Bailando entre deseos y palabras

466 65 11
                                    


"Estoy listo para adorarte"



Vegas estaba hirviendo, sentía como las yemas de los dedos de las manos se le llenaban de sangre, el corazón tenía un consistente pulso fuera de lo normal, sus labios estaban secos y el tic en su ojo izquierdo no paraba de incomodarlo igual o más que el sudor corriendole por todo el cuerpo. Vagas podía contar cuántas gotitas del líquido salado le corrían por las costillas y el abdomen.

El doctor tenía el clima del carro a una temperatura baja; ahí adentro estaba helando y Vegas lo sabía porque las manos aferradas al volante del doctor cada vez estaban más de un color azulado, pero el doctor estaba más concentrado en no liberar feromonas que llamarán a gritos desesperado al alfa que tenía a lado suyo tan cerca gritándole en la cara que estaba listo para tomarlo.

Vegas estaba consciente de lo mucho que quería tocar el muslo bien ejercitado del doctor ese que se apretaba bajo la tela de su pantalón. Estaba tan concentrado en el doctor y lo bien que este olía que no se percató de lo incómodo que estaba Macao haya atrás por su olor, no, de hecho no estaba nada interesado en su hermano hasta que esté lo golpeó fuerte en el pecho en un reclamo silencioso de que dejara de soltar todas sus feromonas.

Y es que Vegas sabía que Macao como un próximo alfa y bajo su naturaleza aborrecía los olores de otros alfa en celo.
El gruñido de Vegas como reclamo ante el golpe que soltó Macao, altero a Pete de manera abrumante sin previo aviso y es que la guerra de poderes ante los hermanos estaba sometiendo a Pete de una manera deliciosa sintiendo como empezaba a lubricar. Todo su autocontrol de esos veinte minutos se había ido a la mierda con el simple gruñido del alfa molesto. Pete quería bajarse con urgencia antes de que fuera peor.

-Les molesta si bajo a comprar algo para tomar-

Pete había hablado rompiendo la tensión que estaba dentro del automóvil y sin esperar respuesta se estacionó en una tienda de conveniencia. Necesitaba aire fresco rápido ni siquiera apagó su nuevo auto, ya que el antiguo fue una perdida total por el accidente.

El aire le pegó en la cara sintiendo lo refrescante que era tomó una bocanada del mismo llenando sus pulmones de oxígeno y después de trastabillar en busca de una recuperación milagrosa se dirigió a la tienda, necesitaba agua con urgencia, ya que sus labios estaban comenzando a resecarse y su garganta a picar por el olor exquisito de ese alfa.

La fantasía de Pete en montar un alfa en el asiento trasero del auto estaba tan cerca y tan posible que lo estaba saboreando, pero sabía que no podía, no con el hermano de su paciente y con su paciente en el asiento trasero, pero es que Pete ya podía sentir las manos frías en sus nalgas y cintura, mientras sus piernas rozaban el cuero de su nuevo auto ¡por la mismísima Luna!.

Pete pedía a gritos detener sus fantasias en ese momento sí es que no quería terminar completamente lubricado.No sabe cómo logro entrar a la tienda y llegar al área de refrescos, pero de pronto estaba recargado en el vidrio del frío contenedor que tenía un sin fin de refrescos con diferentes sabores, colores y unos hasta con alcohol, pero aunque hacía todo lo posible por centrar su atención en las bebidas no podía dejar de imaginar las manos del alfa sosteniendo su cintura mientras Pete lo montaba a un ritmo rico, brusco y rápido.

-Disculpe, señor, se siente bien, huele horrible y está rojo de la cara-

La niña que estaba enfrente de el con un jugo de naranja hizo que Pete volviera en sí mismo.

-Lo siento, pasa-

Pete se quitó del camino de la ñiña pequeña sin explicarle que tenía un alfa en celo encerrado en su automóvil y que posiblemente era su predestinado. Pete ya no encontraba gracioso o placentera esta situación y es que en qué demonios estaba pensando al ofrecer sus servicios de chófer en un camino de casi una hora.

Hasta La Raíz/ VegasPeteजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें