Capítulo 29

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Los días han pasado tan de prisa que a penas me he percatado de ello. Las cosas han ido mejorando para mí, ya casi nadie murmura a mis espaldas, ahora tienen chismes frescos, como los avistamientos de Oscuros que se dieron cerca del colegio y el ataque que ocurrió y que pocos son conscientes de ello, ya que estaban resguardados y no pudieron ver lo que ocurría como nosotras. La seguridad está al máximo y la preocupación se hace ver en el rostro de los profesores. No nos permiten ni andar por los jardines en las noches.

      La preocupación no es para menos, yo estuve ante ellos y puedo decir que no es una experiencia que me haga ilusión repetir. Me tranquiliza el saber que aquí estoy a salvo, mientras esté tras estos      muros estoy protegida, al menos eso espero.   
   
     Las clases son estresantes, por suerte el señor Nicola intercedió por mí y se me permitió comenzar en el mismo año que Elena y Amber, son mis compañeras en casi todas. A cambio tuve que comprometerme a estudiar horas extras y lograr calificaciones aceptables. En otras palabras, la vida es un fastidio, almuerzo estudiando y me quedo dormida estudiando. Pesadilla que estoy dispuesta a tolerar con tal de no tener que estar estudiando por varios años más como quería el directo Zohan. Si todo sale bien, en dos años estaré fuera, junto con las chicas.

     En clase de Historia Antigua me va bien, pero Ciencias de la Magia no es lo mío, mis poderes no quieren hacer acto de presencia y la profesora Bianca ya duda de si los tengo. La clase de Biología no estaba tan mal, hasta que en esta primera semana nos tocó disección, ¿a quién se le ocurre colocar esa materia en último horario de la mañana, cuando todo lo que quieres es ir almorzar?

     Este va a ser un año duro, y si por algún milagro logro aprobar, será por los pelos. No sé cómo me las voy a arreglar para aprender y memorizar en unos meses lo que a los alumnos les toma años de estudios. En Matemáticas me pidieron calcular la velocidad de impacto de un hombre lobo promedio contra un campo de protección de un brujo mayor, exponiendo la probabilidad de daño en dicha materia.

     ¡Por Dios!, ni siquiera sé qué significa eso, siquiera conozco qué puedo hacer yo para andarme con cálculos sobre los ajenos.

     Continúo con mi segundo turno consecutivo de Ciencias de la Magia, me concentro en delinear con marcador todo lo que entiendo, ya que es más fácil que marcar lo que no, o me gastaría la tinta del marcador en una sola clase. Me tomo el tiempo de subrayar en otro color lo que llevo en proceso de comprender, y he de admitir que no es mucho, aunque avanzaría más rápido si la mirada insistente de mi compañero no me distrajera. 

     La campana suena anunciando el final, el chico a mi lado comienza a mirarme con mayor persistencia y ya me está inquietando su actitud molesta. Su cara me parece conocida, pero no logro saber de dónde. Tiene una forma estirada, de esas que te deja saber que es un niño rico, porque mira a todos por encima de su hombro como si no estuvieras a su nivel.
    
     Sus facciones no son feas, pero no puedo argumentar nada más, ya que algo en la forma maliciosa con que me observa me produce un fuerte desprecio hacia él.

     Nuestros cuerpos son capases de emitir nuestras emociones, como cuando estamos felices, enojados, también sentimientos el odio o el desprecio. Principalmente los animales son capases de captar estas emociones.

     Algunas personas también lo consiguen, solo que a un menor grado. Algunos son más sensibles ante las emociones y las logran captar sin problemas. Eso es exactamente lo que me está pasando ahora, algo en él me cala la piel y me grita peligro, que lo mantenga alejado. La energía que emite mientras me observa dice que no se trae nada bueno.

     Intento ignorarlo, por lo que me limito a recoger mis cosas y guardarlas en mi bolsa lo antes posible para poner una pronta distancia, pero creo que no me lo va a poner tan fácil. 

La flor de LisTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon