7 | Sueño vívido

211 48 52
                                    


Parpadeé, confuso.

Diablos; ¿otra vez? Avancé por la ruta musgosa. Era de locos. Ahí estaba de nuevo, en el camino que bordeaba el lago, bajo un cielo oscuro que alertaba de la proximidad de la noche, solo y sin tener registro alguno de haber salido del hotel.

Atravesé un desnivel. El agua me acarició las zapatillas. A ver, después del "desayuno fantástico" había empezado a llover, Hye Ri se había marchado y Nam Joon se había perdido por los pasillos hablando por teléfono. Y yo... ¿Qué había hecho yo?

Me detuve y respiré profundo. Vale, ya lo recordaba: había ido en busca de los inquilinos que habían testificado lo del suicidio de Jung Kook pero no los había encontrado y al final había terminado preguntándole al dueño del hotel.

—Ay, jovencito, muy tarde se te ocurre entrevistarles. —El anciano había dejado sobre el mostrador el reloj de pared que había empezado a desmontar y me había señalado con el minúsculo destornillador—. Se les acabaron las vacaciones. Se fueron ayer.

La noticia, claro, me había hecho sentir fatal conmigo mismo. Había aceptado que me pagaran la operación y, por andar persiguiendo ratas y alucinaciones, no había hecho mi maldito trabajo. Entrevistar a esos tipos tendría que haber sido la prioridad.

—¿Y usted no sabe nada? —Había tratado de indagar, a la desesperada—. Siempre está aquí.

—¡Oh, no, no, no! No te confundas, yo solo cuido mi negocio. Entrego llaves, ropa y propongo actividades pero nunca me implico en los asuntos de los huéspedes. Dios me libre.

Recordaba haber tenido que coger aire para reprimir la risotada. Sí, sí. No tenía pinta de pegar la oreja ni nada.

—Y, por cierto, ya que estamos hablando, me gustaría enseñarte lo que tengo. —En ese momento había metido las manos en el cajón y yo había puesto los ojos en blanco; ah, vaya suerte—. Mira. —Depositó un folleto sobre el mostrador—. Un tres por uno en paseo en barca: paga uno y disfruta tres días.

Abrí los ojos, incrédulo.

—También te puedo ofrecer la ruta de senderismo por las cuevas de la zona que organiza mi hijo en la oficina de turismo rural. —Mostró otro papel, en donde un chico de cara espléndida, cabello castaño y sonrisa abierta e inmensa, posaba en ropa de montaña bajo un paisaje rocoso que mostraba la magnitud del lago, que no era poca, desde lo alto de un cerro—. Tae Hyung es el mejor guía turístico que ha dado esta nación.

Me faltó tiempo para negar con la cabeza. No lo dudaba pero, ¿cuevas? No estaba yo para cuevas.

—¿Quizás un tour por la casas emblemáticas del pueblo y sus historias?

—No, gracias.

—¿Una degustación gastronómica?

—Es usted muy amable pero estoy aquí para trabajar.

—¿Seguro? —Los ojos le centellearon—. Mira que luego te vas a arrepentir.

—En tal caso le buscaré y le rogaré de rodillas que me haga una oferta.

Tras aquella especie de acoso y derribo, me había retirado a la habitación. Quería quitarme de en medio, no fuera a terminar comprándole algún bono, y, de paso, hacer algo productivo, como, por ejemplo, ojear el cuaderno de Jimin aunque fuera a oscuras.

Por cierto, ¿dónde se había metido? Para tener tantas ganas de ser el chicle en mi suela, se había largado sin decir nada. Y luego el desagradable era yo.

"Intenta mantener la calma" me había dicho. "Entiendo que es difícil así que, si no puedes, te ayudaré".

Levanté la solapa roja y repasé la tinta azul de las líneas absolutamente perfectas, en busca de una pista sobre Jung Kook que no encontré.

IGSAUI HOSU 《YoonMin》 [#PGP2024]Where stories live. Discover now