8 | El crimen de Igsaui Hosu

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La sucesión de acontecimientos fue una locura. Hye Ri corrió como una exhalación y empezó a bombardearles a preguntas mientras Hoseok se esforzaba por tranquilizarla y yo intentaba localizar el dichoso archivo municipal.

Maldición; no lo veía por ninguna parte y, por desgracia, tampoco tuve opción de explorar. El tipo de la escalera, Kim Seok Jin, que resultó ser el hijo del alcade de esa aldea mal avenida, se percató en seguida de que no éramos simples turistas y nos invitó a su casa, según él, para conversar en un ambiente más acogedor. Y lo era. Vaya si lo era.

La casucha del exterior, con las paredes desconchadas y pinta de estar a punto de derrumbarse, no tenía nada que ver con el interior. No era grande pero estaba cuidada y la decoración, con jarrones y cajas de madera que recordaban épocas antiguas, era impresionante. El sofá se sentía cómodo, con unos cojines mullidos sobre los que daba gusto recostarse, y en la mesa de centro, que brillaba como un espejo, se colocó una bandeja de frutas y un juego de té en torno a la cual todos se sentaron. Todos salvo yo que, como tenía por costumbre mantener la distancia social cuando Nam Joon no estaba, preferí quedarme en el sofá y dar cuenta del melocotón de Jimin que, efectivamente, estaba delicioso.

"No pude evitar coger uno para ti". Sus palabras me vinieron a la mente. "¡Fighting, Yoon Gi! ¡Ánimo, tu puedes! ¡Hip, hip!"

Me sonreí al recordarle agitando los brazos, a saltos con si fuera mi fan.

"Nam Joon me dijo te habías ido a dormir así que me tocó aguantarme y extrañarte".

Aún no lo procesaba.

Extrañarme, había dicho.

Extrañarme.

A ese chico le faltaba una tuerca. Aunque empezaba a darme cuenta de que quizás a mí me faltaran más. Pensar en él me agradaba. ¿Por qué me agradaba? No era normal y encima me impedía concentrarme en lo que me tenía que concentrar. ¡Bah!

—Sí, le he visto un par de veces. —Tae Hyung revisó la foto de Jung Kook—. La primera vino a mi oficina con ese de ahí. —Señaló a Hoseok y éste, que no había parado de retorcerse las manos desde que habíamos entrado, se encogió como una tortuga—. La segunda lo hizo solo. Me preguntó si podía darle un mapa de la zona del bosque que rodea el lago.

—¿Qué aspecto tenía? —Sacudí la cabeza, con la intención de deshacerme de los pensamientos en torno a Jimin—. ¿Se lo diste?

—Parecía cansado, como si no hubiera dormido —respondió—. Llevaba una camiseta de béisbol y unas deportivas rojas y no, no le di el mapa. Quería perderse por ahí, según a explorar la naturaleza, pero el lugar es peligroso de modo que no me pareció adecuado que lo hiciera.

Ajá.

"Primero se coló en el archivo y después volvió al hotel y le dijo a Hoseok lo de los cadáveres". Anoté en el móvil. "Al día siguiente discutió con su novia y lo tomó como excusa para ir a la oficina de turismo solo. Quería un mapa, entiendo que para buscar lo que fuera que hubiera leído".

Me quedé extasiado, observando el punto negro que acababa de poner. Seguía sin entenderlo pero cada vez estaba más seguro de haber hablado con él. Incluso la descripción de las zapatillas coincidía.

—Me gustaría preguntar por el crimen pasional del que antes estábais hablando. —Hye Ri, ya más calmada, tomó la palabra—. Alguien mencionó lo del suicidio de Ahn Ra y me interesaría profundizar en su historia.

A Seok Jin se le iluminó el rostro. Obvio. Estaba planeando lo del reality. Debía de estar encantado de que alguien mostrara interés.

—¡Por supuesto! ¡Yo te lo cuento! —Se bebió el té de un trago antes de cruzar las piernas como un buda. —Allá por los años setenta habitaba en la zona una familia muy influyente. —Puso tono de locutor—. Hicieron mucho dinero porque supieron cómo sacar partido al paisaje natural y convirtieron el lago en un enclave turístico muy importante.

IGSAUI HOSU 《YoonMin》 [#PGP2024]Where stories live. Discover now