Cap. 26

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Las tijeras continuaban encima del aparador. Taehyung apenas las veía. Carraspeando repetidas veces para despejarse la garganta, lanzó un débil grito, llamando a Jungkook, no a su madre, por su nombre. Pedía a Dios que hiciera que su hermano oyese su llamada.

- Jungkook - consiguió, por fin, murmurar, con la más extraña y rasposa de las voces - me pasa algo.

Sus palabras murmuradas y débiles despertaron a Jungkook, aunque Taehyung no sabe si lo oyó. Se
incorporó, frotándose adormilado los ojos.

- ¿Qué quieres, Tae? - preguntó.

Jungkook se sentó en la cama para verlo mejor, pero se detuvo en seco, contuvo el aliento y emitió una serie de sonidos entrecortados, de horror y sorpresa aterrada.

- ¡Tae, santo cielo!

Su grito le produjo a Taehyung escalofríos de miedo por la espina dorsal.

- Tae..., oh, Tae - gimió.

Mientras Jungkook le miraba, Taehyung se preguntaba qué estaría viendo para que se le desorbitaran
los ojos de aquella manera. Trató de levantar los brazos pesados como el plomo y tocarse la cabeza hinchada y pesada. De alguna manera consiguió llevar las manos hasta allí, ¡fue entonces cuando encontró la fuerza para gritar! ¡Y se puso a gritar de verdad! Gritó una y otra vez, chilló como una persona que se ha vuelto loca, hasta que Jungkook se acercó y le apretó en sus brazos.

- ¡Cállate, por favor, cállate! - gimió - Acuérdate de los gemelos... no les asustes más de lo que ya lo están... Por favor, no grites más, Tae, que ya han pasado bastante, los pobres, y sé muy bien que no quieres darles un susto que recuerden toda su vida, y se lo
darás si no te calmas. Todo irá bien, te lo quitaré, hoy mismo, como sea, te quitaré el alquitrán del pelo.

Jungkook encontró un puntito rojo en uno de los brazos de Taehyung, y era allí donde su abuela había hincado
la aguja hipodérmica para dormirlo con alguna droga. Y, mientras él dormía, había derramado alquitrán caliente en mi pelo. Tuvo que haberlo reunido todo en un moño antes de vertir el alquitrán, porque no le había dejado un solo pelo libre de aquella plasta.

Jungkook trataba de impedir Que Taehyung se mirase al espejo, pero él lo apartó a un lado, y cuando se vio, tuvo que abrir la boca de sorpresa ante el horrible manchón negro en que se había convertido su cabeza. Como una masa enorme de chicle negro, mascado y dejado, hecho una
verdadera porquería, le caía por la cara, surcándole las mejillas de lágrimas negras.

Se miraba, y se decía que nunca conseguiría quitarse aquel alquitrán, ¡jamás!

Kai fue el primero que se despertó, y quería bajarse de la cama y correr a las ventanas y descorrer las cortinas para mirar fuera y ver al sol que se ocultaba de él. Ya estaba en el
suelo y preparado para echar a correr a las cortinas cuando vio a Taehyung.

Sus ojos se abrieron cuan grandes eran. Sus labios se abrieron. Sus manitas inquietas se cerraron y se pusieron a frotarse los ojos, y luego volvió a mirarlo con asombro e
incredulidad.

- Tae - consiguió decir por fin - ¿Eres tú?, Me figuro que sí. ¿Y por qué tienes el pelo negro?

Antes de que Taehyung pudiese responder a aquella pregunta, se despertó Bahiyyih.

- ¡Aaaaaay! - chilló - ¡Tae, tienes una cabeza muy rara! - Sus ojos se llenaron de grandes lágrimas relucientes que resbalaron mejillas abajo, «¡no me gusta cómo tienes la cabeza ahora!», aulló, y luego comenzó a llorar como si aquel
alquitrán estuviese en su pelo.

- Anda, cálmate, Bahiyyih - dijo Jungkook, con el tono de voz más corriente y normal - No es más que un poco de alquitrán que se le ha caído a Tae en el pelo, y en cuanto se bañe y
se lave con champú, ya verás cómo se le quita y le queda el pelo igual que lo tenía ayer. Mientras él va a hacerlo, quiero que los dos coman las naranjas para desayunar y después miren la televisión. Luego tomaremos un desayuno de verdad, en cuanto Tae se
limpie el pelo.

𝑭𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 á𝒕𝒊𝒄𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora