- Oh ... Podemos ir a otra y luego quedáis con ellos - Sugiero inútilmente. Me miran con esa miradas que dice: ¿Eres tonta o te haces? - ¡Oh, no! - digo con fastidio.

Hace como tres meses que no veo a Cameron. La ultima vez, creo que fue, el día siguiente de la visita al río, y no estaba precisamente de bue humor. Ese día ni siquiera me dirigió la palabra, parecía enfadado conmigo. Pero no tenia ninguna razón para estarlo.

Después de ese día regresaron a la Universidad, Ashton y Marco siguieron viniendo cada vez mas seguido, pero él nunca vino. Así que pensé que lo mejor era olvidarme de él, como él lo había hecho. Muchas cosas pasaron por mi cabeza, como que solo había sido una pequeña diversión, o entretenimiento para mientras estaba en el pueblo.

- ¡Sam! - Llamaron detrás de nosotras, justo cuando salíamos del colegio.

Me gire, unos suaves labios chocaron contras los míos.

- Hola - Dije ruborizándome al separarme de él. Nunca me han gustado las exhibiciones en publico.

- Hola - dijo coqueto - ¿Te llevo a casa?

Mire a las chicas, ellas asintieron muy sonrientes.

- Me encantaría.

Me despedí de mis amigas.

Cuando llegamos, él se bajo y abrió la puerta de la camioneta para que saliera. Esas cosas, me seguían sorprendiendo de él.

- ¿Quieres Pasar? - Pregunto educadamente, él asiente sonriente - ¡Hola, ya estoy en casa! - Chillo. Unos pequeños pasos se aproximan escaleras abajo.

La rubia melena de Trish brilla, baja tan rápido que temo que se caiga.

- ¡Holaa Taylor! - Se le lanza del último escalón y él la coge en el aire.

- ¡Hola preciosa! ¿Cómo estás? - pregunta mientras caminan hacia el salón.

Sonrió al oír como Trish le cuenta su día a Taylor.

- Hola mamá - beso su mejilla, esta hablando con mi tía Lucia.

- Hola cariño - susurra tapando el teléfono con la mano.

Cojo dos botellas de agua de la nevera. Me siento y espero a que termine de hablar, abro una de las botellas y bebo el refrescante liquido.

- Esta bien ..... si ya lo llevo .... sí, no lleva nueces - contesta y me pone caras divertidas, provocando que me atraganta con el agua, empiezo a toser.

- Es Sam ... no aprende que no puede reír y tragar al mismo tiempo - dice intentando no reír - Vale ..... ya estamos en el coche.

Termina la llamada.

- Cariño hoy vendré tarde. Es la fiesta de cumpleaños de tu primo. Le dicho a tu tía que no podías ir, pero si quieres le digo que te mueres por ir - bromea.

- Oh ni se te ocurra ... Sabes que no me gustan las fiestas con niños corriendo por do quier. - digo Haciendo énfasis en "fiestas".

- Lo sé. Solo lo dije para ver la cara de pánico que has puesto - se burla.

- ¡Mamaa! - Me quejo. Cuando quiere, puede ser muy malvada. Pero así la AMO.

- Vale... Ya no te molesto - dice todavía riendo - ¿Esta Taylor? - pregunta poniéndose seria, así de la nada.

Me Aclaro la garganta - Sip ... en el salón con Trish.

Y veo como sonríe como el gato de Alicia, me apresuro a seguirla al salón al ver sus intenciones.

- Hola Sra. Parkers - saluda Taylor levantándose del sofá. Noto cómo comienza a ponerse nervioso. Me muerdo el labio inferior para no reír.

- Hola Taylor, ¿qué tal tus padres?

- Muy bien señora, gracias. ¿Y ... usted? - casi tartamudea.

- Bien gracias. Bueno... me voy. Encantada de verte Taylor.

- Igual Señora.

- Ah, por cierto - se da la vuelta y le mira fijo y sin pestañear, Taylor traga saliva. - Mucho cuidado, sabré lo que hace.

Trish se despide de Taylor, y coge la mano que le tiende mi madre, pasa por mi lado, mi mamá me guiña un ojo. Una pequeña risa se escapa de mis labios.

¡La encanta ponerle nervioso!

- Recuerda las "Gomitas"(condones) - gesticula sonido sin sonido alguno. Mi madre nunca a tenido problemas con el tema del sexo, al ser doctora es muy abierta a esos temas. Aveces demasiado, cuando tenía siete años sabia de cómo se "hacían" los bebés.

- Adiós mamá - le empujo hacia la puerta.

- Adiós Sam - grita Trish corriendo hacia el coche, la lanzo un beso de despedida.

Cierro la puerta cuando el coche gira a la izquierda.

- Tu madre no se fía de mi - dice Taylor un poco cabizbajo.

- Claro que sí... Sólo le gusta molestarte - digo riendo.

- Ya lo he notado - dice avanzando hacia mi, paro de reír de inmediato - Y... ¿Cuánto va a tardar? - Sonríe juguetón.

- ¡Ves... Sus razones tiene para desconfiar un poco de ti! - sus manos rodean mi cintura, se agacha hasta rozar su boca en mi cuello.

- Para... mejor ayúdame a estudiar - digo intentando que mis palabras no salgán en un gemido. Coloco mis manos en su pecho y lo aparto con delicadeza.

- Vale... y... ¿En que te puedo ayudar? - Convierte mi propuesta de inocente en una sucia.

Ahora mismo me vendría bien la botella de agua que deje en la cocina.

- En Matemáticas - me Esfuerzo para separarme de él.

Me siento en el sofá, le entrego el libro de ecuaciones y le sonrió inocentemente, él Sonríe y se sienta un mi lado.


Y llegue a tiWhere stories live. Discover now