Nuestro querido escritor esta perdidamente enamorado del mejor detective del mundo, pero no sabe cómo conquistarlo...Pues no importa ¡Él dará su mejor esfuerzo y no se rendirá tan fácil, no sin antes dar la lucha! Porque todo es más difícil cuando t...
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- ¿Ya cállate no? Solo eres un idiota rarito que lo cree saber todo.
- ¿No lo sabes? Que inútil.
- ¡Vete de aquí!
-Ya me cansaste, lárgate ¿Sí?
-Desearía que ojalá no hubieras nacid-
- ¡YA CALLENSÉ, BASTA!
-Dijo en un pequeño grito, su respiración completamente agitada, su cuerpo temblaba, unas pequeñas gotas de sudor recorrían su frente y lágrimas caían de sus orbes verdes. Levanto su torso y se sentó en la cama.
-N-no, no otra ve-ez. -Hablo para sí mismo en un susurro mientras se tapaba la cara con sus manos, su voz estaba quebrada. ¿Qué pasaba? Bueno, nadie más sabía aparte de Yosano, Fukuzawa y Edgar que Rampo sufría de pesadillas, estas aparecían por un tiempo y luego se iban, o simplemente aparecían de la nada.
-Snif- a-ahh. -Giro su cara para ver a su novio, este dormía y eso le alegraba ya que:
1.-Merecía un descanso y debía tenerlo.
2.-No quería molestarlo ni cansarlo más.
3.-No quería que lo viera de esa manera.
-Se paro de la cama dispuesto a realizar la rutina, pero antes de irse agarro la cobija y abrigo a su novio, pues esa noche hacía mucho frío, camino lentamente hasta el baño y cerró la puerta, aunque sin seguro. -Se vio al espejo: aún podía oírlos y un nudo en su garganta empezaba a formarse, se quitó el pijama y se metió en la bañera, la lleno de agua con un poco de burbujas y...lágrimas cayeron nuevamente, empezando un llanto en silencio y tratando de callar sus sollozos: se sumergió lentamente en el agua, tratando de olvidar esos incidentes y calmarse, pero, aunque trataba...simplemente no podía. - ¿Qué tal sí? No, no podía, pero... ¿Y si lo hacía de nuevo? Es decir, su cabello tiene su propio estilo...despeinado y puntiagudo, nadie notaría que había cortado su cabello a la maldita sea ¿Verdad?
-Mientras eso pasaba Edgar se despertó lentamente y noto la ausencia de Rampo, dedujo que este tuvo una pesadilla, se levantó rápido de la cama, Fukuzawa le había dicho que cuando eso pase no deje a Rampo solo, menos en el baño y con unas tijeras. La luz del baño estaba encendida, se dirigió hasta ahí, aunque quería entrar primero le pediría el consentimiento al menor.
- ¿Rampo...estás bien? -Pregunto el mayor en un tono que se escuchaba preocupado.
- ¡Mierda! -Pensó Rampo, él cual estaba en la bañera con agua, una mano sosteniendo un mechón largo de su cabello y la otra...con unas tijeras, con la cual estaba a punto de cortar ese mismo mechón. -Rápidamente reacciono, dejo las tijeras en algún lado, seco sus lágrimas y respiro hondo para que su voz no se escuche quebrada ni tartamudee.
