07.- HIJA

73 2 0
                                    

"¿Hija?" preguntó incrédulo Chilton a lo que Hannibalsolo asintió "No tenía idea de que tuvieras una hija" yo hice una mueca que sesupone que debía ser una sonrisa

"Bella él es el doctor Frederick Chilton"

Muy a mi pesar volví a separarme de Hannibal y extendí mimano para estrechar la de Chilton "Mucho gusto doctor"

"El gusto es mío señorita Lecter"

"Doctora" le corrigió el buen doctor "Y es Leto, noLecter"

"No tiene tu apellido..."

Al igual que casi todas las personas que nos conocían Chiltonse veía un poco sorprendido de que a pesas que Hannibal me presentara como suhija y a la vista de todos los demás me tratase como si realmente lo fuese no compartiéramosnuestro apellido, algunas personas asumían que era una americanización delapellido del doctor, otros pensaban que se debía a un divorcio. Usualmentenosotros dejábamos que las personas asumieran los que quisieran, pero Chilton recibióla resumida explicación que solo unos cuantos antes de él habían escuchado.

Si bien mi relación con Hannibal era difícil de explicarpese a todo yo si fui su hija, él me trato como tal la mayoría del tiempo si excluimosla parte del sexo de nuestra relación, claro está.

Fui su hija, su amante, su cómplice, su musa, suconfidente, su coartada, su motivo, el objeto de su deseo y todo lo que élnecesitó que fuera.

Vio su reflejo en mí, vio la manera de volver a tener ala hermana que se le había arrebatado de manera tan violenta a través y supoque no tendría que volver a estar solo nunca más, me mostro su verdadero ser yme enseñó a sobrevivir como él lo hacía, me reveló todos los secretos de sucocina y me hizo partícipe de esta.

Para él yo era su compañía perfecta, su igual, Hannibalme consideraba lo suficientemente inteligente e interesante para mantener una conversacióny sabía que mi empatía me permitía entenderlo como nadie más, cuando me vio se sintióvisto por primera vez en mucho tiempo.

Me hizo parte de su vida, me hizo su familia y yo me jurea mí misma que Hannibal Lecter sería el hombre de mi vida.

Cada cena, cada banquete estaba acompañado por unapequeña presentación de algún tipo ya fuese violín, piano, poesía o cualquierotra cosa para impresionar a sus invitados. Cuando cumplí dieciséis y mipresencia ya era bien recibida en las elegantes cenas a las que Hannibal erainvitado la dinámica no era muy diferente, de alguna manera la conversación siempreterminaba en lo buen padre que el doctor era y el gran trabajo que había hechocon mi crianza pese a ser un padre soltero.

Recuerdo haber tomado lecciones de baile de salón, poesía,pintura y música tocas y cada una impartidas por la persona más capacitada enla materia, todo para hacerme la persona que soy el día de hoy, supongo que erasu manera de dejar un legado.

Cuando mi madre murió mi padre, mi padre biológico entroen depresión y todo dejo de ser relevante para él, yo incluida, por eso cuandoel buen doctor se ofreció a cuidar de mi él solo contestó con un "Llévatela" ytres meses después estarían firmando los documentos de mi custodia legal.

Así quince días después de eso yo estaba sentada en unasiento de primera clase en un avión con destino a Londres, obviamente mi padreestuvo pagando una cantidad obscena de dinero para mi manutención, pero Hannibaljamás tocó ese dinero, su motivación nunca podría ser algo tan banal como eldinero. Al igual que yo, el doctor había nacido en una familia adinerada por loque la manutención nunca fue necesitada, en su lugar todo ese dinero estuvo ami disposición para mis gastos personales bajo la supervisión de Hannibal, aun asípodías verme a mis trece comiendo gelato usando Balenciaga y pendientes dediamantes o a mis dieciséis conduciendo un Mercedes de lujo.

Si bien es cierto que desde muy temprana edad me obliguéa mí misma a encajar en el estilo de vida de Hannibal él también se adaptó a míy mis necesidades, se encargó de proveer para mí y no me faltara nada, no solomaterial, sino también emocionalmente.

La primera noche que pasamos en un nuestra casa de Londrespensé que lloraría sola en mi habitación hasta quedarme dormida pero no fue así,él estuvo conmigo toda la noche sosteniéndome, abrazándome y susurrandopalabras de confort para mí, me permitió tomarme el tiempo que me fue necesariopara vivir el luto por la muerte mi madre y el rechazo de mi padre.

Lo más lógico que alguien podría pensar es que al tenerque cuidar a una niña de doce años el estilo de vida del doctor y sus hábitosalimenticios se verían mermados, pero la verdad es que fue todo lo contrario,porque absolutamente nadie sospecharía de un dedicado padre soltero y su hija.

La verdadera razón por la cual Hannibal supo casi instantáneamentelo que Garret Jacob Hobbs hacia y como atraparlo fue que pese a que el doctorno tuviese una conexión emocional con sus víctimas él también cazaba acompañadopor alguien que amaba, alguien a quien debía guiar y proteger.

Esa fue la misma razón por la cual le fue tan fácil leery manipular a Abigail Hobbs para que ella hiciera lo que él necesitaba quehiciera.

El fuego antes de los cristales rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora