Capitulo 5 | Llegar tarde es mi don

739 57 2
                                    

"Podría amarte y aun así mantener el deseo de matarte, pero, oh cariño, yo soy la única que puede tener ese placer."


🍷Kyra🍷

La campanilla del instituto suena justo en el momento en el que entró. Tuve un inicio de semana de lo peor, mi alarma no sonó, no desayuné, y apenas tuve la oportunidad de bañarme.

Me había cambiado en menos de cinco minutos y tuve que usar el uniforme que la señora Fell había optado por conseguirme, ya que por alguna razón mi maleta estaba desecha y todo en algún lugar que no se.

Corro prácticamente por los pasillos apresurada, mientras me sujeto el cabello en un moño alto. Me desespera tenerlo pegado a mi cara y más con el calor tan sofocante que hace en el pueblo.

En mi mano está la hoja con las indicaciones que requeriré para al menos los próximos dos días y este, leo con rapidez mientras busco el primer aula de clases.

En cuanto lo encuentro, me dirijo a él trotando y abro la puerta. La mirada de todos se posa en mi, especialmente el de la profesora.

— Espero que sea la señorita Kyra —me mira, con una ceja encarnada.

— Si, soy yo —trato de sonreírle un poco—. Perdone la tardanza, yo... —me adentro al salón dando un par de pasos.

— ¿A dónde cree que va? —Me detengo—. Ha llegado diez minutos tarde, y las reglas no permiten este tipo de fallas.

— Pero..

— Pero nada —me corta, levantando su mano—. Hay un reglamento que todos llevan, y es igualitario. Y no porque sea una becada se le permitirá faltar a ellas, de hecho, debería de estar preocupándose por sobresalir entre todos sus compañeros.

— Lo lamento...

Los murmullos de mis nuevos compañeros no tardan en aparecer. Miro el aula y veo como la rubia de ojos castaños se ríe de mí.

— Espere afuera a que la próxima clase empiece —se abre paso y llega junto a la puerta, la cual la abre para mi—. Por favor.

Suprimir mis ganas de blanquear los ojos y salgo del aula. Estaba apunto de darme la vuelta para verle la cara por última vez cuando ella cierra la puerta en seguida.

Miro la puerta negro por al menos cinco minutos. Giro sobre mis talones y caminé a través del gran pasillo color blanco. Giro mi anillo rojo con una sensación tranquilizadora.

El anillo rojo me une a ellos, pienso.

Fuego arruinarlo un par de veces, como esta, pero no hay nada ni nadie que me separe de ellos.

Me doy la vuelta y regresó por donde había llegado al aula, el pasillo se encuentra solitario. Y de lejos se escuchan las interesantes clases que toma cada alumno en este instituto.

Estoy a poco de llegar a la puerta principal, pero desisto en cuanto veo que un joven abre la puerta. Retrocedo un poco, como si no supiera qué hacer.

Ambos notamos la presencia del otro y ninguno sabe qué hacer. Al menos yo, que me quedo quieta. En cambio él, encarna una ceja y me inspecciona, al mismo tiempo que al pasillo.

— ¿Llegue temprano? —da un paso.

— ¿Disculpa?

— ¿Eres sorda, o qué? —lo miró, alarmada—. Pregunte si...

— Se que has formulado una pregunta —le cortó—. Sin embargo no se si...

— ¿Si, que? ¿Si te pregunto a ti?

Alguien De Nosotros Está MuertoWhere stories live. Discover now