ATHENA Y PEGASO

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El tiempo pareció detenerse para cada uno de los presentes, la respiración, el corazón, la sangre; todo se paró por unos segundos, más la ensoñación principalmente de la fémina, que cumplía uno de sus más grandes sueños, cuando las extremidades del caballero la sostuvieron por los hombros, cosa que está hubiese amado de haber sido sujeta de la cintura para acercarla al torso ajeno, no obstante solo fue lo contrario, pues Seiya luego de posar sus palmas en la maestra, la apartó bruscamente, anonadándola.

- ¿Qué te pasa?- La expresión del bronce estaba llena de molestia evidente.

- Perdón-. Bajando la vista y escondiendo sus manos, Miho se excusó.

- ¿Por qué lo hiciste?- Simplemente la cabeza de el moreno no daba crédito a la acción de su amiga de la infancia-. Miho yo te dije que no te podía ver de esa forma. Te quiero, empero como amiga nada más-. Sintiendo como sus ojos se llenaban de agua salada, la doncella retrocedió, dándose la vuelta en sentido contrario para correr, pasando al lado de las rubias, que todavía contemplaban todo estupefactas. Pegaso la siguió con la mirada, enfrentándose entonces con los azules ojos de la docente restante y la santo del camaleón meramente, empezando a registrar de extremo a extremo en vano, ya que su interés no estaba ahí, aún cuando había escuchado su voz, descendiendo su rostro derrotado, respirando una vez previo a  hallarse con las mujeres estáticas.

De vuelta con los caballeros de dragón, Andrómeda, el aprendiz, quienes conversaban cotidianamente, hasta que el de ojos chocolate se integró llegando el silencio y el ambiente pesado, más nuevamente no se hallaba la pelilila.

- Ya hablé con  encargados de los Go karts, ofrecí la disculpa por las complicaciones y ya que nadie salió herido, todo queda ahí. Lamento tanto que las cosas se hayan salido un poco de control, los invito a comer para que nos quitemos la incertidumbre y el pesar. ¿Les parece?- Los jóvenes apoyaron la noción que la heredera comunicó al volver de quien sabe dónde, eso sí, acompañada del calvo.

- Sí, ya hace hambre-. El peli azul contestó seriamente.

- Tan solo voy al baño y nos podemos marchar-. Eri consideró prudente no decir la verdad, evitar nombrar a su compañera laboral le resultaba lo más adecuado.

- Seguro, si necesitan ir vayan. Yo los espero en el auto-. Eso hubiera parecido altamente normal, excepto que con las palabras de Athena no había sonrisa, tampoco una expresión de alegría alguna, se veía serena y nada más.

Seiya sentía que estaba exagerando, más el hecho de que su princesa no lo mirara, dandose la vuelta para esperar al resto sin esa alegría que ella irradiaba , deseaba seguirla, cuestionarle si estaba molesta, aunque esté mismo se sintiera enojado con su persona, sus pensamientos se acabaron en el momento que Shiryu le tocó el hombro.

- ¿Vienes con nosotros o vas al sanitario?- Este se tomó unos instantes, sabía que Miho estaba en el baño y no deseaba verla, pese a que más tarde el encuentro se daría, no obstante sentía que si Saori necesitaba algo de espacio prefería otorgarselo, más quedarse ahí no era opción.

- Vamos-. Recobrado como usualmente, el castaño abrazó al entrenador en China.

Ikki y Shun fueron los primeros en entrar en la limusina debido a la intensidad del Sol, seguidos de Kiki, mientras que al arribo de los sucesores de Libra y Sagitario, como si fuera copia y pega, estos miraron a Shunrei y a Saori que parecían conversar, estás le devolvieron el gesto, generando incomodidad; aunque en realidad si había diferencia en esa unión de sus vistas, que se vio claramente reflejada cuando el pelinegro avanzó a prisa rompiendo la conexión solo para desaparecer en la sombra que daba el automóvil, desconcertando a sus acompañantes.

RECUERDOS DE UN SUEÑOOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz