aunque muchos se habían cargado de pesar al enterarse que el saldo fue que el Vizconde terminara gravemente herido.

Los ojos de todos se encontraban fijos en el recién casado Vizconde quien entraba y salía de la inconsciencia luego de la operación larga y extenuante para extraer la bala alojada en su pecho.

Enola no se apartaba de su lado en ningún momento, a pesar de que todos reiteraban que debía descansar, una semana después no se había movido más que para tomar uno que otro baño.

-Enola...‐ Susurró su madre para despertarla, de había quedado dormida en la incomoda silla que había sido su compañera todo este tiempo.

-¿si?

-Mira...-Señaló al Vizconde quien la observaba con una sonrisa mientras el médico lo examinaba.

-James...-Chilló entre lágrimas aventando su cuerpo lo más cerca que podía.

-Vizconde, debemos hablar - Interfirió el médico.

-Solo dilo, Alles.-Ordenó el Vizconde.

-Señor -Habló con seriedad.-Es mejor hablarlo en privado.

En ese momento todos entendieron que el médico iba a decirle algo realmente importante, algo que cambiaría todo.

LA VIDA ES BELLA| Enola HolmesWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu