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Su cuerpo se sentía cansado apesar de haber despertado, la noche anterior fue confusa, algo inquietante para su Omega que cada día que pasaba tenía la necesidad de estar con su alfa, sentirlo más cerca de lo que estuvieron toda la tarde y la noche.

La calidez de dormir con el calor corporal de su alfa, sentir los latidos de su corazón contra su espalda y su respiración en su cuello, una sensación que jamás había experimentado y que le estaba gustando mucho, una nueva sensación que deseaba experimentar con más frecuencia. Hacerla una rutina dentro de sus días.

Su confusión fue notoria al no sentir el cuerpo contrario durmiendo a su lado como toda la noche, había un vacío que le entristecío por dentro y que se debía a la falta de su alfa. Se sorprendió por lo tarde que era y que no asistió a sus clases como correspondía por dormir con su alfa. Una falta que era única en su forma; al ser la primera vez que faltaba por dormir cómodamente con su alfa, y tal vez la primera de muchas. Esperaba que eso no afectará sus estudios.

Se levantó guiado por el aroma a comida que se instaló en sus narices al despertar correctamente, las sábanas olían a Yoongi de manera tenue apesar de que era su cama, y que toda la noche se la pasaron durmiendo abrazados. Algo que apesar de que le gustaba le avergonzaba mucho el recuerdo de la presión en su cuerpo y la calidez del contrario contra su piel.

Salió de la habitación con algo de pesadez en su organismo en busca de comida y de saciar el hambre de su estómago que ya rugía en busca de alimento, sentía que podría comerse toda el contenido de la cacerola él mismo con el hambre que tenía.

Se avergonzó al instante en que llegó a la cocina y encontró a Yoongi recién bañado y a la señora Min sirviendo la comida, ambas miradas se posaron en él en cuánto se dieron cuenta de su presencia, haciendo que sus mejillas se tornaran de rojo al notar a los dos alfas mirarlo, especialmente la de Yoongi, quien le dio una mirada penetrante haciendo que su Omega se sentirá cohibido apesar de las algunas horas.

— Vamos, siéntate. La comida está lista.— avanzó con pasos lentos a su silla, sintiendo la mirada de Yoongi sobre él, más potente que antes, incomodidad creciendo en su pecho al notar la mirada evaluadora de la señora en su cuello, sentía su búsqueda en su piel demasiado.

Cómo buscando pruebas de lo sucedido esa noche, más de dormir, lo podía intuir al notar la incómodas de ambos alfas al tratar de mantener su concentración en su comida.

Comió lento, algo ansioso por lo que pudiera escuchar de alguno de los alfas en la mesa, sintiendo incómodidad con el tenso silencio en el aire. Nada comparado a las veces pasadas en las que el ambiente era totalmente diferente.

— Ya es tarde mamá, ¿No deberías estar en el trabajo? — evito alzar la mirada ante la pregunta de Yoongi a su mamá, quien detuvo el tenedor a medio camino.

El aroma tenso de la señora Min se hizo presente en el aire al pasar los segundos que le provocaron alzar la mirada. Algo sucedió.

— Debería, pero fue despedida.— paso duramente el poco de sopa que se quedó atorada en su garganta al escuchar aquella noticia.

— ¿Por qué? ¡Has trabajado años para ellos, es injusto que te despidieran! — bramo Yoongi haciendo de lado su plato de comida.
Inconscientemente se encogió el su piel al notar lo colérico que se puso Yoongi.

— Si estuviera en otras condiciones, por supuesto que reclamaría, pero Kim dejo en claro su molestia con nuestra familia. — se encogió en su asiento al escuchar aquella razón poderosa y la causante de aquello.

Su padre la despidió injustamente por lo sucedido.

Sintiéndose culpable agachó a la mirada conteniendo las lágrimas de culpa que se avecinan en sus ojos al saber que ahora era el culpable de que la señora Min fuera despedida y que la razón de eso era el abandonar a su padre y no casarse con ese viejo hombre.

— Lo siento.— susurro con vergüenza y tristeza al saber que una de las personas que le brindo techo, comida y un lugar dentro de su familia, ahora estuviera en problemas. 

No era justo.

— No tienes que disculparte, no es tu culpa. Además ya era tiempo que dejara la fábrica, me he hecho vieja en ese lugar.— negó con un movimiento de cabeza a lo dicho por la señora Min, sabiendo que era mentira aquello y que realmente le dolía el a ver perdido el trabajo de años, el lugar que fue estable durante tanto tiempo.

— ¿Él mismo te despidió? — evito mirar a Yoongi por miedo a sentir su rechazo por lo sucedido.

— No, él no tiene el valor para decírmelo a la cara, lo mando por recado con mi superior; me dijo que la razón de mi despido se debía a un problema personal. — todo era su culpa.

Su padre era de los hombres que vivían y se desvían por el prestigio y el honor frente a la sociedad, siempre evitaba chismes o rubores entre la gente con la que convivía, tradiciones arcaicas que se iban pasando a generación tras generación, los alfas provenientes de su familia eran los únicos que debían guiar al familia para evitar que sucedieran imprevistos en su núcleo familiar, algo que su padre sabía falló desde que su hermano SeokJin huyó de casa, razones por las que sobrepasó los límites con él y el apoyo incondicional hacía su hermano mayor.

Suspiro cansado cuando escucho la puerta sonar llenando el silencio incómodo de la mesa, siendo Yoongi quien se levantó para atenderla, quizás para callar lo que tenía que decir.

¿Qué haría ahora? ¿Cómo recuperaría el trabajo de la señora Min?  Los problemas de dinero incrementarían sin su salario, ahora que se estaban acomodando con la repartición de gastos y deberes sucedía esto. ¿Por qué? Si todo iba bien.

— Taehyung, es para ti.— confundido se levantó de su asiento ante lo que le dijo Yoongi, nunca nadie lo visitaba. ¿Jimin? No, estaba en la universidad. Nadie más.

Avanzó a pasos lentos a la puerta tratando de entender quién podría buscarlo.

La figura de Yoongi se quedó a mitad de la pequeña sala, cuando paso a su lado, notó la presencia reconocible de la vecina y otra Omega a su lado.

— Hola Taehyung. — mostró una pequeña sonrisa ante la presencia de amabas omegas.

— Hola, ¿Sucede algo? — preguntó con timidez al sentir la mirada evaluadora de aquella mujer que acompañaba a su vecina.

Incomodo invito a las Omegas a tomar asiento en los sillones frente a ellos, no sabiendo que más hacer al respecto.

— Ella es mi prima, Haneul, le conté del vestido que arreglaste para mí y quería ver si puedes hacerle un vestido para su graduación. — se quedó mudo ante ello.

¿Escucho bien?

—  ¿Yo?

— Si, hiciste un gran trabajo con el mío; apesar de que ya estaba demasiado viejo y la tela era muy complicada de manejar.— asintió recordando aquel vestido que arreglo. Ciertamente no fue la gran cosa porque desde pequeño siempre estuvo envuelto en telas y diseños que su madre hacia a mano y con una sencilla maquina de coser, maravillas que luego eran hechas por docenas en la fábrica de su padre.

— La tela no es tan delicada como la de aquella vez, y el diseño es simple. Un corte en V en el cuello, sin mangas, sin algún otro diseño. Quiero que sea sencillo pero único.— sintió no muy convencido de ello, lo podía haber, sin duda. — Mirá, traje la tela para que la veas.— de una bolsa que no había visto saco más de dos metros de tela en color coral, suave parecía ser seda a simple vista.

Si lo tomaba podía obtener un poco de dinero extra para compensar los gastos de la casa, quizás de esa forma no resentirian lo sucedido. Podía hacerlo. Tendría que acomodar sus tiempos, entre la universidad, la cafetería y la costura, podría hacerlo.

— ¿Cuando es la graduación?

Confusión de vida -Yoontae-Where stories live. Discover now