Capitulo 39

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Esa noche, como el resto de las noches desde hace una semana, Ivy se levantó sobresaltada de la cama. Cubierta de sudor frío, tenía las mejillas llenas de lágrimas secas y los ojos ardiendo.

Apenas podía recuperar el aliento por el nudo en su garganta. Odiaba con toda su alma despertar de esa manera, escuchando los latidos acelerados de su corazón, resonando en sus oídos la hacía sentir más ansiosa. Se sentó en la cama con dificultad y naturalmente busco con la mirada a su esposo.

Sintió una ráfaga de alivio al verlo allí, dormido a su lado, y para la diosa se veía realmente adorable.

Otra vez era torturada en sus sueños por la muerte de su cónyuge. Había intentado ver el futuro de Nico, pero no veía nada más que oscuridad, le resultaba tan alarmante que decidió evitar dormir para no tener este tipo visiones, pero su esposo se preocupó por ella y le pidió que descansara.

La noche de bodas soñó con Nico en su lecho muerte, muriendo de vejez de forma natural, pero no lucía para nada asustado, en cambio, tenía una sonrisa en sus labios y se veía pleno, tranquilo, como si hubiera tenido una buena y larga vida. Ella podía verse así misma a su lado, lucia joven y hermosa, pero no sonreía, lloraba desconsoladamente mientras sostenía la mano de su esposo. Una profunda tristeza y miedo se reflejaban en sus ojos verdes almendrados, abrumada y temblando, cerro sus ojos con fuerza y al abrirlos, ella seguía allí, incluso con el pasar del tiempo, sostenido la mano de un esqueleto incapaz de alejarse.

No durmió por una semana después de tener ese sueño, aterrorizada.

Fue Nico quien al final termino convenciéndola de que se acostara a su lado, qué durmiera tranquila por qué él iba a despertarla si veía que estaba teniendo pesadillas.

— ¿Qué pasa? ¿Todo bien, pecosa?— Pregunto Nico somnoliento, aún no abría los ojos, pero se sentó y la rodeo con sus brazos de forma instintiva.

—Tuve ese sueño otra vez...— Ivy apoyo su cabeza en el pecho de su esposo para escuchar su corazón.

—Sigo vivo, pecosa.— Dijo con un deje de cansancio en su voz, dejo un beso en coronilla.— Cómo puedes comprobar—Nico acaricio la espalda de la rubia de forma cariñosa.

Le parecía curioso lo perturbada que estaba Ivy con el paso del tiempo, siendo ella la diosa del tiempo.

— Tranquila, estaré molestándote un par de años más.— Solté con burla al verla tan preocupada por ello, cuando estaba en un perfecto estado físico.

—¡No juegues con eso...!— Ivy le dio un suave golpe en el hombro.—Algo malo va a pasar...— Aplasta su rostro contra el pecho de su pareja. Abochornada— No puedo ver nada, la llovizna no cae sobre mi rostro.— Su voz se rompió con la última frase, Nico se tensó, notando lo consternada que estaba por ello.

El ORÁCULO DE APOLO° [Nico di Angelo]°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora