MARRIAGE STORY

12.

Durante las siguientes veinticuatro horas, ella nunca durmió lo suficiente. Toda la familia Wang estaba muy desamparada luego de la muerte de su ser querido, cuya muerte inesperada causó complicaciones en su hogar. El mismo Jackson no pudo dormir a pesar de que Nari terminó regresando al Penthouse para hacerle compañía en su momento más solitario. La muerte de Nana hizo que su mente corriera en una cinta sin fin, agotándolo durante toda la noche hasta que estuvo mental, emocional y físicamente agotado. Anoche, lo escuchó llorar en silencio mientras se obligaba a dormir, y su corazón se rompió por cómo trató de disculparse por no ser un "hombre de verdad" después de permitirse ser incluso más vulnerable que ella.

¿Por qué tendría que disculparse? El dolor, independientemente del género, lo hacía humano, por lo que no tenía que sentir pena por mostrar su lado más débil. No era un robot ni tampoco un ser sin emociones. Él podía experimentar todo tipo de dolor que una persona pudiera sufrir y Nari sabía por experiencia que perder a un miembro de la familia podía hacer que alguien se sintiera vacío por dentro. Podía entender que Jackson estaba recibiendo la magnitud de la muerte de Nana mucho más pesada que el resto de su familia porque le estaban echando la culpa por ser la causa de su ataque al corazón.

Pero esencialmente, todo esto se reduce a Nari. Si no hubiera anunciado egoístamente el divorcio esa noche, nada de esto habría sucedido y podría haber salvado a Nana de una muerte inminente. Ésta era la razón por la que ella también lloraba. Seguía pensando en lo diferentes que habrían resultado las cosas si simplemente se hubiera comunicado con su esposo antes de decidir el divorcio por su cuenta. Quizás, incluso si aún quisiera separarse de él, podría haberlo hecho con una buena nota.

Todo éste trágico resultado fue simplemente para mostrarle que nunca podría tener la ventaja. Su matrimonio estuvo condenado al fracaso desde el principio y fue inevitable en su mayor parte, a menos que prefiera sacrificar el efecto que tendría en sus familias, tal como le sucedió a Nana, la misma mujer a la que su esposo trataba como su segunda madre.

Jackson necesitaba personas en su vida y la máxima prioridad de Nari en éste momento era permanecer a su lado junto con su suegra, cuya repentina presencia se sumaba al consuelo que su hijo ansiaba desesperadamente. De regreso al hospital, el cuidador de Nana reveló que su muerte no parecía deberse a un infarto porque sus ojos estaban inyectados en sangre y su boca estaba entreabierta cuando vió por primera vez a la anciana en su cama, es decir, hasta que Inna le ordenó a los empleados cerrarle los párpados a Nana y forzar su mandíbula hacia adentro. Duro, pero esto llevó a especulaciones de que la madrastra de Jackson. ¿Era ella la que le había dicho algo a Nana que resultó en su "ataque al corazón"? ¿O podría haber hecho algo más para quitarse la vida empapándose sus propias manos?

Su esposo ya estaba demasiado abrumado por su fuerte lluvia de emociones que ya no tenía la energía para hacer un alboroto al respecto. Tenía sospechas sobre Inna al igual que Nari y su madre después de escuchar la narrativa del cuidador, pero Jackson había optado por permanecer reticente hasta que saliera el informe de la autopsia clínica.

¿El resultado? Fue un infarto de miocardio, exactamente como decía su madrastra.

—¿No crees que podríamos haber pedido una segunda opinión antes de que procedieran con la cremación?—le preguntó, arreglando la corbata de su marido mientras miraba al frente. Directo al lugar donde se exhibía un gran retrato de Nana detrás de su urna funeraria, adornado con flores blancas y velas que formaban parte de su memorial.

Los ojos de Jackson estaban vacíos. Aunque estaban cubiertos de rocío por las lágrimas, también había obtenido círculos oscuros bajo sus ojos hundidos que se volvían más visibles a medida que pasaba otra hora. Podía sentirlo instintivamente apoyándose en su mano cuando le limpiaba la mejilla sonrosada y respiró hondo antes de finalmente apartar la mirada del retrato de Nana.