C A P Í T U L O 29

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El sabor de la harina y la cebada fue casi como un golpe en el estómago, fue un sabor demasiado osco y me hizo arrugar el gesto con disgusto.

—Ni se te ocurra sacarlo de tu boca —Advirtió Eris sin levantar la atención de su propio plato.

Tanto él como ella parecían tan acostumbrados a ese sabor tan desagradable que apenas masticaban unas pocas veces antes de tragar.

—¿Por qué sabe así? —Cuestioné dejando el pan de nuevo en el plato, esta vez solo cogiendo tocino. Mis ojos detallaron el trozo de pan en el plato, notando el color extraño, casi grisáceo de la miga en su interior —Es...

—¿Asqueroso? —Preguntó Eris en un tono casi afirmativo —La granjas de la Corte fueron arrasadas durante la guerra, la tierra se contaminó y la mayoría de campos de cultivo aún no son viables. Beron no tiene intención de darle prioridad al tema por lo que, lo que comes ahora, es lo mejor que se puede permitir alguien a día de hoy.

Observé con cierto horror sus platos ya casi vacíos.

—¿Esto es lo mejor?

Esta vez fue la mujer quien asintió.

—¿Y qué comen los demás? ¿los que no se pueden permitir lo mejor?

Eris limpió sus labios con la servilleta que cuidadosamente había doblado y dejado junto a su plato, luego levantó la mirada y pude ver cierta irritación en su gesto.

—Esa es una pregunta bastante estúpida por tu parte.

—Eris —Protestó su madre.

—¿Qué se les da? Esto apenas es comestible, ¿acaso no comen nada? —Dejé que su insulto flotara en el aire y se deslizara en el silencio.

—Huyen, criatura. La Corte Otoño ha perdido más de la mitad de sus habitantes durante este último año —Me quedé helada en mi lugar.

Había visto los mapas del territorio, sabía cuán extensa era la Corte Otoño, como todas lo eran. Que más de la mitad de las personas que vivían en estas tierras hubieran huido por la falta de alimento suponía un gran problema.

Y Beron, el Alto Lord, ¿no parecía interesado en solucionarlo?

Una pregunta más se formuló en mi mente pero la mirada que me dedicaba la Lady de Otoño me hizo detenerme. Había una especie de brillo extraño en sus ojos, no, no era un brillo, en una neblina que enturbiaba el tono caramelo de los mismos.

—¿Qué ocurre? —Pregunté confundida.

Entonces solo percibí, como algo extraño rondaba dentro de mi mente. Era una caricia muy distinta a la que había conocido con Rhysand, no había nada de esa neblina oscura y fría, no, esta vez era casi como un pequeño animal, una ardilla o algo semejante. Que se movía rápido, indagando apenas durante unos segundos en las memorias libres del muro de mis recuerdos.

—Usted...—Eris carraspeó su garganta.

—¿Y bien? —Su atención cayó sobre su madre.

—Es una muchacha peculiar —Dijo ella con voz calmada —Huye del General de la Corte Noche.

Se me detuvo el corazón dentro del pecho ante aquellas palabras, mis manos se hicieron puñosa u sobre la manera de la mesa.

El rostro de Eris giró rápidamente en mi dirección, había algo vivo en su mirada, casi agresivo.

—Dijiste que huías de tu compañero —Mis ojos permanecieron fijos en mis puños.

—Criatura —Su voz me obligó a mirarlo, el tono demandante que había en ella —Dijiste que huías de tu compañero, ¿es eso cierto?

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Where stories live. Discover now