18 | El plan

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Pensar en el momento en el que mi tío me violó por primera vez siempre dolía. Tenía muy presente los pinchazos de los muelles del colchón en las piernas, el dolor del desgarro anal y el sabor salado de mi silencioso llanto ante las embestida de aquel salvaje que se autoproclamaba a sí mismo "mi amoroso salvador". No sabía exactamente cuándo había ocurrido pero sí que había sido una tarde en la que mi madre había ido al supermercado y que me había costado horrores sonreír después. También sabía que a partir de entonces había empezado a sufrir cuadros de ansiedad severa y a tener intensas pesadillas por las noches. Y ahora, años después, mientras vagaba por los pasillos con los ojos puestos en el atardecer, me aterraba imaginar que aquellos pobres niños desaparecidos seguramente habrían pasado por la misma atrocidad que yo antes de morir. ¿Era por eso que el pueblo había sido castigado con la maldición? Joder. La vidente me había revuelto demasiado.

Me detuve frente a la puerta de la que había sido la habitación de Jimin. La estancia seguía vacía, exactamente igual que la última vez que había entrado, sin sábanas y con la mesa completamente limpia. Me dejé caer en el colchón y dejé que mis dedos se deslizaran por la lona vieja de la funda, llena de minúsculas pelotitas.

—La señora tiene razón. —La gelatinosa forma de Yoongito se hizo visible a mi lado—. Tienes que hacerle justicia a los niños y a Jimin.

—Lo sé. —A estas alturas, ni me planteaba ignorarle. Había descubierto que era la parte más lógica de mi cerebro—. Sé que debo pero me siento mal, sin fuerzas. Me va a costar centrarme.

—Eso es porque no duermes. —Su cara regordeta me miró con seriedad—. Duerme.

—¿Qué duerma? —La recomendación me dejó alucinado—. Menudo consejo de mierda.

—¡Pero si es un consejo excelente! —Esbozó una sonrisa—. Aaaaaaah.... —Vaya; ya empezaba con las exclamaciones de turno—. Si duermes recuperas la alegría. ¡Ah, qué genial! Luego le dices a Jung Kook que te ayude. ¡Aaaah! ¡Genial, genial!

—Sí. —Fruncí el ceño—. Maravilloso.

El eco de unas risas me hicieron levantarme y asomarme fuera. Jung Kook y Hye Ri acababan de subir de cenar y se encontraban ante la puerta de ella, bromeando cariñosamente como un par de novios en toda regla, y verles así me zambulló en la melancolía. Yo también me había comportado de forma parecida en ese pasillo.

—Dile que seguirás con la investigación. —La alucinación me siseó en el oído—. Tienes un plan.

Sí, algo así creía tener pero...

—Cuéntaselo —insistió—. Se va a poner muy contento.

—No, ahora no. —Observé cómo la besaba y tiraba de ella hacia el interior del dormitorio, sin dejar de reír—. El tiempo en Igsaui Hosu es valioso y debe de aprovecharlo.

Como de costumbre, no dormí en toda la noche y, a eso de las seis, inicié mi recorrido habitual. Salí a la senda y volví. Abrí todas ventanas. A las diez llamé a Jung Kook y le pedí que, cuando pudiera, localizara a Tae Hyung y nos reuniéramos en el comedor. A las diez y media el señor Kim me echó la charla tras comprobar que el viento había llenado el pasillo de hojas y a las once, aún molesto, accedió a darme libreta y bolígrafo. Eran las doce cuando Hye Ri y los demás bajaron y empecé a ordenar las ideas.

"Dos elementos diferentes se superponen, como una cebolla", escribí.

Recordé a Jimin, a mi lado mientras regresábamos al hotel tras lo de los zapatos, y las putas lágrimas se me saltaron otra vez. Desde luego, lo llevaba fatal. No, fatal no. Peor que fatal pero tenía que convivir con el dolor y adaptarme. Tenía que hacerlo por él.

IGSAUI HOSU 《YoonMin》 [#PGP2024]Where stories live. Discover now