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El enojo seguía presente en su cuerpo, sus músculos tensos dolían al contenerse de no ir y golpear al hijo de puta que estaba obligando a su propio hijo a casarse con un extraño y un viejo. No sabía las detalles pero le parecía una barbarie que aún en pleno siglo veintiuno existan personas que obliguen a sus hijos a casarse sin mas explicaciones.

Si en sus manos estaba una posible solución claro que la pondría en practica. 

Miro hacía abajo donde el Omega seguía llorando y aferrándose a sus piernas como si su vida dependiera de eso, sus lágrimas desgarradoras hacían más difícil pensar con claridad y  buscar una solución en la que de seguro estaba involucrado o tendría algo que ver.

— Vístete.— ordenó no sabiendo que hacer, ¿Por qué el Omega había recorrido especialmente a él y no a otra persona?

¿Por qué a él? Si ni siquiera se conocían.

¿Cómo dio con él?

Muchas interrogantes de las que no tenía repuesta pero que sin duda la tendría muy pronto, eso esperaba.

Eran dos completos desconocidos para que tuviera la confianza de involucrarlo en algo tan delicado y complicado como lo que estaba sucediendo. Trato de alzar al Omega de sus brazos evitando lastimarlo con su fuerza pero deteniéndose a la mitad de lograrlo, ya que varios gritos se escucharon en el departamento, fuertes y exigentes alertándolo inmediatamente.

Dejo al Omega en su lugar y salió a pasos rápidos, con prisa en busca de su progenitora rogando por que nada le sucediera o que el escándalo fuera de algún vecino, pero entre más se acerco los gritos se escucharon más claros y exigentes, sabiendo el motivo de la disputa.

 El aroma en el aire se respiraba pesado, asfixiante lleno de furia que si no fuera alfa estaría de rodillas buscando donde esconderse. No uno, varios aromas estaban mezclados en aire, demasiado picosos y llenos de rabia que cada paso dado era una extraña mezcla entre miedo, ansiedad y temor por lo que pudiera pasarle ahora que todo se estaba complicando.

— ¡Se que está aquí! ¡Devuelvan lo! — entendió a la primera la razón del escándalo.

Apenas dio un paso en la pequeña sala del departamento identifico a tres alfas; los tres en trajes, dos de ellos podrían tener entre sus cincuenta años y el otro no más de treinta, con aura de peligro y soberbia.

— ¡Tú!— apunto el hombre más grande edad de los presentes y que recordaba como el padre de Taehyung a penas lo vio llegar— ¡Devuélveme a mi hijo! — lo miro acercarse rápidamente a él pero no sé movió, la rabia se apoderó de su cuerpo al saber que ese hombre estaba mal de sus cabales y había obligado a su hijo a casarse con un vegestorio.

— ¿Devolverlo a usted que piensa entregarlo a un viejo con hijos? — bramó enojado y con furia recibiendo la mirada de todos los presentes. Su madre incluída se había colocado a su lado para mostrarle apoyo. Ni siquiera era asunto suyo pero le parecía una arbitrariedad lo que estaban haciendo con el Omega que tampoco conocía mucho.

— ¿Y tú quien eres para cuestionar mis decisiones? Ya has deshonrado a la familia lo suficiente al acostarte con él y luego al botarlo ¿Qué más quieres? — grito el otro hombre, quizás de igual edad que el padre de Taehyung, tratando de intimidarlo pero no sé almendro en nada, no ahora. Debía demostrar que era fuerte y que nadie le gritaba en su propia casa.

— ¿¡Deshonrar a su familia?! ¿De que habla? — interrogó no comprendiendo porque le echaba en cara algo que desconocía.

— No soy un idiota para no saber que te acostaste con él ese noche en qué te quedaste en mi casa, no creo ese cuento de ir hacer un trabajo. El estúpido de Taehyung te abrió las piernas solo..

Confusión de vida -Yoontae-Where stories live. Discover now