Cap. 31

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Jungkook y Taehyung no hablaban nunca sobre lo que había pasado entre ellos en la cama el día de los azotes. Con frecuencia, Taehyung le sorprendía mirándole fijamente, pero en cuanto sus ojos se volvían a él y se posaban en los suyos, Jungkook los apartaba. Cuando Jungkook se volvía de pronto y sorprendía a Taehyung mirándole a él, los ojos de Taehyung eran los que se apartaban a toda prisa.

Jungkook y Taehyung estaban creciendo de nuevo, día a día. La mandíbula de Taehyung era más marcada, sus hombros eran un poco más anchos, su cintura era más fina y el pelo corto que tenía encima de la frente le crecía cada vez más y se iba rizando de manera más y más agradable a la vista.

Por lo que a Jungkook se refiere, sus hombros se ensanchaban aún más que los de Taehyung, su pecho se hacía cada vez más masculino, y lo mismo sus brazos. Taehyung le sorprendió una vez en el ático, mirándose esa parte de su cuerpo que tanto parecía interesarle, ¡y se la estaba midiendo!

- ¿Por qué? - le preguntó Taehyung, sorprendido de saber que su longitud era importante.

Jungkook dio unos pasos, alejándose, y luego le explicó que una vez había visto a su padre desnudo, y, en comparación con él, lo suyo le parecía demasiado pequeño, pero, mientras le explicaba esto, se sonrojó hasta la nuca.

- No lo vuelvas a hacer - le dijo Taehyung, bajo.

El órgano masculino de él tampoco es muy grande y el de Kai es aún más pequeño, y ¿qué pasaría si también Kai se ponía a pensar que el suyo era poca cosa? Pensó Taehyung.

De pronto, Taehyung dejó de limpiar y frotar los pupitres de la clase, y se quedó muy quieto, pensando en Kai. Se volvío, para mirarles a él y a Bahiyyih.

¡Oh, Dios mío, demasiada cercanía
deforma la perspectiva! Llevaban ya dos años y cuatro meses allí encerrados, y los gemelos continuaban siendo, más o menos, los mismos que cuando la noche de su llegada. Era verdad que sus cabezas eran más grandes, y que el tamaño de sus ojos había disminuido. Y, sin embargo, sus ojos parecían extraordinariamente grandes. Estaban sentados, inquietos, sobre aquel colchón viejo, manchado y maloliente, que habían colocado
bajo las ventanas.

Taehyung le ponía nervioso el observarlos objetivamente. Sus cuerpos parecían frágiles tallos de
flor, demasiado débiles para soportar las flores de sus cabezas. Taehyung esperó a que cayeran dormidos a la luz débil del sol, y entonces le dijo, bajo, a Jungkook:

- Mira ese par de florecitas, no acaban de crecer; sólo las cabezas son más grandes.

Jungkook suspiró pesadamente, entrecerró los ojos y se acercó a los gemelos, dominándoles con su altura e inclinándose sobre su piel transparente.

- Si por lo menos pudieran salir al tejado con nosotros, para gozar allí del sol y del aire libre como nosotros. Tae, por mucho que se resistan y griten tenemos que sacarlos al tejado
a la fuerza.

Ingenuamente pensaron que, si les sacaban en volandas al tejado cuando estaban dormidos, se despertarían en plena luz del sol, bien tomados en sus brazos, y entonces se sentirían seguros.

Jungkook tomó con gran cuidado o a Kai, mientras Taehyung se inclinaba a tomar a Bahiyyih, que era muy liviana. Se acercaron poco a poco a la ventana abierta del ático. Era un
jueves, sus día de salir al aire libre, al tejado, mientras los criados pasaban el día de permiso en la ciudad. Estaban bastante seguros en aquella parte posterior del tejado.

Apenas había conseguido Jungkook salir del reborde de la ventana con Kai en brazos cuando una cálida brisa del veranillo de san Martín sacó a Kai súbitamente de sus sueños. Echó una ojeada a su alrededor, y, al ver a Taehyung con Bahiyyih en los brazos, dispuesto evidentemente a sacarla también al tejado con él , lanzó un grito.

𝑭𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 á𝒕𝒊𝒄𝒐 Where stories live. Discover now