-Trabajando.-sonrió con malicia.

-Tonta.-golpea mi frente con un dedo.- ¿Quieres que te ayude a bañarte?-mira en dirección a la ducha.

-Si.-me pongo de puntillas pera besar sus labios.

Me levanta para meterme a la ducha pero lo detengo.

-En la tina.-no se esperaba eso, lo puedo ver en su rostro.

Regresa a mirar la tina negra que tenemos en el baño pero niega.

-En la ducha es más rápido.-me hago la sorda.

-En ese cajón están las velas de olor a vainilla.-lo señalo.-Y en ese otro las sales.-señalo en dirección a otro cajón que está al lado.

-Rafaella...-es un susurro de advertencia que dejo pasar.

-Date prisa que se nos hace tarde.-tomo asiento sobre el váter.

Me mira mal y le hago un puchero con los labios para que se mueva de una sola vez. Camina a regañadientes hasta los cajones que he señalado y saca del cajón dos velas y del otro el tarrito donde están las sales.

Las coloca sobre el muro que está al lado de la tina, casi a la misma altura y abre la llave para que vaya llenando.

-En la ducha es todo más fácil.-refunfuña para sí mismo.

Desde que llegue a esta casa me pude dar cuenta de lo poco que utilizaba la tina. El primer día que quise usarla busque por todos los cajones las sales, pero simplemente no habían rastro de ellas. Tuve que traer todo eso de mi casa porque yo si uso la tina con frecuencia y soy una compradora empedernida de velas y sales.

-No seas renegón.-lo miro mal y me pongo de pie para rosear la sales sobre el agua.

Intento entrar primero pero me retiene del brazo abriéndose paso en el agua.

Ya no tiene bóxer así que puedo mirar su polla dura como un resorte. Trago con disimulo lo que se me acumula en la garganta.

-Yo voy primero.-me informa.

-Claro, cariño, las princesas primero.-lo molesto sin poder contener la risa.

-Muy chistosita no.-este tipo conoce el valor de su hombría porque no se amilana.

Me quito la camiseta por encima de la cabeza y también me deshago de la ropa interior que llevo puesta.

Antes de meterme busco el encendedor para las velas pero no está por ninguna parte, busco en los cajones que hay debajo del lavador y lo encuentro justo al lado de la esponja de baño.

Aun de espaldas puedo sentir su pesada mirada sobre mi pequeño cuerpo.

Me encamino hacia la tina y me sumerjo, pegando mi espalda a su pecho, sus brazos me envuelven por un momento pero luego las retira empezando a acariciar mi cabello.

Enciendo las velas y le entrego la esponja para que me bañe.

Besa el lado de mi cien derecha con delicadeza y sonrió como una boba enamorada, nada más me falta que me salgan corazones por los ojos.

Con la esponja en sus manos empieza a desplazarla por mi espalda tomándose su tiempo, como si estuviera tallando algo que necesitara toda su atención y concentración. Me estremezco ante su tacto tan perdida en todas las sensaciones que me provocan este tipo de actos.

Pasa la esponja por mis brazos y luego por mi torso desnudo, mi busto se lleva toda su atención porque las repasa con la esponja miles de veces, hasta que no tiene mejor idea que bajar por mis piernas, brindándoles todo el esmero necesario y va subiendo hasta el centro de mi cuerpo, deslizando la esponja por esa parte tan sensible de mi cuerpo que anhela sus caricias con desespero.

IMPERIOTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon