Su piel seguía suave y aún mantenía la calidez familiar que había estado rogando volver a experimentar y así, a pesar de la situación que los mantenía a ambos atrapados, se sintió seguro entre los brazos delicados pero protectores del peruano.
Lo que hubiese dado por poder quedarse allí, descargando en su pecho el sufrimiento como lágrimas y gemidos doloridos, aspirando en su aroma ese tinte a bosque en un simple parpadeo había perdido.

Pero se separó poco a poco, sintiéndose más tranquilo... hasta que admiró en sus ojos melosos ese brillo de felicidad melancólica y no pudo evitar quebrar nuevamente, uniendo sus frentes y dejando su corazón dañado atravesársele con los pulmones con cada sollozo entrecortado.

- Arge... - Lo llamó dulce el peruano, con gentileza tomando el rostro de su compañero entre sus manos - No llores... sé lo mucho que sufres cuando lloras - Le pidió en un lamento

El argentino sin embargo solo negó, apretándo los labios para que los sollozos chocaran contra estos antes de escapar.

- No me importa - Confesó con la voz quebrada, para después volver a fundirse en el abrazo del contrario, ocultando el rostro en su hombro - Estás vivo... - Soltó

Perú lentamente enredó sus dedos en el cabello del otro, apretando repentinamente como tratando de contener el impulso de gritar, sus propias lágrimas comenzaban a chocar contra el hombro del celestino.

- Claro que estoy vivo - Rió afectado, aún acariciandole la espalda - Pero no deberías estar aquí Arge... Solo yo debía caer en sus engaños, solo yo debía sufrir... Tenía que ser un ejemplo para todos ustedes, deberías estar libre - Se quejó entre llanto, sonando incluso confundido de cómo había terminado su amigo allí

- P-Pero... ¿Qué iba a hacer? ¿Dejarte solo? - Preguntó el argentino, tomándolo por los hombros para poder mirarlo a los ojos una vez más

Las lágrimas del ninfo de viento le cortaron el corazón como las garras de un lobo.

- Argi... Prefiero sufrir solo toda mi vida antes de que cualquiera de ustedes tenga que pasar lo que estoy viviendo - Dijo con honestidad, mirándolo sincero y apenado

El argentino quiso hablar, contradecirlo, asegurar que él mismo era capaz de sacrificar su propio bien con tal de acompañar al peruano sin importar qué tan malo se pusiera ese infierno.
Incluso si lo obligaban a mantenerse sobre la lluvia, cortarse una oreja o mirar directo a esas luces cegadoras de brillo frío contrarias a la calidez del sol... prometía que, si él salía de allí, entonces sería de la mano con Perú.

Lo había perdido antes, no lo perdería ahora.

Sin embargo los cortó el aire hostil de aplausos lentos cercanos a ellos, se dieron la vuelta y observaron, con la sangre fría y el cuerpo tenso, a Reino Unido mirarlos con esa asquerosa sonrisa suya... sus ojos mostraban una agresividad que los paralizaba en el lugar.

- Que momento conmovedor - Soltó su impetuosa voz de tono grave - Lamento tener que arruinarlo - Rió con una falsa careta de pena

El argentino se separó nuevamente de su amigo, tratando de adoptar un aire defensivo... aunque estaba paralizado allí, podía mostrarse a la defensa de Perú pero no sabría qué hacer si la intimidación no funcionaba... no sabría realmente cómo reaccionar si ese hombre se acercaba a cualquiera de los dos.

Pero entonces UK se rió... se burló de sus intentos de defensa como si no fuera nada más que el juego de un niño. Con el dedo le hizo una seña para que se acercara... el argentino dudó pero, siendo humillado por defenderse y sin estar muy seguro de lo que podría pasar si se negaba, terminó acercándose a él con paso inseguro, tratando de retener su temblar pero no pudiendo evitar que su espalda se encorbara, como pidiéndole hacerce bolita y ocultarse.

Los ninfos (CanArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora