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Eunbi no esperaba que se cavara un hoyo profundo que fuera más allá de las capas de la tierra solo por un error, un error de cálculo. Ahora las consecuencias de sus acciones se encontraron con una furia abrasadora que excedió la superficie caliente del núcleo. La parte irónica de todo esto fue el hecho de que lo que la despertó a la realidad fue una pesadilla en nombre de Jackson Wang. Hace diez meses, el hombre la colmó de promesas empalagosas de una vida felíz y cómoda y un matrimonio de amor genuino. La vida era más fácil en ese entonces; ella era la dueña de cada centímetro de su corazón y eran verdaderos amantes a pesar de la marcada diferencia en su estatus social.

Eran ellos contra el mundo, ellos contra el universo y toda su inmensidad.

Entonces, ¿por qué ha cambiado de opinión ahora? ¿Cómo es que la mujer con la que odiaba estar casado ahora estaba tomando el lugar de Eunbi como la legítima receptora de su corazón? Seguramente, su culpa en ésta situación fue su incapacidad de aceptar sus palabras cuando decidió dejarla por primera vez. O cuando admitió que siempre había sido Nari todo éste tiempo. El orgullo de Eunbi era su hamartia y la convirtió en una antagonista en una historia en la que estaba destinada a ser la protagonista.

Esto no era que ella justificara los horrores reales de sus acciones, pero el que Eunbi voluntariamente puso en peligro a una mujer embarazada era una persona impulsada por la ira, los celos y el despecho. Su amargura impregnaba sus venas, fluía a través de su sangre y encendía su mente irritada. Quería infligir dolor a las personas que traicionaron su corazón, pero a cambio, terminó teniendo las repercusiones mordiéndola.

Si hubiera optado por no darle ese maldito té, se hubiera quedado en su lugar y se hubiera convertido en la mejor persona, tal vez no habría tenido el sabor del karma salpicándole la cara como hielo, agua fría. Tal vez hubiera conservado su trabajo con un salario decente y hubiera vivido una vida tranquila, excepto que tendría que aguantar y ser torturada por el rostro alegre de su ex amante que anticipaba descaradamente la llegada de su primer hijo con su esposa, sin mencionar que él expresando previamente disgusto ante la idea de tenerla a Eunbi.

Dijeron que las cosas cambiarían, pero, ¿cómo es que ella siempre estaba en el lado desafortunado?

Ser escoltada fuera del edificio en la que ha trabajado durante dos años no fue la parte humillante, fue el darse cuenta de que ya no quedaba una pizca de afecto de Jackson que ella esperaba que todavía tuviera.

Pero míralo de ésta manera; Inna fue el gas que avivó el fuego de Eunbi. Sí, eso es correcto. La noche en que la revelación sobre el embarazo de Nari infestó a los medios de comunicación, Eunbi estaba de regreso en su habitación destrozando sus cosas y gritando sus frustraciones ensordecedoras al mundo. Esa misma noche, no tuvo más remedio que llamar a la mujer a la que admiraba y pedirle consejos.

—Esa mujer... Tendrá a su hijo...—sollozó Eunbi a través del teléfono en ese momento—. Yo pensé que era infértil. ¿Por qué? ¡No puede tener una familia con Jackson! Inna... ¿Qué hago? ¡No quiero que ella lo tenga para siempre!

Recibió un audible suspiro de exasperación desde la otra línea.

—¡Ese maldito bebé me está causando estrés! Mi esposo también está felíz por eso.

—¿Qué hacemos?

Desesperada era como Eunbi se veía a sí misma.

—Quiero a Jackson devuelta... Lo quiero... ¡No puedo perderlo así!

—¡Contrólate!—la mujer siseó—. Dios. Haz algo al respecto si estás tan molesta. No tengo ninguna duda de que pronto presumirá en su oficina.

Eunbi se secó la mejilla manchada de lágrimas.

MARRIAGE STORYWhere stories live. Discover now