God Is He.

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Capítulo 13.

God is he.

Yo soy la justicia, la iglesia y el santo
Soy el muñeco de vudú que quieres creer
Soy los ángulos que te sostienen y te rodean
Soy el demonio que tienes miedo de conocer
Soy el templo que te bendecirá y te alimentará
Soy la religión que te mantiene encadenado
...


»Flashback...

En el comedor de un sanatorio clandestino una médico rodeada de varias enfermeras leí la primera plana del periódico donde se detallaba información sobre la inauguración de la nueva atracción del hotel 'Jahim' y cómo esto se convirtió en un evento agridulce al caer el hijo del dueño al agua, al final todo resultó bien, el chico estaba a salvo y la velada fue un éxito.
Normalmente esos temas sólo eran cotilleos de un rato y para las enfermeras así fue pues ahora ellas hablan de las veces que han pisado tan magnífico lugar. Todas menos la única médico allí y todo se debía a sus finanzas. Imaginaba que con el constante derroche de lujos que había en el negocio todo debía ser costoso hasta una pieza de pan y ella no podía permitirse un gasto de esa índole.
Aunque sabiendo que el chico del que se habla es su sobrino podría sacar beneficios para ella amenazando al dueño con un escándalo luego de la negligencia en el cuidado de su querido sobrino. De ese que apenas recordaba su nombre.
-¿Y usted doctora? -
-¿Eh? -
-¿Cuál es su atractivo preferido del Jahim?-
-El dueño. -
-El seguro está casado, tiene un hijo.-
-Ya me imagino lo afortunada que debe ser quien sea la señora Michaelis.-
-Yo fui el otro día a comer a uno de los 3 restaurantes del hotel y lo vi, no trae anillo y según escuché su hijo es adoptado. Venía con la propiedad. -
-¡Claro! El hijo de los difuntos condes Phantomhive. -
Hablaban entre ellas las enfermeras mientras Angellina permanecía metida en sus pensamientos.
Algún beneficio debería traer que su sobrino sea hijo del dueño, como una herencia de muchos millones. Lo mínimo que ella se merecía.
-El es su sobrino, ¿no doctora Ann?-
-Lo es chicas. -
-Usted dijo que el había muerto. -
-Es que yo creía lo mismo. Michaelis me citó en el hotel para poderme reunir con mi amado niño...

Fin del Flashback. «

Aquella noche ella descubrió que no sería tarea fácil acercarse a ninguno de los 2, por lo que tendría que actuar con cautela y ser una tía muy muy atenta...

§§§§

Caminando por los pasillos del hotel Ciel se dirigía a reunirse con Angellina luego de años.
Sentía deseos de azotar su cabeza en todo lados para saber que era lo que tenía dentro y de una vez por todas ver porque razón un ente maligno mostró más bondad por el en lugar de los humanos que llevaban su misma sangre.

Quizá el diablo nunca fue el malo de la historia ...

Al menos eso empezaba a creer.
Llegó al solárium donde Angellina lo esperaba para el té de la tarde, realmente su sola presencia bastaba para hacerle sentir arcadas, sin embargo se acercó a ella preso de la curiosidad, no por la vida de la mujer, sino por lo que el demonio fuera a hacer...

-Buenas tardes Madame. - saludo educado.
-¿Madame? Soy yo, tu tía Ann. Dejame abrazarte mi vida. - aprieta al chico contra su cuerpo lastimandolo un poco en el proceso. -Mira que bien te sentó el tiempo, estás tan guapo. Las chicas deben rodearte. -
-Ejem... Madame, ¿a que debo el honor de su visita? No es como que usted tenga interés en mi, además claro del económico. -
-Ciel cariño. Vine para aclarar las cosas contigo. -
-La escucho, solo le agradecería que no haga ningún contacto. Anoche tuve una crisis asmática y mi salud no es la mejor. -
-Mi Ciel, ¿el te cuida bien? -
-¿Le importa acaso? - sonríe. -Me cuida muy bien. Mejor que mi familia de sangre. -
-Ciel, corazón. Ni siquiera sé cómo pedirte perdón. Hace años tuve miedo de no poder cuidarte y por eso te rechacé, pero ahora soy una mejor mujer, alguien con un buen empleo que puede darte todo lo que necesitas, quizá no los lujos que tienes en el hotel, pero si puedo darte un hogar y estudios. Si tu me lo permites mi niño. -
-Madame no es necesario. Tengo una nueva familia y no necesito nada de nadie. Aun así le agradezco que finja interés. Pida lo que guste de los restaurantes, la cuenta corre por la casa. Si me disculpa aún tengo clases que tomar. Que esté bien madame. - se despidió el pequeño educado tratando de contener su risa ante el "genuino" interés de la mujer.

The Boy at The Window Where stories live. Discover now