Capítulo 35

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Máximo.

Salgo de mi casa directo al aeródromo para tomar mi jet y salir con dirección a Rusia porque el consejo de la mafia me está jodiendo por una reunión urgente.

Gregori viene conmigo y Renzo ya debe estar allá.

-Señor.-me saludan los pilotos y la azafata cuando desciendo del vehículo.

Los ignoro y subo al avión.

-Quiero un whisky.-le ordeno a la mujer que hoy atenderá mi vuelo.

Cuando estoy dentro las puertas se cierran y tomo asiento en un sillón mientras la mujer sirve mi trago.

-¿No es muy temprano para tomar?-habla Gregori sentado enfrente de mí y lo aniquilo con la mirada.

-¿Usted deseara algo, señor?-lanza la pregunta en dirección al hombre que me mira con dureza y el niega con un movimiento de cabeza.

Quiero hacer esto rápido para regresar al lado de mi mujer.

Mi vida gira entorno a ella y quiero engrandecerla más de lo que es para que nadie se atreva a querer arrebatármela.

La sola idea me hace tensarme sobre el sillón.

No quiero una vida sin ella, no quiero respirar si ella no lo hace.

Ella es oxígeno para mis pulmones.

Si ella está en la cima yo lo estaré. Si ella cae yo caeré a su lado, pero me reusó a estar tirado en la mierda dando lastima, no he nacido para eso y menos ella que siempre ha vivido sumida en la grandeza y el poder.

Esa mujer es mi debilidad.

Cuando llegamos bajo rápido porque ya me quiero largar.

Entro al Cirius y me fijo en que hay miles de hombres que vienen a resguardar la vida de sus amos porque los acojona tener una reunión con un asesino.

Renzo está sentado en primera fila y mi padre está a su lado.

-¿Para qué me mandaron a llamar?-vocifero con dureza mientras me encamino a sentarme en la silla principal del hemiciclo, mientras los otros se sientan en los sillones que ascienden en gradas hasta arriba y que rodean mi trono.-Hablen rápido que no tengo tiempo.

-Mi Rey.-empieza un hombre viejo que ha pertenecido a la mafia desde hace años.-No nos parece que se vea muy bien que haya contraído matrimonio con una mujer que es nuestro enemigo.

-¿Crees que me puedes decir con quien me debo casar?-la vena de la frente se me ha hinchado porque me llena la cabeza de mierda que quieran imponer su voluntad a mis decisiones.- ¿Consideras a mi mujer tu enemigo?-palidece de inmediato.

-No mi señor.-trata de corregirse.-No he elegido las palabras adecuadas.

-Es tu señora desde el momento en que puse un añillo en su dedo.-le informo por si tiene dudas.-Así que ten cuidado cuando te refieras a ella.

-¡Nuestros intereses se están viendo perjudicados, Máximo!-grita Alek y lo fulmino con la mirada.

-¿Acaso has dejado de ser rico, Alek?-le increpo al hombre que interviene.-Dime si quieres vivir en la miseria porque así como te lo di todo te lo puedo quitar.

-Me preocupan nuestros intereses. ¡Esa perra puede jodernos!

Ni siquiera soy consciente de mis movimientos cuando me siento correr escalera arriba lanzándome sobre el derribándolo.

Empiezo a golpear si control, la sangre se me sube a la cabeza y el instinto asesino se apodera de mi soltando puños sin piedad que terminan manchándome las manos de sangre.

IMPERIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora