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Sentía su cuerpo moverse ligeramente, de dónde no sabía se encontraba. Su cuerpo no reaccionaba a como quisiera que lo hiciera, la falta de energía en su cuerpo lo acontecía a los últimos acontecimientos de la semana, las clases en la facultad y el trabajo que lo estaban absorbiendo en toda la extensión de la palabra.

En la madrugada solo lograba dormir dos horas después del estudio, sin hacer que su cuerpo obtuviera el descanso necesario para seguir con las actividades del día, su alfa resentia todos las consecuencias durante el día; no lograba poner atención durante el horario escolar ni tampoco rendía lo mismo en el trabajo, ahora mismo desconocía en donde se encontraba o si quiera con quién estaba, pero le tranquilizaba sentir que su alfa no se sentía en peligro, que el aroma que lo embriagó era conocido, familiar y aceptando por su alfa que se negaba a soltarse de esa fuente de tranquilidad y paz que tanto necesitaba.

El aroma dulce y relajante que de impregnó en sus sentidos olfativos calando profundamente en su pecho, suave y protector, pero no de la protección de un alfa, no. Era algo más íntimo que no se asemejaba a algo que haya experimentado antes. El aroma familiar le tranquilizaba y le hizo olvidar todo aquello que le rodeaba. Todo, incluso el lugar en donde estaba ahora. Las cálidas manos de alguien acariciando su cabello fue el denotante de que terminara dormido por quién sabe cuánto tiempo, ausente de todo a su alrededor disfrutando de la compañía de ese extraño ser que logró calmar su estrés y cansancio.

Aunque muy en el fondo la incomodidad seguía en su estómago, dolía de una forma confusa, un hormigueo agradable daba calor en su interior relajando a su alfa que después de tanto tiempo se sentía calido y relajado sin la necesidad de esforzarse.

Muy a la lejanía los susurros de voces mezcladas intentaban colarse en sus oídos algo confuso dado que su estado de relajación era mayor que sus intentos escuchar de que hablaban esas voces o si quiera de quienes se trataba.

Su alfa feliz y relajado se dejaba acariciar por esas manos suaves y cálidas que subían y bajaban por su cabello, su calido aroma absorberlo de pies a cabeza sin darle más que tranquilidad y confort. Simplemente estaba cómodo plenamente agradecido con eso o aquello que lo trasladó a ese lugar de plenitud.

Sus párpados pesaban cientos de kilos que era imposible intentar abrirlos, sus piernas débiles se dejaban arrastrar a dónde lo estaban llevando, sin dejar que aquellas manos y su aroma dejara de absorberlo. Lo último que recuerda y lo único que su cerebro logra procesar en ese momento es que estaba en la universidad después de una jornada de trabajo estresante, su estómago rugió de hambre en todo ese tiempo y que se obstubo de comer algo por la falta de tiempo durante esas largas horas en las que pasó haciendo sus deberes, el poco descanso que recibió su cuerpo en los últimos días era, tal vez, el culpable de todo su mal.

No supo cuánto tiempo permaneció entre aquellos movimientos o de aquel exquisito aroma pero, logra identificar que estaba en casa; en el ambiente y territorio que conocía y lograba reconocer a la perfección, cada rincón, cada mueble y metro cuadrado del piso en el que creció y seguía viviendo desde que era un niño.

Si cama inconfundible fue la última parada del viaje haciendo que terminará por quedarse dormido sin saber realmente qué hora era o si ya era de noche o de día, la noción del tiempo era irrelevante para él en ese momento cuando el sueño y el cansancio eran superiores a su fuerza de voluntad para levantarse.

Durmió como un bebé aferrado a aquella suavidad y calor calido que se impregnó en su piel. Tan reconfortante y relajante que no supo nada durante el lapso de tiempo que durmió.

Cálidos brazos se envolvieron en su pecho con suavidad impidiendo que pudiera moverse, el cansancio de los días pasados fue mínimo que sus párpados no pesaban al tratar de separarlos, se sentía renovado para recién despertar.

Respiro con profundidad notando un aroma familiar en el aire; suave y reconfortante, reconociendo perfectamente al dueño de éste. Parpadeó confundido no entendiendo porque el Omega dormía en sus brazos, abrazado a él. Sus cuerpos demasiado juntos y acomodados de madera que era imposible separarse tan fácil con simples movimientos. No, debían estar despiertos para poder alejarse uno del otro.

Su alfa acurrucado con el Omega que parecía no querer alejarse por nada del mundo, era tarde; los rayos de sol que se colaban atraves de la ventana anunciaban que eran quizás más de medio día, demasiado tarde para ir a trabajar. Y si no se daban prisa tampoco irían a la universidad, ¿Cómo fue que durmieron tanto?, Lo más importante ¿Por qué estaban durmiendo juntos?

Intento alejarse un poco pero le fue imposible al tener los brazos del Omega aferrándose a su tórax y hombro, su rostro escondido en su cuello causándole cosquillas cuando exhalaba el aire de su sistema. El olor de su cabello no se compara con el aroma natural que posee el Omega y que al estar plenamente dormido se convertía en una posición suave y agradable para relajarse.

— Creí que jamás despertarían.— desde la puerta escucho a su madre comentar, asustandolo por lo inesperado de su presencia.

— ¿Qué hora son? — preguntó levantando la cabeza de la almohada sintiendo como los brazos contrarios se aferraban a su pecho impidiendo que lo soltase.

— La una de la tarde, la comida estará pronto.— Se asustó al escuchar aquello.

¿Cómo era posible?

¿Cuántas horas llevaban durmiendo?

¿Cómo sucedió eso?

— ¿La una? — su madre asintio con un movimiento de cabeza contestando a su pregunta.

— Anoche Taehyung me comentó que te desvaneciste en la cafetería de la facultad, tus amigos y Taehyung te trajeron a casa. El doctor Soo dijo que fue una consecuencia de la falta de descanso, un mecanismo de tu lobo para protegerte.

Trato de comprender las palabras que su madre le decía no logrando procesar todo completamente porque desconocía muchas cosas de lo sucedido ayer, ahora mismo, no logra recordar nada del día anterior.

Si alfa siendo absorto en dejarse abrigar el calido aroma de Taehyung y su compañía.

— ¿Por qué está aquí, durmiendo en mi cama?

— Desde que llegaron ayer no dejaste que se separara de ti, el pobre chico tiene marcas moradas en sus brazos por el agarre de tus manos al impedir que se alejara de tu lado. No entiendo que sucede entre ustedes Yoongi o como está su relación.. por qué se que es más que solo protección y compañerismo. Tu alfa ha dejado una marca de aroma en su cuello y la marca temporal no ha desaparecido.

— Eso es..

— ¿Mentira? No hijo, todo en el chico apesta a ti, tal vez no te haz dado cuenta pero inconcientemente lo haz estado marcando con tu aroma desde que sucedió la marca temporal, ahora mismo no puedes alejarte de él porque tu alfa se niega a hacerlo. Tu alfa lo ha reclamado sin tu consentimiento.

Confusión de vida -Yoontae-Où les histoires vivent. Découvrez maintenant