Capítulo 28

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    Las garras filosas lanzan el zarpazo que se dispone a destrozar su pecho, y para mi sorpresa, solo consigue desgarras la madera, ya que evade el golpe lanzándose a un costado mientras se pone en pie buscando espacio para moverse. Sin pensarlo se le va encima eligiendo ser el que da el ataque antes de ser atacado, y al parecer, después de todo, puede que sí salga vivo de este bosque.

     Me enfoco en sacarme de encima a los que intentan matarme, están demasiado cerca para que el arco sea efectivo, por lo que voy a por algo más preciso encajando la daga en el costado de su pecho y con un golpe limpio alcanzo el corazón destrozando sus costillas que se encargan del resto yendo a por el siguiente, mientras encajo la cuerda metálica de mi muñequera en su garganta destrozándola en segundos con la presión necesaria que aplico sobre su cuerpo derrotado en la tierra.

      Capto el momento en que Landon consigue el cometido tomando a los niños que mueve con rapidez hacia nuestra cercanía evadiendo el ataque que casi lo hace caer. Se recupera con agilidad mandando a su oponente contra un costado gracias al corte fino de la estrella en su mano que desgarra el tejido.

      Nos movemos en sincronía buscando crear una barrera para los niños con nuestros cuerpos y aunque el novato es el último en conseguir la posición, me alegra saber que lo logra.

     Más aparecen y esto ya no está pintando bien del todo, de por sí, nos superan en número, y al parecer tienen un claro objetivo, ir a por los niños, porque hacen todo lo que pueden para alcanzarlos. Evadir sus intentos cuesta más que mantenernos con vida en el proceso, cuidar a tantos siendo tan pocos, se dificulta en medio de un combate en un lugar en donde no tenemos hacia donde ir.

      El terror de sus ojos se prende bajo la noche oscura mientras arrastro a un pequeño en la dirección que lo mantiene lejos del licántropo yéndome sobre él, evitando que lo alcanzara apenas por una fracción de segundo. Desgarro sus tendones mientras sus garras alcanzan a destrozarme la ropa y parte de mi pierna que comienza a cubrirse de carmesí.

      – ¡Liam!     – Landon no muy lejos me llama por ayuda, estamos perdiendo el control de la situación desmedidamente, porque si los ataques fueran contra nosotros solamente esto no sería preocupante, el problema está en que todo su empeño lo ponen en alcanzar a los niños y nos cuesta protegerlos mientras los pequeños se mueven en busca de un refugio que no existe      –. ¡Necesito ayuda!     – grita por sobre el gruñido que Albert deja escapar con las garras cortándole la piel al tiempo que batalla por librarse de tres de ellos.

      La flecha lo ayuda a quitarse uno de encima mientras acudo a Landon que carga a una pequeña que parece haber perdido la conciencia al tiempo que batalla como puede sin dejarlo caer. Extraigo la cuerda con la punta metálica de su cinturón y la blando cortando todo lo que está a mi paso dándole el camino que necesita para llevarla con los otros, pero no lo consigue con el suficiente tiempo en que el impacto de otro licántropo contra él lo lleva al suelo.

     Y todo pasa demasiado rápido.

      – ¡Hermana!     – la voz quebrada estremece mis sentidos siendo espectador del ruego, el pequeño extiende la mano contemplando a la pequeña en brazos del encapuchado que siquiera notamos, sosteniéndola mientras el niño se lanza intentando proteger a su pequeña hermana del monstruo que tiene en frente.

      – ¡Liam!    – el grito de mi amigo señala a la niña que cargaba, que ahora está bajo la mirada feroz del animal que se dispone a acabarla, ya que la decisión está tomada, si no pueden llevárselos, no permitirán que vivan.

      Los segundos son mis latentes enemigos mientras distingo la huella de una escena parecida en sus ojos, Landon libra su propia batalla mientras yo me enfrento a la mía, porque, ¿a cuál de los pequeños debería salvar?

La flor de LisWhere stories live. Discover now