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Tres horas después de la salida del sol, Nari se encontraba medio despierta a cuatro patas con el costado de la cabeza apoyada en la almohada y las manos agarrando las sábanas. Sus uñas arañaron la tela mientras cada embestida por detrás la obligaba a emitir gemidos eróticos. No había visto ésta posición, cuando Jackson se despertó con su erección de la mañana y de intentar ésta posición, la forma en que declinó la oferta de Nari para hacerle el desayuno, en su lugar, Jackson le ordenó permanecer en la cama mientas terminaba en su cuerpo. Una semana después del viaje de luna de miel, Nari pensó que su esposo no iba a iniciar nada íntimo de nuevo pero su razón ésta mañana fue porque aún ella seguía siendo fértil y tenía que estar cien por ciento seguro de que iba a dejarla embarazada. Jackson estaba obsesionado con la idea de tener un bebé, pero no estaba tan enamorado de la idea de tener a Nari como la madre de su hijo.

Tener sexo todavía era físicamente doloroso para ella, sin embargo, cuanto más penetraba Jackson su eje a través de sus paredes, Nari más se acostumbraba a la sensación de estar llena y permitía que el dolor se fundiera en un dulce placer. Podía sentir cada parte de la longitud de su esposo, cada embestida la enviaba por el borde mientras sus rodillas comenzaban a temblar y su respiración se volvía contenida. Los ruidos sofocantes dominaron la habitación justo cuando Jackson se agarró a las caderas de Nari para arar su miembro hinchado entre los pliegues.

—Estás muy apretada.—gruñó Jackson en voz baja, embistiendo a un ritmo desesperado.

—M-Me estoy mareando.—maulló ella, teniendo a su esposo enterrado en lo más prundo de su caverna.

En la parte inferior de su abdomen, por un lado, había una onda de éxtasis que enviaba oleadas de gratificación sensual por todo su cuerpo cada vez que la punta lograba golpear una determinada región de su interior. ¿Era éste el punto g? Apenas podía pensar con claridad mientras Jackson embestia las caderas a un ritmo más fuerte, extendiéndose hacia adelante para ahuecar los pechos de su esposa y amasárlos con su mano mientras el trasero de ella golpeaba su pelvis en una posición sexual muy obsena.

Nari podía ver su reflejo en el espejo al lado de la cama mientras el hombre que la llamaba su esposa la follaba, viendo cómo los labios de Jackson se abrían de la misma manera que estiraba las mejillas de Nari para ver cómo entraba y salía de su interior.

Esto fue mejor que la primera noche a pesar de que todavía estaba bastante desconectada con el tema de la intimidad del amor verdadero. En términos simples, estaban teniendo sexo con un propósito y no porque quisieran expresar sus emociones a través de una conexión física. Esa era la configuración establecida que Jackson quería que Nari absorbiera en su cabeza.

—¡Ah, ah!—gritó, levantando su trasero más alto mientras se apretaba alrededor de él, completamente inconsciente con su repentina oleada de orgasmo. Tuvo que gritar mientras todo su torso temblaba mientras Jackson estaba en medio de acelerar su paso a una velocidad despiadada.

Sus gruñidos se volvieron estridentes y sus uñas se clavaron profundamente en la cintura de Nari cuando finalmente sintió un nudo sobre su entrepierna, y luego sacudió sus caderas por última vez para liberar su carga cálida directamente en el interior de su esposa. Después de descansar por otro minuto dentro de Nari, su cerebro tuvo un cortocircuito debido al coito rápido pero satisfactorio.

No había "amor" en su definición de tener un bebé. No era más que un acto sexual obligatorio. Quizás, sería un caso diferente si hubiera sido Eunbi y no Nari, pero eligió ahorrarse los detalles sobre su vida sexual.

—Son las nueve de la mañana, amor.—Nari estaba inerte en la cama, jadeando mientras él se retiraba y se movía hacia la mesa de noche—. Llegarás tarde al trabajo.

MARRIAGE STORYWhere stories live. Discover now